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miércoles, 15 de julio de 2020

Espontaneidad de ruinas naciendo en la trama de su vana gloria


Espontaneidad de ruinas naciendo en la trama de su vana gloria
La bocina ingrata delate su imantación milagrosa
Vegetando que decir su serpiente voladora
Bote en que vine al entrar al mundo
Bote que remé reptando en arañas facinerosas
Con manchas de perro perplejo y filosofía leprosa
Rompí sus entrañas como en lanzamiento de jabalina.
Con tenacidad de piernas salí de su órbita y con placeres de pecado
Sueños que se esfumaron en su claro veneno redentor
Manoseo mecánico de la hiena traicionando la ceguera de mi encanto
Pantomima de las vísceras a la que una vez tuvo torbellino virtual
Buscaba la empatía del hígado y la amnistía de la bilis
Eran las horas solitarias donde el conejo alababa mi mirada azul
Como cuando hoy yo tenía la mente en blanco y me puse a pensar
Que era mejor vivir dentro de una corta cinta cinematográfica
Que rendirle pleitesía de largometraje a una sanguijuela
Ivette Mendoza

martes, 14 de julio de 2020

Cae la noche al centro mismo imaginado


Cae la noche al centro mismo imaginado
En el nombre grave de la piedra y su lógica
Fallecía premiosa por la boca negra del silencio
Y en su delirio eternizó tres puntos suspensivos
Trémula sangra, en buques manchados de caprichos
Sobre la bahía que hace andar la mecánica del fuego
Mástil se salva en las cifras del último recodo como
Tu garganta andaluz, donde nada jamás se reflejó
Encontró refugio en cruz cuando se apagó la última luz
Donde golpeaba la tormenta bajo tu torva mirada acicalada
Cada mañana cada hora reflejaba el mundo en arcoíris
No sé si llegará, pero si llega no supiste expresar
Donde cuelgan las razones de repasar mis años pasados
En un bolsillo lleno, en una tempestad, en una marraqueta
Mordiendo yo a montones y escalando las rizadas nubes
Que habían tocado a mi puerta y tras de ella la leña perfumada
De su danza macabra hablando de la muerte y de la soledad inevitable
Ante el soplo audaz que surge tallando un cuerpo incierto
Si a veces quedo incierta es porque la noche no ha cesado
Ivette Mendoza


Pelícano en cubeta por caparazón surca los espacios


Pelícano en cubeta por caparazón surca los espacios en
Laguna estática de ansias maduras y erráticas
Circundaba preñada y estremecida en vasto suelo
De alcanfor
Era nuestro amor su intimidad desnuda
Su energía y su fuego de la sombra asombrada
Pariendo juramentos en objetos fallidos
Flecos iracundos compran universos de ficción
Como en sabores mentolados de elocución
Para entregarnos a interpretar la ronda de un grillo
Cuando en tu corazón y el mío
Había un presentimiento puro aroma de begonias
Entramos por las corolas desdoblándose al sentir
Nos escurrimos por los poros de diamante y surgir
Formando la partícula yerba trasnochada
Pero nunca perdiendo su ternura clarividente albada
El pelícano se volvía poco a poco
Un esqueleto riente lleno de frutos dorados
Queriendo atravesar alado la laguna luz para no codiciar
Perfume ajeno
Ivette Mendoza


lunes, 13 de julio de 2020

Ululante deshoje de pesadillas florentinas


Ululante deshoje de pesadillas florentinas
Verdor haciendo el amor detrás de cerros hablantines
Amor y pesadillas van junto a la botella que navega
Hacia mi silencio como ola degollada cuando
Miran mis ojos soñadores un pedazo de geometría
Inmaterial turquesa ya fruncida
Dulzura oceánica de pesadumbres que fuman astros
En su quinta dimensión de corazones inertes
Vencimiento de pacto pacifista entre mareas
Deliciosamente saboreando guerras galácticas
Ensalada de gemidos dispuestos a nacer en la no ya
Pesadilla de la savia y lujuria de las hojas
Como un mal que se queda estancado en la danza
Del Kama Sutra                                        
Como un reloj hecho de hormigas que se quedan atascadas
En la garganta hasta llegar sin aire a la cima guillotina, hoy
¡Cuida el eco de tu silencio envejecido!
¡Lava los pies de los cuervos inocentes!
La piedra en el pecho, el pecho en la piedra
La oscuridad domesticada de fiera hecha luz
Yo he apoyado al vacío que me asignaba realidad alguna
Como ululante luz que me trae a ti consigo
Dos mundos atrapados entre los grandes placeres y el
Cabello rubio de un eslabón perdido
Ivette Mendoza


