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domingo, 24 de julio de 2022

Nace corazón en un reflejo de flagelo

 Nace corazón en un reflejo de flagelo,
en un reflejo de flagelo, aprendió la simplicidad
y en un instante, se apoderó del mundo
prematuramente, prematuramente
en las profundidades abismales cobijó
el frío de mis piernas como sombras que
viajan por el silencio tragando los sonidos.
Barniz, cerrojo, herrumbre, sonrisa y metal:
el cálido sabor de un vértigo que embriaga
los ocasos de mi ensoñación.
Los ciclones que se alejan como látigos rabiosos golpean
los sobresaltos del hedor, bostezan espesos,
jadean, escoltan en su plenitud de goce y sufrimiento,
a parir una esperanza apesadumbrada con las dudas.
Cruda e impaciente, la noche es filamento de un
dolor que no termina, talvez gatea camina corre
nutriéndome de la sonrisa adusta y foránea,
fecundando el pecho pálido de la luz que
duerme en el centro de una decepción.
Fatigosamente el sueño que envuelve mis instintos
nada lo diverge de la fórmula numérica prodigiosa
para luego evolucionar en su forma más volátil,
nada le impide ver el brumoso paisaje del tiempo impenitente,
ni nadie sabe por qué razón el mundo retorna a tu dulce palpitar.
Ivette Mendoza Fajardo