Aquí la flor
Aquí la flor,
aquí la flor, la médula
contorsionante.
Después la escápula y la
circunferencia
lo único que se desglosa.
No es el elemento que rota y
vuelve a rotar
hasta morir.
No es como si fuera una
sierpe
que danza
talvez más allá del infinito,
sin resbalarse,
sin caer
como si soñará hasta la
muerte,
como el colibrí,
como la estrella que apenas
asoma
sólo el pensamiento.
Aquí sólo es el tango que se
desflora en el cristal.
Talvez la anexión del amor.
Talvez sólo la plegaria al
clamor.
Sin vida y sin retorno.
Nada más el pensamiento de la
flor
que se desmesura,
la flor que es un redondel,
la flor que es única en su último suspiro.
Después sólo el pensamiento vegetal que
es explosión y brevedad y
fulguración.
Ivette Mendoza Fajardo