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martes, 19 de agosto de 2025

Esqueleto de palabras

El vidrio orgulloso guarda un reflejo,
como un eco detenido en su fiebre.
Me acerco al borde,
mi cuarto se abre en tajos invisibles,
el polvo respira,
mi mano hiere la página pensante.
 
El encierro se estremece,
y el café que tomo me grita cansancio.
 
Una calavera circula en los espejos,
me devuelve un idioma asustado.
Abro la puerta,
y los días desfilan sin color,
solo deseo,
solo ruido creciendo adentro.
 
Allí,
tras la tela del humo,
 
el esqueleto de palabras
se levanta en otro refugio.
La hoja me expulsa,
pero me deslizo a su médula,
como sorprendida
de mí misma.
Ivette Mendoza Fajardo