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martes, 19 de julio de 2022

Sentí tu alma abrirse en los ventanales de la aurora

 

Sentí tu alma abrirse en los ventanales de la aurora y
el crepúsculo dormía apaciblemente tus caricias.
Llevaba brisa, murmullos, y un no sé qué, que yo anhelaba,
mientras tu aroma mariposeaba en mi balcón, se
embelesó mi ser en tu recuerdo.
Mas mi mente se recreaba en tu semblante,
cuando sentí tu beso, que retozaba ahora en ese espacio
vislumbrado de palabras bondadosas y enigmáticas.
Entonces desperté ¿qué es? le pregunté con los ojos,
aquí el derroche estaba abordando un nacer que iba muriendo,
un astro mancillado, talvez pero como de dos en dos, de cuatro en cuatro,
de seis en seis, aún sentía la afección creciente de tus manos, y
la cordialidad de tus pálpitos...
Pero, no estabas... solo quedaba el eco de la pluma
esculpiendo el cuarzo despierto de tus venas,
cabalgando con su sombra de colmenas.
¡Oh, quimera... su estilo y apariencia continúa...!
Plegaria de diamantes sobre nuestros besos
para adormecernos en los colores danzantes de las mariposas,
¿Qué se despilfarra tras la penuria?
Vuelvo a mis atardeceres que giran en mí
como una rosa fulgurada de amor viajando por el infinito.
Ivette Mendoza Fajardo