Entre dos transistores asustados y sin tregua
Entre dos transistores asustados y sin tregua, va la
intensidad esperanzada del tiempo que con ferocidad
mueve
la lámpara incandescente de los muertos
que no descansan en el eje del infinito,
que asustan y cargan al generador y al electrodo
de emociones; que nos llevan al cataclismo
de su alegría antisocial ; que engendran y nacen
en los efectos fotoeléctricos del instinto oscuro.
Entre los diodos de la suposición por donde
sobrepasa cualquier cordura o entorpecimiento,
el digital espíritu desenvainando sus nervios queda,
para adorar materia bajo el potencial eléctrico del
alba,
para buscar en su destino la individualidad dinámica
de la realidad.
Exploraciones en la psicosis del atardecer.
Derivaciones despavoridas del espacio libre
que nos anima y responde despierto; y
su capacitancia preguntante del dolor agitado de la
carne
maniobran las mandíbulas polarizadas que sienten sed de
poder en el amplificador giratorio de los halagos.
Ivette Mendoza Fajardo