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sábado, 24 de febrero de 2018

Testifica un báculo

Testifica un báculo,
¿Cuántas historias
se irán formando?
por eso yo voy temblando
salpican las noches. Sólo salpican
rizados retoños de caras sin diéresis
donde tendrán que disecarlas a medida
que el sonido repite su audacia contenedora.
Me conmueve subir tanto peldaño por años
juntando tu cuerpo al mío y dormir junto a las acacias
cubiertos bajo un mismo crepúsculo mayúsculo.
Ivette Mendoza

viernes, 23 de febrero de 2018

Plañideros sauces

Plañideros sauces
para cuerpos en necrópolis:
el antifaz de las agónicas larvas
va solo por las compuertas de la vida
para sembrar falsos florales

para escalar falsos umbrales
por los sepultureros del amor.
Y entonces las flores

empiezan a destilar un rábico hedor.
Ivette Mendoza

jueves, 22 de febrero de 2018

El corazón fosforescente

El corazón fosforescente
para el amor metódico,
amoroso y preciso para
avanzar sin dejar nada.
En la práctica y en el delirio,
su voz definitiva debo estar de
acuerdo con mi destino.
Donde escucha lo pasional,
concentra su atención.
Donde construye su terruño,
tiene un movimiento de avance.
Donde comparte su clemencia,
me enjaula.
Donde lleva sus cristales milagrosos,
su luz es inexorable.
Donde serpentea su agua pura,
es la fuente de mi sonrisa.
Donde exhala su suspiro liberador,
mi espíritu libre juguetea en el
espacio de su fosforescencia. 
Ivette Mendoza


martes, 20 de febrero de 2018

Figureo del San Quintín

Figureo del San Quintín
encima del Titanic suicida y malandrín 
reconcilia el último párrafo lisonjero
de lo que ya fue amaestrado primero
de lo que anduvo errante entre la gente
de lo que el cura echaba en la basura.
Una cosa que le era conocida como proverbio
una cosa que alborotaba a todas las mujeres,
las mantuvo así, ante la vanidad del mundo:
con el figureo de mantenerlas siempre juntas,
con la justicia de la ley que era más que perdición
con las muchas avellanas, cidras y manzanas
con el bacín donde guardaba la pestilencia del dundo
con su difamada sotana, toda rota y desguazada.
Y se ríe, porque lleva el corazón mancillado
Y se ríe, porque cae como gato panza arriba 
hacia al pecado.
En el naufragio de su barco
va su mala yerba como compañía
sin nadie que lo pueda socorrer 
sin nadie que lo llegue a querer
en el mar pierde las esperanzas, 
aturdido chatea maldito, polilla.
¡Ud. no es ungido ni bendito!
Llega la sentencia en su concha marina
¡Bebed del agua,  hasta ahogarte!
O pon tu cabeza bajo la guillotina.
Ivette Mendoza

domingo, 18 de febrero de 2018

Rechino de cuerpos fatuos

Rechino de cuerpos fatuos
rechaza la desdicha ignota
Dios los crea, los cubre y luego se descobijan
en el círculo puro de cuerdas filiales.
La polea es la medida del tiempo
que muere mil veces,
vamos al cataclismo que suma espuma
todos los días junto a la hiedra que la hace
parir hasta alcanforar la inmortalidad.
Pesa en mí una nube triste y es solo
evidente en el ojo derecho y tu
si vas a mi lado es porque amor siempre
te he dado.
Yo digo -sentencia -cuando creer ya no
es ventura sino desventura.
Yo digo –delirio- cuando todo sofoca aun
tus besos en mi boca.
Yo digo –llanto- como una música de
máquina virtual,  lúgubre y fatal.
Y si falla el corazón en su tuerca-alianza,
terca es su desesperanza, muda cual roca
su afección toca.
Estoy meditabunda como la serpiente
sapiente, aunque tú me sigues la corriente,
más nada es tan amargo como mirarme 
fijamente con esa mirada profunda.
Ivette Mndoza

