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viernes, 7 de junio de 2019

Acompañamiento en lienzo de brevedad


Acompañamiento en lienzo de brevedad,
el viento me arropa en su sórdida tristeza
acompañamiento sobre el azúcar y la saliva de la flor
emponzoñando las tardes frías, desde sus pesadillas.
Doble pliego de tu almohada a mi horizonte,
lira rota, melodía intrínseca, sonido roto,
verbos de tus soles, verbos de tus hojas
de lo terso de tu boca, la copa de Merlot.
Clímax de tu vientre, clímax de la espada
clímax de la epístola, muérdago marchito
que doblan por el contorno de tu sombrero.
Espiga de oro contra espiga de oro
por tus cenizas me doblego sin temor a su llegada.
Ivette Mendoza

Al lado de mis sueños


Al lado de mis sueños, mi sombra,
sombra luz que me aprieta y no me suelta,
máscara que se esconde en un porqué,
en un porqué atrapando símbolos en tu nombre,
en tu nombre hay muchos ojos que observan,
que observan luceros en tu rostro,
en tu rostro que iluminan mi cuerpo.
Ivette Mendoza

jueves, 6 de junio de 2019

Astro Rey de los días


Astro Rey de los días,
salir de las sombras
con tus manos alegres
me propones mil esperanzas
en la nueva mañana.
Quimeras de bruñidos efluvios
a la hora que todo empieza a nacer,
recuerdos eternos
destellos que revolotean
en mi sangre,
lumbre de paraísos lejanos,
rayos veloces
que desciende a la tierra y
no es luz de neón,
es luz para el corazón
cuando lo apaga la razón.
Puertas que se cierran en el mundo,
puertas que se abren con tus claridades,
donde se derrite el hielo del espíritu,
lucero que no ha muerto,
árbol frondoso que crece
trayendo el gozo del pájaro fecundo.
Ivette Mendoza

Hombre que se desconsuela


Hombre que se desconsuela
en las melodías de su huellas rotas,
se abre el alma bajo la nieve blanca
y a través de su propia blancura
nos despierta y nos hace
soñar para siempre.
Hombre que se desconsuela,
cuando el invierno lo nombra
acude a revestir su tristeza
y da su pulsación de ímpetu al destino,
suaviza la tierra que encarnece su desvelo
prende su llama por todo el corazón,
escucha su voz el flujo continuo, 
empieza a vivir y triunfa 
y luego regresa a
su morada eterna.
Ivette Mendoza

Ahí queda el amor en un surco de ensueños


Ahí queda el amor en un surco de ensueños,
surco de rosas hermanas.
Cae tu corazón en el paraíso de la noche
y miras el agua de Mayo cantar, como el olvido,
como el llanto y el chasquido de hojas
que baten las alas del viento;
un poema en la ausencia de tu mirada
y desde el cielo, hasta lo más hondo
del alma su semilla crepuscular deslumbrada.


Reflejo de nuestros rostros en el cristal de las aguas


Reflejo de nuestros rostros en el cristal de las aguas,
lluvia que cae sobre el páramo,
atrayendo el peso noble de la luz
con el vibrante asombro de su gentileza,
círculos de amor armonizan el cielo límpido azul.
Las maravillas que nacen de la intensidad
del reflejo aun en el desaliento
agitan un fuego melodioso, beso en la brisa.
¡Oh amor que sale de dos rostros transparentes!
Unidos de la mano, vamos por la alborada florecida.
Ivette Mendoza

miércoles, 5 de junio de 2019

Se siembra un surco de sueños


Se siembra un surco de sueños en el tiempo.
Secretos ensueños en el centro de la tierra,
misterios creando la hoja del noble  aliento,
bañada de rocío,
sombra entre los rosales,
luz en el fruto del verso
hacia la anchura del mundo
hacia la tierra hecha sepulcro.
Ivette Mendoza



Cuerpos unidos


Cuerpos unidos en las alas de un ángel,
cuantiosos serafines forman el mundo,
senderos furtivos y comprensión de los corazones
hambre y sed salpican los cuerpos.
Unión interminable de frágiles lazos
crean su propio afán
y se acoplan al ojo indolente del cielo.
Ivette Mendoza

martes, 4 de junio de 2019

Quien interroga el silencio


Quien interroga el silencio del que ama.
Dudoso
su infortunio ansioso de inculpado.
Enfila tristemente hacia el estado letal
de las horas.
Obsequia el corazón en requiebro de alas.
El pacto imaginario se pierde para siempre
y enjuaga
sus lágrimas en la rectitud del
tan solo una tierra prometida.
Ivette Mendoza

