Poemas Abstractos, Poesías, Poeta Nicaraguense Ivette Mendoza Fajardo (Ivette Urroz), Nicaragua, Managua América Central, sacuanjoche, Poemas Contemporaneos, Poemas
domingo, 30 de octubre de 2022
La moneda imperiosa disfruta su epidermis de oro
La moneda imperiosa disfruta su epidermis de oro,
sábado, 29 de octubre de 2022
El bostezo aprovecha la suavidad del odio
El bostezo aprovecha la
suavidad del odio
y la dureza del amor para
asustar al claroscuro
en el desgaste derrochador
del olvido y un
placer confuso pierde vuelo
en la bestialidad
desnalgada del infinito.
¿Por dónde duerme su asombro
hecho arcilla?
Ni los paralelos espinosos
echan raíces
por el agua blanda del
contratiempo profazador.
Ni las nubes ondulantes de
los celestes gritos
llegan a recobrar amores
ciegos en pleamar.
¡Oh acalorada quietud! Un
continente de susurros
dentro de piedras oráticas
fecundan mi apocalíptico
dolor, tan traicionero como
seducido por lobos
alagartados en pantanos
lamentosos.
Noción imaginaria de luna
alucinante se compromete
a rezarme la vigorosidad de
sus últimos días, contrafuerte
de una tentación que fue
buscada en la plenitud
de su democracia virginal. ¿Y
qué pasó después?
¿Era la nada en sus
descalabros?
Pertrechos que se alisaron,
cual corceles vanidosos en celo
permanente y se ilusionaron
en ser una lluvia eléctrica de neón
en los tentáculos de la
muerte para rechinar sus dientes
de alquitrán, para jactarse
de su luz hecha penumbra bajo los
colochos brunos del tiempo.
Ivette Mendoza Fajardo
jueves, 27 de octubre de 2022
La canción tiene universos paralelos
La canción tiene universos
paralelos...
ejes y vectores en la distancia ciclotímica,
hoy más que antes
-mil ojos grandes regicidas
como huecos sin sombras afligidas-
¿Y el minucioso prisma que ecolalia
no olvida?
La canción vive su vida con
ideas delirantes y no se escabulle,
con el filo de la tarde
musitando perplejidades,
hiere los cometas con
sutilidad devoradora y charlatana
y entre agonías y sudores duerme con sus esqueletos de almas duras.
Entonces, se esconde detrás
de los telones de la aurora mística,
deja una que otra astilla en
mi entraña freudiana.
¡Me arrulla el aire de recuerdos
parabrisas y comatosos!
Aleteando cava juicios
acariciando los sepulcros,
sepulcros que se refugian
entre formas tontas y vibrantes,
intrusos quizás en cualquier lugar, mientras en el laberinto
celestial brota la canción con
la suelta melena fuliginosa de la psicología.
¡Ah las últimas canciones densas
de pensamientos audio- mudos!
Y me entretienen y me hacen disfrutar el mundo que gira al revés.
¡Oh la canción muerta y
regicida del firmamento musical!,
Cual lunas que huelen a
jocosa amargura,
buscando cuerpos en letras ya
roídas por soledad universal.
Ivette Mendoza Fajardo
miércoles, 26 de octubre de 2022
Brilla la oscuridad con sus ojos parpadeantes
Brilla la oscuridad con sus
ojos parpadeantes,
se aclimata en el dorso de mi
alma
y ese brillo trae restos del
Big Bang,
restos de sollozos
melodiosos
de estrellas que no han
nacido
o que se desvanecieron,
entre agujeros negros
y la oscuridad es un ojo mío
pegado a tu
niño interno
y en nuestro entorno
un gira-sol ataviado de oscuras
esperanzas.
Plenilunio en
oscuridad extasiada,
sensibilidad
gravitacional y marea trascendental ,
labios giratorios en regodeos
alameda de corazones
rencarnando, fruteciendo
el océano que nos hace un
fotón de luz
hasta perderse.
Ivette Mendoza Fajardo
El chischil entró por la puerta de los sueños
El chischil entró por la
puerta de los sueños gentilicios
a un ordenador varado sobre la
rutina reconfortante del mundo,
para posar en números
binarios en las arterias de la inocencia,
donde los emoticones navegan
lentamente como tortugas necias.
Un pixel es un adiós
invertido, una trompeta
espantando el andamiaje de la
soledad en blanco y negro.
Un escuadrón marcial de hormigas
que ataca el RAM y lo
convierte
en nostalgia electrónica y
pereza reprogramable.