martes, 13 de febrero de 2018

Salvatore Adamo - Mañana en la luna -1969

El dios de la emoción, del arco y toda flecha

El dios de la emoción, del arco y toda flecha, 
le dio al principio a su amada reina 
la ambrosía cicuta que al tomarla bajaba
al averno reino de su mente estrecha. 
Mecía sus caderas cebras como hamaca
cuando se le aparecía Elías de arquero 
y apareció como incriminado hechicero 
e hizo realidad de fuego su visión urraca
y la eternidad goteaba entre sus piernas flacas;
esto ocurrió después de haberle dado a Elías
una soberana cachetada en su mejilla.
Más aun en el estéril vientre de su ojo rojo guardaba
el tesoro del enojo pero, nadie lo sabía solo
que al cerrar sus piernas el averno más se encendía.
Ivette Mendoza


Nombrado ejercito de diamantes

Nombrado ejercito de diamantes
regresó a la cautela de mi origen,
no hay azar, solo amor mi almirante.
Cuenta Ud. con una buena mística,
cuenta Ud. con un ejército de cosas
que van sonámbulos o brillantes.
El orgullo queda atrás por ir cantando,
por la elegancia de mostrar la frente en alto
repitiendo la oración del santo, santo,
un jinete desleal defendiendo su alcurnia
con palabras impuras, realidad sombría.
Su relato yo la escribía, papel y tinta
con los hilos del tiempo
cuando en aquel momento
desde su balbuceo solo sílabas repetía.
Gira, gira el espejo hasta besarte 
en la frente sin gastar energía en la mente
mil siglos de proeza y atributos,
en la profecía de Eneas era leal el más bruto.
Ivette Mendoza

Entre la lámpara ensoñada

Entre la lámpara ensoñada y tu mirada
un poema de Darío rimando.
Te amo, me amas, nos amamos
y brindemos con esta jícara de tiste:
¡Salud! Hoy
igual como ayer vengo a refrescarme
en los abanicos del tiempo,
en las alas del guardabarranco,
en las hojas mojadas de tus madroños
acurrucada en tu pecho apareándome
como una fiera en acecho.
El hoy es siempre el mañana.
Ivette Mendoza



lunes, 12 de febrero de 2018

Beso a lo Nica

Allá en una pequeña
tierra triangular,
donde yo he de soñar
la última luz de la aurora
junto a tu suspiro de yerba fresca
con la intensidad pintoresca del
Momotombo algodonal:
Un piropo apasionado,
del comal al oído.
Un piropo apasionado,
del comal a la espera.
Un beso con fuerza de pinol
bajo el crepúsculo maizal
porque en nuestro sendero
arterial corre la sangre,
sépalo bien, !pura cepa Nicarao!
Ivette Mendoza

Lunas de lienzos esquivos

Lunas de lienzos esquivos, tus pupilas,
mi cuerpo, su lánguida contorsión
frente a rosas venenosas,
se abren más allá del tacto al
depararme un lecho con cantos

de divas y diosas y en
cuya magia me invita a comer
el beso del llanto.
Dentro de mí,
la dosis de amor peligrosa,
preservada acción milagrosa
que nos induce a la entrega.
Ivette Mendoza

domingo, 11 de febrero de 2018

Aquí en esa victrola de madera

Aquí en esta victrola de madera
hay melodías que redoblan
la intensidad del sonido
con acordada mezcla
de pasión y donosura,
la rememoración de los
viejos tiempos,
dos seres que se juntan,
que vibran, que se acurrucan
como si todo el encanto
principia y finaliza en sus oídos.
Ivette Mendoza

sábado, 10 de febrero de 2018

En el tantrismo

En el tantrismo
la armadura yin yang vibra.
Las ideas escupen
los recovecos que rechinan
en el altar dónde el clímax
indaga, sin escapularios.
Musita la fiebre sus violetas
y entonada sucumbe al éxtasis
mientras la hembra hambrienta
escurre su sangre a través del
escalofrío sensual hasta estremecer
sus pies.
Ivette Mendoza

viernes, 9 de febrero de 2018

Una hora en relieve

Una hora en relieve, una ola rodaba
del relámpago, a la realidad de nieve.
A punta de fuego, frente a un avatar
hay un mundo caduco que a tu memoria selectiva,
su huella sonora se sabe ensartar.