Alas de sangre en los pies del forastero


Alas de sangre en los pies del forastero.
Los buitres se comen en la astilla postal.
Vana perseverancia de la pérdida calorífica
del cuerpo para rehacer el estado de las liebres.
Todos pasamos siendo pez alguna vez
escamas atoradas en la palanganas de las algas.
La noria encubre a su cría ciervo de la hebilla
en el tormento de la neuralgia.
Los enigmas nacen de la caricia umbilical.
La ciencia hermética del insecto da paso
a una era zodiacal depurada por el instinto.
Retenemos el pan del último fariseo.
Ivette Mendoza


Es bosque y páramo


Es bosque y páramo
la ribera que encuentra
el recuerdo de mi
momento deslumbrado.
Mujer soy, dice el verbo,
que de la mano me toma
y me protege
dentro de la luz calma;
de las alimañas, lo tóxico,
lo ponzoñoso que acechan
a lo largo de esta travesía.
Ivette Mendoza


lunes, 3 de junio de 2019

Eres un cuchillo desenvainado


Eres un cuchillo desenvainado
un infierno viviente a mis pies
un ojo alegre que desnuda a la mirada
y es justo que conserves esa mirada en la alcoba
y ser el viejo verde y seco que modela en la vecindad
y ser padre cuando nace un hijo más allá de nuestra puerta
y ser yo muralla donde tú te apoyas
y ser de ti a mí la noche fría que se posa en tu cuerpo
y ser todo
y ser mucho
y ser nada.
Ivette Mendoza
Buenas noches


El forastero


Tierra debajo de las uñas
de la sed y el desvelo
desnudos y rajados
los pies del pobre forastero.
En desorden y larga
las caprichosa melena
piojosa y sucia.
Bolsillos en la lipidia
las manos llagadas.
Hondas y marchitas
las cuencas de sus ojos.
El caminante arrastraba
la mochila y los caites
a la puerta más fría
la caminata de sus días
interminables y lentas.
¡Denle un pedazo de pan!
Un poco de lo que tanto
a ustedes les sobra
¡Denle un guacalito de agua!
Hay bastante en el tinajero
No dan ni una pizca de sal,
no dan ni la hora.
Para que rezar por la
Bendición de ese pan
Y luego irse al averno
¡Válgame Señor mío!
Ivette Mendoza

Cisnes del fuego


Cisnes del fuego
que emergen de las espinas de las rosas
y sueñan en los grandes poesías
al compás de las rimas de sus canciones.
Y con sus negras plumas
puede entrar en la muerte
de manera muy sigilosa.
Era el fuego el aroma de Orfeo sobre el agua,
y era un bálsamo de amor la lluvia.
Yo iba entre sus alas con tu sonrisa
por el torrencial de encajes.
Ivette Mendoza
2018
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Ojos del cielo


Ojos del cielo,
Corazón cultivado
Con placeres enamorados.

Ojos del cielo,
Claridad repentina
Fuerte llama que ilumina.

Ojos del cielo,
Mirando la gracia
Sin adulación ni falacia.

Ojos del cielo,
Fragantes ventanas
Del ayer, hoy y del mañana.

Ojos del cielo,
De virtud esclarecida
Suspiro divino de la vida.

Ojos del cielo
De pasos seguros
Ahora y en tiempos futuros.

Ojos del cielo
Empapados en llanto
De amor, justicia y encanto.
©Ivette Mendoza
2013

Es el canto único del pájaro triste


Es el canto único del pájaro triste,
el mar donde se hunden
las aguas saladas del deseo,
la tierra que espera
oírlos cantar
lágrimas
que le llueve a mi arcilla
humedad que envuelve mi alma
de hambre y sed.
La ronca palabra,
la débil semilla
la zarza que quema
el pájaro enjaulado.
El canto triste del amor,
batallas en su recuerdo,
canto del pájaro triste
enterrado en mi pecho.
Ivette Mendoza

De gozo y esperanzas


Pequeña como la almendra.
Ojos de mi cielo, claro resplandor.
Cuántos pétalos de amor aroman
A tu alrededor.
Desde la distancia te siento,
Mi dulce corazón y entre el mar
De mis ideas te pienso.
Hoy te abraza un vendaval
De alegrías que te dan la bienvenida.

