Te envuelvo en mis espuelas
Te
envuelvo en mis espuelas
en el
autismo de mis inviernos,
me vigila de este modo hasta en latitudes.
Mi
existencia me lo dice.
Mi
casta me sirve como un signo unido:
donde
trepa como araña en el sueño.
Y hoy
estoy como desfallecida
de
tantas telarañas que me asombran.
Y la
luz de amor perpetuo me persigue
hasta
aceptar tus fatigosos pasos.
Planté
y tejí vocales en tu nombre
y
llegué a tu alma por vencida.
¡Ay
soledad lo que nos ha dejado! ,
la
comprensión de estar juntos, porque yo
me
sostenía en tu redil, me apoyaba
en
tus costados como un paño de lágrimas
solitarias
y no sabía más.
Ivette Mendoza Fajardo