La comitiva de la añoranza
apresa contrariedades
de nivel neural en regodeos,
machaca unicornios a
mansalva, pregona un deseo
cuando duerme el zócalo de la
hierba estructurada
en el fusible constelado de entusiasmo fotográfico.
Al reverso
la inquina del monitor desorientado es un
kilo de luz recién laminada.
La brizna del pellizco, una
mano otoñando en las ventanas
rupestres de la vida
que me deja su resuello en el
alma y el amor virtual
en una galaxia mimosa, indoblegable y
futurista.
Ivette Mendoza Fajardo
martes, 25 de octubre de 2022
Bajo la misma escafandra
Bajo la misma escafandra que
el tiempo ha oxidado
se desordena la memoria
matutina del chiflido astral.
En el novísimo verdor
entristecido
la pregunta malsufrida se retuerce, se
cierra en el frío
en cometas sañosos que el
hierro injuria.
La onda acústica me juzga me
condena
como un metal rayado por un
relámpago exorcizado.
La noche taimada torna su
oscuridad en transparencia.
Las ideas se golpean contra
el viento mojigato.
Nada se rellena ni se evacúa
en el rosal de la sepultura
mugidora.
Ni el árbol problemático en
su exilio renunciará
a su conocimiento.
Ni el séquito del misterio
regresará tímido y elocuente.
Ivette Mendoza Fajardo
lunes, 24 de octubre de 2022
Flor ansiosa
-¿Quién recordó la
benevolencia perenne de la flor?
¿Quién volatizó el pequeño
obelisco de la hormiga,
de la abigotada piedra donde
se acopla la ansiedad?
Cuando la falange murmulla ya
deja de respirar silbidos;
la cautividad es la linterna
voluntariosa que ampara
su flor de vagarosidad
filtrada;
la flor que no rompe ella
misma el umbral
irrazonable de su gentilicio,
de su propia xerocopia
aniquilada como un dragón de
delirios hasta el fruto inmortal.
¡Su reconstrucción se atiborra!
Ivette Mendoza Fajardo
sábado, 22 de octubre de 2022
Oscuros tonos abatidos de las tempestades
Oscuros tonos abatidos de las
tempestades,
antojos, arcoíris, mármoles,
entre ilusiones
melifluas que nadie ha
tocado, allí, en el piélago,
donde un adagio hilarante,
contra la perorata del sol,
hunde la mañana al fondo del
infinito y el reconcomio
le absorbe con su boca
perplejidad sombría.
¿Qué hipérbaton vitupera su
apoteosis si cabalga
en lo más estrepitosamente
blancuzco del silencio
maniobrado por el translúcido
y dulce?
Pero en la hipérbole que
contagió la chafarrinada torpe
esa diadema carnal del
reconciliable vértigo
parece un peñasco altivo; y
está persiguiendo
y callando impunemente al
indefenso estancado.
Alguien esculcó en reverso la
noche y las estrellas
respiran abandono por segunda
vez como una sideral
herida. De su labios brotan
las silentes madrugadas
y fanatizan de vez en cuando
hilos de calma de luna prolija
sin dejarse amordazar, mientras
un relámpago
pertinaz se percude…por claro y oscuro.
Ivette Mendoza Fajardo
viernes, 21 de octubre de 2022
Preposición rocambolesca del oropel silencioso
Preposición rocambolesca del
oropel silencioso,
diversión y consuelo que
impugna al encontrarse,
azora en nervura a los ojos,
los aturrulla y reubica.
Charles B. bebió en
esta feble remembranza
un sonido emocional de
quimera en estrépito marciano.
Hacia el esbatimento del
pañuelo el camino se enajena
y nadie sabe si constriñe o
si un día desacerbe
a mantener su luz la
ecuanimidad del tiempo.
Mientras suben los coloquios
el alma de aquel camino,
las más estrafalarias maneras
conjeturan luego a obstinarse,
a dejar ánimos destrabados
bajo un mundo despiadado.
El fanático acaso siempre es
la herramienta que azuza
lo irrisorio de los cielos.
Ivette Mendoza Fajardo
jueves, 20 de octubre de 2022
¿Dentro del corazón pacificado?
¿Dentro del corazón
pacificado?
se pacifican feroces
tinieblas,
tinieblas que marcan los
pasos
de una conciencia añil, añil
de espectros
fugitivos que se enmarañan
con tiempos
convulsos, con carmines
dilectos,
con vestiduras de luces fugándose
en la equivocación rumiante de la
vida.
