Errante vestidura y los jirones morriñosos estelares
Errante vestidura y los jirones morriñosos estelares
que al pasar por la quinta dimensión se yergan
hondamente.
El sonido de la espiga se arranca con los puños del silencio
y en su aridez inicial disuelve su presentimiento
impuro.
Las vellosidades de las mentes sombrías
preparan finamente sus cabelleras azogadas
destellantes.
Declamaciones del sexo orgulloso incineran
descarnados labios y en el eterno paralelo del niño
astral
rizan los quejidos desafinados de ahínco.
Desolación aterrante es la noche que al flanquear
aparece
a la hora que el ánimo cósmico es todo un hábito, tan
indiferente.
Silueta de voz tenue en medio del estallido apócrifo.
Desolación aterrante calcinada entre delfines
donde concede su guardia al limbo adiposo
inhábil de tejer una luna narcisista a sus pies.
Ivette Mendoza Fajardo