Ojos claros, llanto de dulzura,
Ven abraza la vida que se abre
A la ternura.
Cuando el sol entró por la ventana
Muy de mañana vistiendo
Zapatillas rosadas los pájaros
Cantaban una tierna canción
De gozo y esperanzas.
Ivette Mendoza
2015

Ese velo de la novia


Un largo cabello delicado y suelto
Manto de la humedad y la montaña
Cascada de agua, velo de la novia.
Se rebalsa de estrellas la noche en sus manos.
¡Te quiero agua, dadle de beber al corazón!
Se alegran los pinares, verde amanecer.
Un pájaro canta, se alegran los pinares.
La mañana es gala, es brillo, es fiel,
Un beso en el aire,
Un sol que ha de soñar.
Hoy enamorada de ti
Mil cosas que he de recordar,
Ese velo de la novia.
Ivette Mendoza
2015
Catarata El Velo de la Novia, Canada

domingo, 2 de junio de 2019

Disposición divina


Disposición divina
de aceptar lo inminente.
Temerosamente baja la noche
hacia los designados
devanando la verdad
de los sentidos y
no se puede embobar al mundo.
Te diriges a la roca inmaterial,
y disfrutas
ver arder la llama
en los ecos tardíos,
por eso de tu carne a la mía,
el suspiro emancipado.
Ivette Mendoza

La danza de la sombra


La danza de la sombra
en el umbral de la mañana,
danzar, danzar en la orilla de tu alma
con la etérea fragancia del sacuanjoche
nos hace inmortales dentro de la sed
de las lágrimas y
lleva el reto del sueño más fantástico
hasta su memoria deslumbrada.
¡Oh que sí que no! Fulgor de noche
la danza del ayer, la danza del amanecer
la danza de la sombra
doblemente empecinada
si estas en la orilla del alma danzando, vida o muerte,
del pecho se reprime toda adversidad.
La apropiación de toda duda en los bordes
de la vida cotidiana,
!Oh vida mía, la danza del mañana!
Ivette Mendoza


En la luz purificadora


En la luz purificadora
hundí mi corazón
toqué paisajes, bebí los mares
mordí la manzana del pecado
percibí la mirra de los grande templos
toqué lo agreste de las montañas
usando guía luz purificadora,
largo amanecer,
hora de dulce aurora
mis ojos se encienden
se pierden en la dicha.
Ivette Mendoza

sábado, 1 de junio de 2019

Rasgado de mí


Rasgado de mí,
fue páramo movedizo y melancolía.
Por las altas montañas
inauguró universos sin anzuelos
y venció
en destierros.
Alguna idea
lo delata
del pecho hacia adentro
y enmudece el dedo digital
del sendero posterior.
La santidad de la sangre
recobra su vertiente.
Germina una descarga
entre el olvido y lo gótico
y retorna su novicia piedra
a concurrir en mi constelación.
Todos los frutos son de fuego
y yo me inclino ante el cordero que
se sacrifica al impacto incierto
de su voluntad.
Ivette Mendoza


Una y otra vez más


Una y otra vez más
erizados cuervos
desagarran el litoral
de sus patas brunas.
Desde la garganta
que grita y controla,
se asombra la jaula
que hiere sus reveses.
Entre los labios de agua
de la pluma insolente,
se desvanece una sonrisa
maléfica
y ancla la zarza negra
en el puerto de sus garras.
Se acabaron los ímpetus,
y el orgullo
ha derrumbado el puente
que los unía
al secreto mitológico.
Un hacedor de nieblas
empaña
la mirada del crepúsculo
y siempre es de noche
el encuentro de nuestros
corazones
y sostienen en la oscuridad,
las esperanzas.
Ivette Mendoza


viernes, 31 de mayo de 2019

Llamaradas, esencias y melodías


Llamaradas, esencias y melodías mantienes
en pretérito embeleso y en influjo disparejo,
y enciendes y perfumas, en suaves movimientos,
como pareciera extraño, la victoria en el claustro
de luz y  del calculado silencio se estresan y mienten
en las hora dilectas o en su caudal de plumas.
El guerrero me llama en la noche transitoria,
oscuridad del juramento perdido, alma de la
cabalística estrella. Amor de gloria y de blanco
ropaje que amasó tantas veces el espíritu
del ciprés y se redujo en el vórtice cero del alba.
Sábana nupcial del satírico bordado se une
al fatuo beso ardiente y a la mano de hierro
donde florece la muerte y cruzamos torcidos
por los confines del universo.
Ivette Mendoza


jueves, 30 de mayo de 2019

Un verso para soñar


¿Un verso para soñar?
para ser quizás destello en mi camino
o el último adiós en su larga travesía,
mientras la palabra es el altar rimado,
la tinta en su pretérito pluscuamperfecto,
ve algún trazo en el amor.
Un verso para soñar
mientras prolonga sus metáforas en la altura
yo busco en ese cielo poder imaginar la melodía perdida
y lloro y rio y canto y sufro porque me tiñe de gris el alma.
Ivette Mendoza

