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miércoles, 29 de mayo de 2024

Nunca desciende el símbolo del recuerdo anhelado( poesía contemporánea)

 

Nunca desciende el símbolo del recuerdo anhelado,
nunca retornan las sombras del tacto de los revoltosos,
para desenmarañar el laberinto de Tales de Mileto
de la esfinge velada y demacrada que no avizora.
 
¿No se desvanece acaso el mito, dispersando
su esencia entumecida en otra sindéresis hacia la mar?,
y bajo la luminosidad del orfismo de mis cenizas, nadie
con la caricia cartesiana del olvido recurrente redime mi ser.
 
¡Erguido el estandarte de los pitagóricos ya que yo nunca
vislumbro su sombra progenitora!
El resuello helado ciñe y sofoca
como un susurro libertario de fiebre capciosamente frívola,
 
y en la penumbra de su penitencia reposa y teje germinativamente
el ensueño de mi espada mutantemente perdido hacia el infinito.
No abandonaré ni un instante de muto sosiego
de aquellos ecos sigilosos que incesantemente me cercan.
 
Un orbe de cataclismos rizomatoso y menguante enfurecido, errante,
rastrea numen de idealismo oscuro más allá de Vías Lácteas.
¿Dónde vagabundea mi alma en matices de rimas arrinconadas,
sino en el abrazo terco del frío tropical,
entre sombras de ciencias empíricas y perpetuas?
 
Never descends the symbol of the longed-for memory
 
Never descends the symbol of the longed-for memory,
never return the shadows of the touch of the unruly,
to unravel the labyrinth of Thales of Miletus
of the veiled and gaunt sphinx that does not foresee.
 
Does the myth not fade away, dispersing
its numbed essence into another synderesis towards the sea?
and under the luminosity of the Orphism of my ashes, nobody
with the Cartesian caress of recurrent oblivion redeems my being.
 
Raise the standard of the Pythagoreans since I never
glimpse its progenitor shadow!
The icy breath tightens and suffocates
like a libertarian whisper of deceptively frivolous fever,
 
and in the penumbra of its penitence, it rests and weaves germinatively
the dream of my mutant sword lost towards the infinity.
I will not abandon a single moment of mute tranquility
from those stealthy echoes that incessantly surround me.
 
An orb of rhizomatic and waning cataclysms, enraged, wandering,
tracks a numen of dark idealism beyond the Milky Way.
Where does my soul wander in nuances of cornered rhymes,
if not in the stubborn embrace of the tropical cold,
among shadows of empirical
and perpetual sciences?
Ivette Mendoza Fajardo