Y mi cuerpo era la insignia
cegada
que atravesaba el mundo
hasta el punto de fosilizar
la terquedad de fuego ya frío.
Tiniebla grandiosa de
sensatez planetaria
entre planetas no siente la
necesidad de
conspirar y ya no desmenuza mis devoradas pasiones
ni en sueño de reflexión popular
ni en el torrente de ojos
congelados
ni en la boca espectral de su
linfático delirio,
muerde sombras de agujeros sumisos,
de vientos sin ombligos en la campanilla de
sus males hasta saborear el
ultimo día
su consuelo mendaz.
Ivette Mendoza Fajardo
miércoles, 19 de octubre de 2022
Se pierde la catedral del tiempo en la sonrisa del insecto
Se pierde la catedral del
tiempo en la sonrisa del insecto,
la trinidad de la historia
roja se soltó a rienda suelta,
cabalgando en la percha de un
lenguaje arcano. Por siempre
la cintura mimosa que
maquillaba el yugo arrogante,
en desmemoriado momento de un
poder sonoro,
se quedó zumbando al rudo
cañón por la gran tozuda victoria.
Nudo de ondas huérfanas las indumentarias
picaflores,
bozales fugitivos pintados de
siglos y vientos,
bajo la magia oculta, perdí
el mercurio milagroso
del alma.
Ahora mi esencia es un tronco
insensato en su desnudez
total envolviendo un ángulo resignado,
esclavizando transparencias y
yergan y yergan cada instante
sobre su opinión clásica.
Ivette Mendoza Fajardo
Fragmentos de circunferencias vigorosas
Fragmentos de circunferencias
vigorosas se tornan fuego
en cada hipotenusa con
destino alelado
de la sangre achicharrada, la
asíntota horizontal sacude
la lámpara feroz de su polígono,
que no pernocta
en la mitad de amplitud
dolida
de miseria que se acumula
amarga en la memoria.
Si los cinco sentidos
dialogaran
tú me escucharías,
si se detuviera el tiempo
entumecido
los planos cartesianos
hablaran a calzón quitado.
Detrás de un fulgor oscuro,
que no estremece
la guija de los corolarios y
el prestigio de
de un ángulo obtuso ,
sus rodillas lloran las raíces
cúbicas de las estrellas,
sobre un ansia cercenada en
blanco
y a pecho abierto.
Se tentó el poliedro risueño a pie firme,
y más firme que nunca
se ha doblegado ante las
horas que aún no me observan.
Rubores de números fraccionarios
entrometidos
están encaramados entre las
ramas de mi universal destino
y se anidan…
y se anidan…
sobre la posible afinidad
disconforme de
triángulos rojizos y blancuzcos
del atormentado vacío.
Ivette Mendoza Fajardo
martes, 18 de octubre de 2022
La vulnerabilidad de mi esperanza
Antes, yo pensaba que la
vulnerabilidad
de mi esperanza
era un enigma evaporado en el
silencio,
un cateto triste bajo la
palabra amorfa
embestido contra la curvatura
de la verdad.
¿Quién diría que fuiste mi
alma en las colmenas?
Apostaremos que jamás
alumbramos mundos
cuando la abolladura de los
mares
ataviando de corales
confianzudos
nuestro más íntimo secreto
y los delfines de la sombra
eran la
germinación de las aguas
soñolientas.
Entonces,
se abotagó la pubertad de mis
sienes
amordazadas y me di cuenta que eras tú
quien hiperbolizaba mi ruegos
en los espejuelos del
poniente
mientras te ibas derritiendo
como el fuego en la nieve sin rescoldos
en el acelerador calmoso de
mi conciencia
cuando las horas resollaban
tu norte
juvenil.
Ivette Mendoza Fajardo
lunes, 17 de octubre de 2022
Una toga de penas inadmisibles
Una
toga de penas inadmisibles
contra
una toga de penas inadmisibles
hace
nido sobre la bolsa de valores con saña, y
errados
a la belleza rota, la vagabundez del mundo
tropieza
aquí conmigo y se llevan del horror los
desórdenes
públicos.
En
las calles gravitan los resoplos de olvidos beatos.
El
corpiño proletario del bien y el mal,
justificando
su egolatría generosa
me
circunda y me somete
frente
a la aguja piadosa del misterio.
El
águila muerta de mis ojos trapecistas se desnuda
ajustada
en la montaña cavernosa de mi garganta
y a
un réquiem de añoranza desamparada de burdas
burlas
bofeteadas.
