Recamando al siervo del subconsciente
Recamando al siervo del subconsciente
ladrado del murciélago eclesiástico,
regularmente sociohablando
por las avizoradas horas teocráticas,
deliradas en la agridulce
cicuta de la pulpa machohembra trasechada.
Escamosamente filosófico se descuelga
el sollozo tridimensional,
langostino glandular
que tiende el pez auscultar
la acuosidad de los sentidos.
Lo catatónico endereza el silbido
neófito del esternón
desollando la costilla trascendental,
pataletas del terror amaestrado.
Ivette Mendoza Fajardo