Las sílfides gritonas revientan en la noche
la espuma del sepulcro intransigente.
El delirio del reloj escapa tras el azogue
voluntarioso.
La silueta incorruptible agranda el golpe
deleitoso de los números predicadores.
Espectáculos de crepúsculos conquistan
entre filosofías abarcadoras.
Mañas mojadas quiebran la cordura veloz
en guantazo quieto como caleta
preñada en el vacío.
Ivette Mendoza Fajardo