Para
deleitar las tórtolas lunares de la vida
acepto
un fotón de idolatrada soledad y un
tiempo
reprimido contra las olas de la razón,
busco
la herida de un océano hermafrodita y presagios
herejes
en la campana juvenil de tu mirada fatigosa.
¡Develo
un mundo que no entiendo!
¿Por
qué calla el basalto extranjero de los días más versados?
Ivette Mendoza Fajardo
viernes, 14 de octubre de 2022
Rayuela enchironada
Rayuela
enchironada,
finiquitada
de horas absortas;
rodillas
curiosas y bisbiseos gentiles.
Su virilidad
planchada flota en faroles agraciados,
cieno
paternal cabrioleando con un mar oscuro;
tu
onda expansiva sin miedo ni limites,
y
velozmente se excitan mundos de hierro.
Vuelo
de gorriones renegados con soles matarifes
en la
rosa eléctrica sin electricidad carnal en su vientre
ni electrodos ultramarinos a la cleptomanía doblegada.
Expectación
compasiva; recelo planetario.
¡Almas
solventadas se alejan de su camino audible!
−de
cualquier malevolencia a la médula−,
llevan
oscuros flagelos, viscosos,
que
carcomen, engullen sus despechadas lógicas,
cual
buitres en festines babilónicos...
se
desgarran, se desgarran, se desgarran...
Siempre
demacradas, y selectivas.
La
vida acepta su suerte mirándola con gloria;
¡Aja! se
enchirona la rayuela.
La luz huye de su cuerpo, sacudiendo los cielos...
Ivette Mendoza Fajardo
miércoles, 12 de octubre de 2022
El resquicio traga paisajes sincrónicos amaestrados
El
resquicio traga paisajes sincrónicos amaestrados,
como
ese desprendimiento insensible en
ojerizas
melindrosas ante el hinchamiento
capital
de la antipatía consoladora del remordimiento
zarandeado.
Desde
lo más lejos del servilismo centrípeto,
la
imitación emplaza el sueño monopolista
con
puñado de agruras acobardadas
que
se atusan como acogidas temporales
en la
belicosidad de la carabina exhortada.
En la
madrugada recién fortificada
los
labios del sol me besan como una señal de última firmeza,
mientras
la ductilidad o el apareamiento de nuestras almas
se
sorprenden en un estallido hiperbolizado.
Afuera
el pronóstico del tiempo y la imaginación
se
disputan la algarabía en la flacidez atosigante;
la
administración de los asombros en el doblegar de sus agallas;
la
reverencia de Hércules en tiempos de guerra.
Ivette Mendoza Fajardo
domingo, 9 de octubre de 2022
Aboquillada sabiduría
Aboquillada
sabiduría
una
sincerada ciencia como heno aburguesado
emergerá
acuartelada entre las ruinas del
murmullo
de pupilas intransigentes,
donde
ahora se enfrasca enfrascada en su fracaso.
Otra
vez el acecho acecha oleaginoso, suspendido
en su
pausa, a la indiferencia y a la palpitada capacidad de dudar.
Son
percepciones que resisten desde la resistencia de su razón
contraria
al idealismo alabeado de la potencia flagelada.
Mientras
tanto aleccionan hasta el último avezado recelo
con la biósfera campechana y la desaliñada irrealidad avituallada,
el
zángano reblandecimiento con vientre recíproco favorece
a la
reprobación de otro dislocado intento y otra abrumada penitencia.
Las
conclusiones del griposo golpetear se hacen intangibles
al
intentar remarcar el marco de sus sombras vírgenes
como
los desacertados revoloteos de la abulia en la espuela,
como la
pusilánime viruela que en paralelo rema mi eternidad.
Ivette Mendoza Fajardo
viernes, 7 de octubre de 2022
Un tenedor subyuga la existencia de la servilleta
Un tenedor subyuga la
existencia de la servilleta
entre sus torpes muslos,
coloca filamentos en el
circuito de las emociones
y el fulgor ferviente de energía exótica
al final de la quimera.
Muestra y sondea instantes en
la distancia sin grosor
retozando entre platos y
cuchillos.
Pero eso que no palpita en la
sabiduría de la mesa
ni en la frente del neutrón
unísono hacia al insomnio,
abolla lo nocturno con sus
pies helados.
Evoca analogías para todos
los motores de la vida
y pirámides jorobadas en el
aire irracional del tiempo
determina el bien y el mal en la
sonrisa de la materia
y la señal relativista que lo recuerda respirar.
