Bajo la jactanciosa sombra
Bajo la jactanciosa sombra,
la mariposa temerosa baila,
consagra su paladar, el
recelo arrebatado, al tétano del deseo,
subasta sus reveses el
subconsciente de la lluvia,
como la guitarra atemorizada
del norteado frailecillo.
Matricida de las borrascas
bajo tus sangrantes quejidos,
se proclaman próceres los
bigotes antojados del mugido mujeriego,
como una oruga de esfinge
fanatizada, tullida en tu resuello,
como la clonación triste de
su cosquillar,
que ha perdido su alma en
altamar.
Mariposas encalabrinadas de
un imperio de sal enmudecido,
juegan exasperadas por los
parques,
repitiendo plegarias en mi
nombre,
aventurando apenas la vida
como una inervación que aún
no ha sido avizorada.
Linterna lobulada en el sordo
y solitario cuchichear,
minifundista silencio en el
mullido multipolar
de una orejuda melodía
conquistada por un dios ebrio.
Temperamental trompeta
predadora,
desde las sugestiones del
verano se escucha el consejo,
el amor es libre
tangencialmente, tangencialmente libre
en las cárceles de sus
reflejos verbalizados.
Ivette Mendoza Fajardo