Blanco es mi color, blanco es mi dolor
entre mi autorretrato y el litoral de la luna es buena
mi suerte con aridez de sierpe y cuernos de marfil.
Verde, verde de ojos, verde el paisaje donde alcanza
tu mirada con sus dos pupilas de luz.

Tamboreo que me viene tras la alborada,
Tamboreo que va tras el crepúsculo,
sueño que hurga en el trastocado invierno,
blanco es mi color, blanco es mi dolor, blanco eterno
blancos los lirios que eligen mi disfraz de mujer.

Derroche de hormonas salpicando
mi sabor humano.
Ivette Mendoza



En el instante de enchilar y quedar enchilado

En el instante de enchilar y quedar enchilado
el chile quema tu sonrisa
como fuego lleno de furia en el altar de los dioses.
Tus labios dirán que es verano y contienen
tanto lo amargo como lo escarlata picante.
Llamarada asombrosa, hasta el enchilado suspiro,
el muslo se tensa, la mano une la irradiación.
En esta mesa tenemos
un deseo de amar y usar el infernal chile
como un eslabón para los esperanzados.
¡Ay que diversión tan suicida!
¡Hay más chile que vida!,
¡Terremoto en el epicentro del alma!
Veo explotar la bomba del tiempo,
en mi pensamiento anicaragüensado
con el nombre de acero
que deja los corazones rojos, rojos de atardeceres.
El aventurero siempre busca el beso enchilado
el que deja la vista inmóvil,
el que te sumerge en el ciego delirio
y te produce el sueño de no querer despertar
¿Certidumbre o incertidumbre?
Es el instante de enchilar y quedar enchilado.
Ivette Mendoza

jueves, 8 de febrero de 2018

De igual manera, en devaneo

De igual manera, en devaneo todo sucedía
para que todo fuera gracia en lo desgraciado:
la ráfaga fascinante de lejos me fascinaba,
la impiedad por las orejas impedía implantarse
renegada a desabotonar la sombra anegada
calcetas en remedo de utopías todo lo vería,
tal que el equilibrio arrimó arribista y arrimado.
Morada del antílope en la fronda de Penélope
afónico al moverse afianza pugna de empujón
igual que nada y desigual designio y desahogo.
En la bañera las cuchillas buscan a las niñeras
y derechamente claman sus derechos a la deriva.
El cuentacuenca recibe lo posible en la imposibilidad.
Ivette Mendoza



martes, 6 de febrero de 2018

Crepúsculos nicaragüenses

Crepúsculos nicaragüenses de sacuanjoches
largos días, melodías de azul y blanco
todo respira victoria: guardabarranco.
Como anhelados, inspiran al poeta las noches.
Con toda certeza ventura contra su desventura.
Dulces crepúsculos de amor, verso y suspiro,
de la tierra del madroño, la tierra hermosa,
Darío (el poeta), en letras de soles te miro,  
bajo la marcha triunfal y victoriosa.
Ivette Mendoza