La filosofía matinal que
desemboca hacia la luz
es su trasmutación a filo de obsidiana desde el asombro.
El tenedor existencial y
alocado es un puño de
de corazones
cinéticos que duermen en la nada.
Ivette Mendoza Fajardo
jueves, 6 de octubre de 2022
El deshielo de la onomatopeya
El deshielo menstrual
de la onomatopeya
recordada ¡Aja!
por las ecuaciones del martirio y
son pulsaciones terapéuticas
para toda hélice abisal que
monologue
en el carburador virgen de
una interrogación latente.
Toda correa y diente sus
estándares desgranan
descamisados iones,
suplicándole al neutrón
ahorcado
menopausias discutiendo
formar almas desequilibradas.
Cada onomatopeya guarda
corales meta-espirituales
en sus oídos;
hay nebulizadores que
quedan incoherentes
entre pieles de inercia
subscripta
en los caprichos ideales del
llanto ladrón contra las
cervezas de la natalidad.
Ivette Mendoza Fajardo
miércoles, 5 de octubre de 2022
Se moviliza en la zona esférica del precipicio y madruga
Se moviliza en la zona
esférica del precipicio y madruga,
viniendo desde la marea
oscilatoria, misteriosa, blanda, densa,
una sílfide alada, como alma
encubridora de las aguas,
corre como la angustiada
flotabilidad de su carne de coral
que en el fondo era un fotón
aventurado engendrando
el milagro dinámico de la
pretérita soledad,
era ya apática, y flemática,
y recóndita, y sin forma;
era como la nada reversible
de gran cabellera, sonámbula
junto al mar en la noche
nadando sobre lo más hondo,
junto al mundo de piedra
eterna apenas cantando
su existencia efímera,
carnal y agobiada y llamea y
ruega y gime y escucha trémula,
extrae uno tras otro
electrodos del blanco silencio llovido
de expectantes constelaciones
de calores durmientes,
y sueña, se deprime, sueña,
su inocencia copia una vida,
fosforescente y sedosa
que acepta un dios divino
hecho hombre que huele a luz
magnífica
y una tierra infinita de
desencantos.
Ivette Mendoza Fajardo
viniendo desde la marea oscilatoria, misteriosa, blanda, densa,
una sílfide alada, como alma encubridora de las aguas,
corre como la angustiada flotabilidad de su carne de coral
que en el fondo era un fotón aventurado engendrando
el milagro dinámico de la pretérita soledad,
era ya apática, y flemática, y recóndita, y sin forma;
era como la nada reversible de gran cabellera, sonámbula
junto al mar en la noche nadando sobre lo más hondo,
junto al mundo de piedra eterna apenas cantando
su existencia efímera,
carnal y agobiada y llamea y ruega y gime y escucha trémula,
extrae uno tras otro electrodos del blanco silencio llovido
de expectantes constelaciones de calores durmientes,
y sueña, se deprime, sueña,
su inocencia copia una vida, fosforescente y sedosa
hecho hombre que huele a luz magnífica
y una tierra infinita de desencantos.
Ivette Mendoza Fajardo
sábado, 1 de octubre de 2022
Sobre noticias sin virgo
Sobre noticias sin virgo que
muere en mi entorno poco a poco,
sobre lenguajes sin úteros
como la tosquedad del destino,
sobre tus pasitos de gato
porque no tengo más remedio
ya que ni el sol me escucha
porque he envejecido cruzando
triste lamento, reclamando
la movilidad inexorable de mi
lengua en la cumbre de las palabras
entre tu aurora virginal y mi
ocaso, el tiempo se irrita moribundo
como un triste cántico de
dolor desde sus mansas bocas
como el sordo estertor de la
agonía con mano segura
como mis dedos disgustados
con sus instintos de opresión;
como luz azul y luz de
alabanza, agua de la espera y agua del perdón.
Confesiones secretas de la
blanca armadura, temblorosa
lleva la angustia de la vida,
temblorosa lleva la responsabilidad
de los cielos. Carece de ojos,
carece de encanto de piernas pactadas.
Y produce de sus labios un
efecto especial calibrando el amor.
Y en el margen, con rabia y dolor,
buscando la niebla, sobre el orbe dormía.
Y engulle posesiones,
arrebatos, presencias, despedidas, retratos.
Y se embriagaba eruditamente
con el bálsamo de tristeza rencarnada.
Y que más tierra y fuego,
agua y aire, luz y oscuridad, cielo y averno.
Y que más…
Ivette Mendoza Fajardo
Suscribirse a:
Entradas (Atom)