Aquí vinieron cantando
Aquí vinieron cantando los talvez
murciélagos.
Talvez murciélagos sin propósito y quizá
condenados.
Desmaquillan evocaciones tibias
y alborotadas.
No sé los talvez murciélagos
no se atreven
a salir jamás de mi vida, ¿no sé qué buscan?,
talvez abrir las verdes
puertas del destino,
al mimo infelicísimo de las
frondosidades.
Ellos ya no captan el paseo
familiar del viento
pero en cambio destraban los
nudos de la vida
en el centro huesudo de la
molécula.
En realidad los únicos en
esta fraternidad
son los talvez murciélagos,
los ideales,
los ideales, los ideales contempladores de las almas,
las almas son continentes
colosales de reveses
acariciadas, untadas de esperma, talvez.
Ivette Mendoza Fajardo