Cuando la noche es espacio bajo la angustia del tiempo


Cuando la noche es espacio bajo la angustia del tiempo
Magias de lenguas emplumadas se desatan mientras
Dátiles en debilidad decadente conforman
Rumbos ilimitados, ensenadas arrugadas en mentol
Para incursionar en mundos eléctricos de rosas etéreas
Si bien voy recordando dos chispas amorosas que
Fecundó mi asombro en alma llorada de latidos,
Llorada por la única esperanza que dejó la noche
En puertos de saliva, en el zumo de metales y
Consciencia espantada socorrida por estrellas apagadas
Cuando era pasmoso ser un universo de lunas y abedules
Y escuchar sus exhalaciones de cimas iluminadas
Unge el mentón de los recuerdos, destroza sus muros
Gélidos, que deje de tocar su lira pecadora  
La lámpara superficial que engaña a todo aquel
Que no se ha reconstruido con un solo rezo y dejó de iluminar
Que anula el sentimiento en su seducción de bronce
Habría que ajustar cuentas con el juramento prohibido
Mezclar la historia hasta debajo de tu interrogada piel
Y ser la cobija que te auxilia a la hora de una fluxión
Existencial con dosis mortífera de filos de obsidiana
Ivette Mendoza


De poder compartir


De poder compartir
Será una lluvia de camafeos
Una gota calificativa
Una gota aficionada y colgante
Una gota estética, bella y reprimida
Tanto así procura propagar
Sin voluntad colosal                  
Dadiva de niebla roturada
De la casualidad decimonovena
De poder compartir
Daltónica panacea
Un mundo de pendientes libres
Impalpable sin cortafuegos ni pena
Una distancia conquistada con humor
De poder compartir
Un adorno carismático
Con un gesto juvenil
Como una caricatura que se descarga
En internet para poder compartir
Secretos estampados de un
Pixel domesticado y monitoreado para bien
Ivette Mendoza


domingo, 12 de julio de 2020

Alborotada y exótica alegría


Alborotada y exótica alegría
Exaltación del tiempo y sus goces
Ingrávida, en su música enterrada
Revela su gracia tocando clarinete
Como en la diestra de su dios guitarra
Espléndida, sin aprensión ni miedo
Ni el medio punto más vitral-diéresis-  
La detiene en su espejismo musical
De recuerdos, en finitud de nombre
Es el símbolo más simbólico en Do
Dio color, sabor, olor más afectuoso
Honda partitura del amor y armonía
En sus mirtos con notas consonantes
Y sobre franelas infinitas intrincadas
Ivette Mendoza



Con foto fotosíntesis informático rayo encanecido


Con foto fotosíntesis informático rayo encanecido
Podría acuario de acuerdo fotográfico
Retratarse a medianoche con acústica y emoción
Hila su carboncillo con ruecas carneada cepa
Con seda de oruga destornillada claroscuro
Hiperbólica diadema se enmienda con el gótico sueño newtoniano
Fragmenta su pálida gamuza quebrándose en su ensenada
Mientras desata una calórica bellota a control remoto    
Se desploma a pierna abierta y vuela sobre las grutas de ciruelo
Como un ave brújula coloreada en sus nortes
Comestiblemente oreada, espera paradoja de su partícula
Palmípeda y su intuición inusual
De la urgencia que mira en líneas de fuego
Forra fantasía faraónica en su carromato
Y dentro de la polaroid los flashes de una luz libre
Para cuando me toque mi imagen de perfil
Ivette Mendoza


sábado, 11 de julio de 2020

Sopla botella manglares de julio llueve


Sopla botella manglares de julio, llueve
Sobre seco perfil de mi acento silábico
Ceniza depositándose en la chimenea parturienta
Regresa a la casa con sus amores violentos
Con su vieja puerta regalaba pensamientos
Mi cabello de cal conjugaba los tiempos
Eran tiempos grises puntillosamente texteados
Sopla más fuerte, fuertemente sopla
Coñac saturado saludablemente mudo
Donde su vaho es la mancha dilecta del verso
Por la oscuridad pasa su única neurona silente
Torturador de estrellas se sostiene en una sílaba
Para extraer la nutria testimonial de mí herida
Que lleva olvidos de agua bendita
Dame guantazos manoplas violentas
Chorrean cuerpos castigados en estado gaseoso
Sábados astrales se tiran a matar
Se ponen en cuclillas y nadie los pierde de vista
Ivette Mendoza


