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lunes, 19 de mayo de 2025

Donde reposa el letargo

Permíteme ser sombra, reposar en tus brazos:
ávida de reposo, tensada por la fatiga.
Existencia quieta que se escurre dócil por mis contornos,
donde mi llanto abierto carece de alivio,
vena quebrada que anuda con sangre el ocaso de tu melena.
Seré sombra silente, sin abreviatura,
vacío bastión que carcome la médula,
como soledad de alas en hilos de fervor.
Permanezco porque me consumo en la niebla,
porque ansío persistir, porque imploro cesar
y grabar con sal un mundo más vasto y efímero.
Permíteme ser penumbra que brota sobre tu boca:
lenta y en el nudo del sigilo,
desde tu torso abierto y tus pupilas oscuras,
ante el espejismo de ser la sucesora,
que desde mi sombra acecha.
Permíteme ser tú, tu esencia, que sin furia se expande,
corriente con temblor de borrasca que se precipita.
Estación que desfallece o delira, en mi costado en llamas,
que a escondidas devora mi pecho al amanecer.
Labios-jade, suaves, amargos y dolidos,
néctar en calma vertido sobre mi oleaje.
Que tus labios sean filo enrojecido,
boca que no indaga, que muerde mi fortuna.
Ivette Mendoza Fajardo