Y sin entretener nada

Y sin entretener nada
excepto la suavidad eterna de los labios.
Suavidad cuando en silencio, revela el vuelo misterioso,
asciende a un nuevo mundo, intuye memorias.
Es lo dicho o contradicho.
La palabra desciende al carmesí de los labios,
idea rumorosa.
Estremecido llanto entretenido.
También la suavidad, acaso es exploración
que va y viene, que se revela con las bocas,
se ocultan a través del velo,
sube vibrando, al beso; a la mirada
se pintan, se imaginan, se salivan
se juntan con las puntas de las lenguas.
Se juntan con las puntas de los dedos.
Gárgaras gárgolas en consonantes.
Una boca contra otra
Gárgaras gárgolas en vocales
Una mirada contra otra
con extática singladura
rumbo al misterio.
Ivette Mendoza



lunes, 5 de febrero de 2018

A las sílabas del ave-sudario

A las sílabas del ave-sudario: 
probable van en procesión,
?Cuántas sílabas dramatizas, 
cu
ántas producen su arrebol?, 
Sílabas que delineas, sílabas
que suman, sílabas que restan  
y silabean tu nombre al sol
A las sílabas del ave-sudario
Una se me parecía a ti y al
el verbo que las pronuncias
 
también porque yo las sacudía,
 
como t
ú, silenciosas sílabas.
A las sílabas del ave-sudario. 
Una a una desaparecería
 
abecedario abracadabra
 
una magia puesta en ti
 
Mayúscula y minúscula
deletreando va mi suerte
a conquistar al ave-sudario.

Ivette Mendoza


domingo, 4 de febrero de 2018

La lengua salida, los pies helados

La lengua salida, los pies helados  
el vestido de campana,
la lechuza que cruza de rama en rama
y ya no la veo,
Señor Quevedo, la espada la lleva candente
y como derrengado de la mente se ríe de
la reina, su reino y su gente.
Comediante bochorno. Pesado de bromas.
Yo como cabra loca todo se me alborota.
Picante bocadillo, Ud. Quevedo con su
chilito piquín me recuerda a un calcetín.
En mi medio locura, veo una lucha entre lo
vulgar y los ojos del señor Toledo. Me ve,
me desviste, le da miedo, tembló y tembló,
derramó su vino más sabroso y se hizo
el viejo baboso.
¿Por qué me pregunta Quevedo si a mi
me gustó?
Es que celos le dio del señor Toledo que
que con su mirada vulgar mi ciclo
menstrual en su vino, vino de amor se
detuvo y se embriagó.
!Ay es coja la reina!
y el vino la moja.
El pícaro sabe que al ver mis estrellas,
se pone a gozar aun en cama de acero,
¡Ah creced fruto del viñedo!
¡Bebed el vino del cáliz bendito!
Ivette Mendoza


Necedad de zapatos apretados

Necedad de zapatos apretados
poner los pies sobre la tierra
y tragarnos la tristeza
hacer sonar la voz del deseo
en el largo y ancho mar de Perseo.
Encontrar la horma de tus zapatos
en la búsqueda inaplazable sed de justicia,
hay algo en tus labios, un gris de serpiente
hay algo en tu labios, un círculo convergente.
Un apólogo escapa del capullo de tu alma,
encomio en azogue, caletre de tonto,
cacumen de pantera, crucifixión en la
cumbre sangrienta, azote y tormenta.
Andrómeda remeda las siete cabritas;
Píndaro las llama las siete cabronas
y en el verdor de su memoria galopante
las deja panzonas.
¡Ah necedad de zapatos apretados!,
me hundo en su victoria
chicoleo, chicoleo, chascarrillo
salpicado de luz se clava el verso en la cruz.
Analizo la preñez de la siete cabritas
las siete cabronas,
sus vientres solares endurecidos,
sus voces lloronas.
Ivette Mendoza

viernes, 2 de febrero de 2018

En la dual armonía

En la dual armonía
aglutinando universos infinitos,
la NASA mide tu razón y la mía
y resucita en su horizonte de sucesos.
Mientras nuestros cuerpos
se aproximan a su punto de origen,
estrellas y galaxias,
van girando hacia nuestra presencia.
El verbo hecho ya antes,
somos y no nos encontramos aquí,
te amo, más no soy yo quien te ama
existo solo en tu idea
siendo así uña y carne
gravita el amor
con el beso más puro
y deshojamos
la rosa de luz
con nuestras manos.
Ivette Mendoza