Convocatoria de magneto mágico colorido


Convocatoria de magneto mágico colorido
Confeccionan abstracciones
Envilecen los temibles dramas
De las blandas manos de avestruz
Altares de remembranzas sobre melancolías
Cartesianas, dolor y tragaluz               
Mi vientre temeroso; jaques de su bondad y cerradura
Hacia el verde entramado, las auroras se esconden
Mientras estrella convexa en delirios estaciona a mí alrededor
Mi alma canta purificada de índigo y salmos de pureza
Escarmientan la religiosidad de uvas verdes en cuyo
Centro se retuerce luciérnaga olvidadiza de amor
Capicúa, boquerón y una flor
Capullo, verso e ilusión
Capa caótica mi vida es un mito
Mito sudor y rubor entrañable fruto de verdor
Porque yo te he amado hasta el ósculo que ansía conocer
Tu copioso coqueteo
Ivette Mendoza


viernes, 10 de julio de 2020

En la curvatura más pequeña del horizonte


En la curvatura más pequeña del horizonte infinito sueña Venus
Y es más que una diosa de diablura angelical y tan bella piel
De albaricoque que florece mil veces diablo ángel grisácea terrenal
Gracias a que concibió un paraíso de pesadillas, nostalgias y fragancias
Llena de entelequias, quimeras, versos una manera de ser estética y saber.
Deleite en las ilustraciones, las suntuosidades esponjosas en el legajo de un
Dios a quien su belleza le antecede a la lavanda en el atardecer, del que es
Un olimpo a los pies de tu ser y verdades entre resonancias, velo de mi
Velo en vela y vida de purgatorio, premiso de permitir hebra hechiza
Del cielo fuego e hipnotizar, purga el idilio espiritual
Ivette Mendoza


miércoles, 8 de julio de 2020

Peregrinación en muerte de relámpagos libertarios


Peregrinación en muerte de relámpagos libertarios
Cierra tus ventanas en el espacio negro de la hierba,
Cierra tu elocuencia a la temerosa sonrisa del escudo
Cierro mi dorso coronado de estatuas con espinas
Cierro el sueño donde combato la levitación de manzanas magras
Peregrinación en cólera de reyes, vuelve al grito intermitente
De criaturas hechas trizas por el filo de los mares
Cierra lumbrera llorada en el solsticio de las aves, alas
Picos y elfos mudos que descifraron el lenguaje de los fantasmas
Ojos que renacieron en el seno lumbre de vasta expresión
En turbión de acero y huida babilónica
Calámbrica voz del soplido hecho cólera, hecho mutuamente
De cerezos y escombros olor a madera métricamente
Pancarta del dios azul que se esparce en el nombre poseído
Cierro los remotos tiempos de insospechada historia
El arsenal que me ataca dentro de mis venas de dolor
Una tras otra ola de miedo suelta libre al fragor de la
Mañana retoñando en el abedul andariego
Cierra esturión carga conspirativa de regresar a mi
Sombra que duerme sobre este espejo usurero
Cierra al final su costumbre estallada cayendo sobre
La ternura monolítica y oceánica, levanta muerte
Entre tus manos de aserrín            
Cierra en el nombre de la fe de mi alquimia increada
Ivette Mendoza


Conglomeración raquítica de piedras hipo frénicas


Conglomeración raquítica de piedras hipo frénicas
Razón pagana en timideces selectas y malolientes
Ruboriza instantes de diamantes en seda planetaria
Idiotez implícita levanta sentimiento idóneo
En idea empequeñecida vestida en armadura obispal
Duda que invade lo antes dicho en la cima de una
Aurora apasionada del mundo polífono musical
Sobre carga de energías dispuestas a rodar, a
Construir, a soñar, a calentar el retórico rezo de
Mi entendimiento de guitarra acústica, de piano y violín             
Oleaginoso secreto de una gruta animalesca,     
Serpenteante monumento que entra confuso
A la razón, silencio en su ordenanza binomial
Golpetea anhelos, dichos, cuernos temores y
Sonrisas para impregnar corazones nardos
Remeda al madrugar urgiendo esplendor lapislázuli
Esporas incansables desangeladas de caricias
Hiperactivas dispuestas a intercambiar edén dentro
De pensamientos desalentados de tecnología
En su modus operandi rebosa filigrana en
Una rosa a rendirse ensombrecida y cataléptica
Animación de tu cuerpo mítico de mirra y cenizas
Debatimos muñecos de papel requesón de          
Puente desmuelado, pomelos de ilusión gótica
Malnutrido celaje en la cuerda tuerta y feliz
Xeroftalmía patogénica del alma disgusta en
Su lecho caluroso a corazón de hilos y ribetes
Ivette Mendoza


