Fustigado espectro que vive bajo las letras de mi nombre
Fustigado
espectro que vive bajo las letras de mi nombre,
mundo
que convertí bajo tus secretos amordazados de placeres,
estampa
casual que excluye una estancia fortalecida en un
plano
cartesiano a babor. Desigualdad desolada que
comparte
su luz solar en la angosta palabra del sueño.
Croquis
impío en la ascendencia de una manzana de fuego
que
bulle toreando el muñón casual de las guerras, quebrando
cuadritos,
girando en una nirvana profunda de frutos eróticos,
de
garras caníbales, con máculas benignas como el dorso
desconfiado
de tu boca lamentándose en la llovizna gris de mi
suerte.
Mancilla
el ancla severa, intrincada se descompone en la
diosa
del enigma como una maquinaria nerviosa sacude
tu
esperanza robada, lagrimea en constelaciones de espejos,
agazapada
ante la naturaleza de un pizarrón, se erra de luces,
encuentra
la muerte a través de una mirada conmoviendo
a los
seres sin alma y sin cuerpo.
Mendigos
de la angustia, oscila Cleopatra en la falla de tu
memoria,
clavada en un grito deja la huella de su existencia;
su
sabiduría era el quejido de un muñeco de trapo ahorcado
en su
sombra despestañada.
Ivette Mendoza Fajardo