Un relincho de enjambre fulguroso
Un
relincho de enjambre fulguroso.
Golosa, serpenteada
era la madrugada.
Yo
miré la máscara del rocío
arquear
su espacio oscuro
como
el espíritu del gran Poseidón
desbordante de hervores
bajo
el alarido de todas
las
cosas.
¡Qué
ilustrada grandeza!
El
sol exhuma su derrota más
todo
lo disimula con un grata
sonrisa
mascullada que contagia
nuestros
corazones.
Ivette Mendoza Fajardo