martes, 7 de julio de 2020

Sempiterno elixir del amor


Sempiterno elixir del amor
Vagido infante conviértase dolor
Gaznápiro de errática muerte
Abuhado sendero pies de luna
Arrebol entre celajes hormigueros
Silencio ebúrneo aclarador de laberintos
Virola en victrola nadería y mermar
Serpiente lacrimógena impía lisonja
Acueducto de los besos acuciantes
Esbozar caricias chollo patriarcal
Quetzal en un recuerdo hervidero luz
Veneno del mañana hoja de jade
Arrecifes de monedas ósculos de miel
Valoración del insomnio oráculo oscuro
Chapoteo en absurdas oscuridades
Desparrama piel en Magdalena
Autobús voluntarioso hermoso de cadera
Congregación de nardos en perros callejeros
Frecuentando abismos celestiales
Lecho de huesos tristes amparan azur
Huracán abúlico en tierra infértil
Perdulario viento sisando arte de fenecer
Ivette Mendoza



lunes, 6 de julio de 2020

Dislocada semilla


Dislocada semilla de una imagen en su lenta agonía
Soledad de libros tejiéndose entre cuatro cuernos
Insistencia angelical deforme en el laberinto oscuro
Paternidad propílica del escuálido cordero, amen
Devolución en manojo de sangre del pollo negro
De cualquier modo hay en mi estrella derrotada
De afligirme en mis mares ocaso de castigos y repaso
Plantado bardo emoticón tico de corazón ciego
Sube y baja el motor de la corona nardo ilustrada
Pregunta del cianuro alocado separado de su yo
Para transitar los días olvidados siete notas despechadas
Pagarás con tu escote contorneado amargo ser
La gracia zurda del ayer trae la felicidad al amanecer
Colochos en temporadas de invierno deglutiendo el amor
Desenmarañar la marea cósmica incrustada en mi pecho
Ivette Mendoza


Ángel estudioso en pentagrama de otoño

Ángel estudioso en pentagrama de otoño
Tímido sonido de aquellos ojos que brillaron
Escarapela en la tempestead de elixir gramático
La dadiva que conduce a la elegía dramática
Como dos ovejas livianas en su pobreza
Contra la urraca del vendaval y su palestra histórica
Todo aborrecía con marzo a tus pies
El hombre suicida saludando a su himno lunático
Con la mueca fría de sus pies de heno
Las ranas en las ramas de arquitectura huraña
El dardo emoliente de alguna forma amamantaba un truco solar
Era la cara hiriente de la catedral valiente
Inmolándose en la sombra guillotina
Era el lapicero de lunares refulgentes
El anís de su espejo roto traspasando
Su enagua rúbrica, sus zapatos en llamas
El martillo fragmentado dentro de tu piel
La vela que golpeaba con el látigo del recuerdo
Los dragones dislocando los péndulos de arena
La emancipación de la silla en arcoíris colgantes
Y los hormigueros sobre sus celajes permanentes
Ivette Mendoza


miércoles, 1 de julio de 2020

Cien mil ángeles volaron


Cien mil ángeles volaron
Por majestuoso cielo una tarde;
Enviados por Dios espíritu arde,
Para aquellos que lo amaron.
Así nació el suave candor
De vernos un poco iluminados,
Unos pueden caber condenados,
Y otros tras una necesidad de amor.
Ivette Mendoza


martes, 9 de junio de 2020

Canción y cantar


Canción y cantar
Al viento al amor
Cantata
Que
Se
Canta
Lentamente
Suavecita
Vamos cantando, despacito
Guitarra guitarrita
De oído
Para recitar los dichos
Lo que queda de mí
Mar de triquiñuelas
Melodías de los hechos
La maraca y el piano
El hombre más hombre
En fin, en fin, en resumidas cuentas
Para regalarte un punto en el pentagrama
Para ganar un símbolo en la vida
Ivette Mendoza


La mente de la noche


La mente de la noche, recuerda con certeza
Cascadas de fresas que se derramaban aun cuando lloraban
Sobre el manto rosado de mariposas atolondradas
Aullaban los olivos en los breves horizontes
Música tocaban cayendo en corazones ajustados
En el mar del sentimiento y volaban cientos
De alondras en el cielo de capricornio
Cima y pulimiento de amores unicornios
Sombra de la hierba en relámpagos azur vela
El verde florecido hacia al blanco amanecer
Para confundirme con la luz
Contigo al anochecer el recuerdo se vuelve a
Enloquecer, mil esperanzas como símbolo           
Tricolor que con sus manos elaboran el
Cuerpo del amor resaltando la consciencia
Para consumir el fuego de mi fugaz existir
Ivette Mendoza