Un pedazo de cielo


Un pedazo de cielo. Un vaso repleto de
de alas y espinas se derraman hacia afuera.
El delirio del día se desliza entre los muertos
con las mismas sonrisa frías y torcidas.
Le siguen la imagen de la estatua. No la representa,
se refiere a la curva alcanzada. Salgo de esta
condición donde elige la elocuencia su gangrena,
y quedando ya en la sombra, solo un ángel
blanco supo que pasó contigo.
Ivette Mendoza

Una noche con mi cuello hecho de helechos


Una noche
con mi cuello hecho de helechos
sin secretos ni infidelidad
con la forma de mi forma
cuando la marea era azul en el espacio blanco
la mancha vegetal se extendía
en el cataclismo de la tiniebla
o por el contorno de mis caderas.
Y mi sabiduría era fiel a la de otra época:
y mi sentimiento era un musgo medieval
que provenía del fondo del mar.
Ivette Mendoza


miércoles, 29 de mayo de 2019

Entrecruzados elixires del vitriolo


Entrecruzados elixires del vitriolo
dejando fichas y nervios sin valor
se aglomeran y un segundo después
lloran agua de siega, surco y de cristal,
se encrispan, caen y vuelven a caer
a la empinada del árbol inmaterial.
Marioneta en la cima del desplome,
saboreando lo ardiente de la caricia
con su ruda indiferencia derramada
y sin raíz. Veneración de mi cuerpo
desnudo que se transfigura en un óleo
terminado.
Ivette Mendoza

Saludo demiurgo dentro del receptáculo


Saludo demiurgo dentro del receptáculo como
la clausura escalofriante del mármol adjetivado,
luna del desvarío y del sueño nunca hablado,
un lenguaje herido pronunciado en la piedra.
No te entiendo, nunca te entendí
lo del caballo desbocado en el estanque
ni lo del granizo de la vida,
o del corazón de la lluvia desdeñosa
y de todo lo que es agosto es de la corneja del estaño claro,
y la almohada que besa el impecable recuerdo
y el falo humeante de la insólita eternidad.
No te entiendo, nunca te entendí
tan pronto me acogieron los siglos
y fue el temblor de la efímera visión enjabonada
y fue el impulso que tuve con un pie,
y fue mi imagen
que se apaciguaba entre risas, en la espuma.
Y hoy es el mismo fin con distintos sueños
junto a aquellas pasiones más devoradoras.
Ivette Mendoza


No eres más que la córnea obsesiva


No eres más que la córnea obsesiva
del cántaro del alivio y la muerte.
La verdad ridícula de la párvula idea
Los alones fingidos del adagio y el hueso
El dibujo pueril de la mística palmera
El desierto locuaz de los corzos heridos
El manantial que bala el turbio embrujo
La fiera hecha hoy la palabra de antaño
La fortuna es la escasez en el hombre virtual
Los astros rollizos y siempre hambrientos
y el resto de este poema meditando
dónde pongo la coma, la palabra
incomprendida, buscando el qué dirán
en las letras, entre pixel y pixel mis
ojos empiezan a desfallecer.
Ivette Mendoza



martes, 28 de mayo de 2019

Vida o más vida en la memoria


Vida o más vida en la memoria de su voz
sobre el alma del intelecto inédito
está el resurrecto verso alucinado
con dulces sorbos de cicuta o de ocaso.
El verso lozano que no es de otra manera,
su corazón metafórico en hierro maleable
fueron filos del dadivoso amor
de una musa sintáctica que amaba sus días,
del movimiento de las hojas,
de la miel en sus labios,
del pájaro en sus ramas verdes,
de la luz entre las penumbras,
de las pasiones eternas en llamas,
del candente beso de uvas exprimidas
de la melodía y su vibración sonora
que mueve los labios para poder besar.
Ivette Mendoza