Inercia de Otoño
Me reconozco en la inercia del otoño que
dilata la tarde,
un calor latente que se estira hasta
quebrarse.
La resistencia del aire colisiona breve,
se apaga en la epidermis de los segundos
cósmicos.
El tronco del impulso me revela en su flujo
térmico;
ya no indago las entropías del suelo
descubierto,
sólo me cubre el centelleo del recuerdo eléctrico,
en la polaridad del cielo.
La fuga del calor es un manto de intemperie
a paso de tortuga.
Mi contorno es enojo en circuito cerrado
que se deshace en la sangre y en el fuego;
la nueva soledad se afila con el soplo del
viento.
Camino con descargas de alto voltaje,
y la senda se desprende detrás de mí:
es el tiempo
mudando de cuerpo, de temperatura y
fricción.
Ivette Mendoza Fajardo