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martes, 9 de julio de 2019

Alondras navegantes en el viento de una quimera


Alondras navegantes en el viento de una quimera,
impone en sus alas la esencia del todo
cuanto existe entregándole las llaves al
alma para abrir su resplandeciente aurora.
Ojos de una
estrella que divisa las ramas del destino,
esparciendo sueños hacia la vida.
Días extraviados en cielos misteriosos;
ascienden hacia el corazón, levitan en
suelos consagrado repletos de paisajes,
de grises horizontes donde palpan la
eterna sonoridad del silencio dentro de
su visión arcana.
Soy la ruta constelada en la primera
palabra del génesis golpeando la gran
puerta de tu vivencia que me funde ante
ti en un binomio de ternura.
Hay nocturnidad de arpas aladas, de dolor
en el aroma azul de tu aliento donde me
pertenece el espíritu de la noche y son
míos tus besos impuros, el ideal lloro de
la rosa sagrada que se mantiene en vigilia
en la sombra y el celo, dándole un signo de luz
que nos hace volver como
alondras navegantes en el viento de una quimera.
Ivette Mendoza

lunes, 8 de julio de 2019

El resplandor de la luna se rompe


El resplandor de la luna se rompe
Va suspirando la esperanza del cielo
Todo es etéreo pensando
Que le soy necesaria de vida en cruz
Avanzar contra el dolor o la fortuna
Un prisma camina por el lirio de tu frente                    
Todo gira apuntando a la cabeza y los pies
Estremecida por hadas y unicornios alados
Libando con paciencia el canto de la chicharra
El saludo enigmático y eterno
Desenlazando la melancolía, pagándose con besos
Por donde los sueños dejan huellas
Que siempre invaden
Instantánea fotografía de la memoria
A la serenidad del ave torcaz
Entonces, solo hay pronombres paranormales
Al mal tiempo, un lago silencioso de cisnes
Sal a la ventana y saluda a las almas,recuérdalas
Ivette Mendoza

domingo, 7 de julio de 2019

Mi obstinado corazón


Mi obstinado corazón anegado de juramentos,
ruge entre las brasas y cenizas
esperando su estado de gracia
prometiendo desgastar el temor por los espejismos del tiempo.
En el alma, un ejército de lloros combate las cadenas del dolor.
Nos sumergimos a la palabra que ajusta los labios
hacia su verdad en el día más abrumador,
aún cuando ya perdida en el desierto de su penumbra,
encuentra las minucias de una hábil artimaña.
Ivette Mendoza

sábado, 6 de julio de 2019

Hay pesadumbre en cada flor marchita


Hay pesadumbre en cada flor marchita
Hay una sombra en medio de dos besos distantes
Hay zozobra en los breves silencios
Hay un mar inmortal de lumbre que va soñando
Hay un caudal de luces que se une al mío
Hay soles dolientes en el espíritu gélido
Existe indiferencia en el alma ante el suspiro abrumador
que emite un sentimiento de paz
y hay una fuente frutecida
por donde germina la salvación del hombre
y despertamos
con sabiduría salomónica
despertamos al amor
donde rejuvenecemos internamente.
Ivette Mendoza

La blanca rosa obsesiva que computa en sus pétalos


La blanca rosa obsesiva que computa en sus pétalos
cuantas gotas de rocío penetra en su esencia.
Gotea incesante la intención de besar tus labios, y por
las noches, el sueño llueve de recuerdos en nuestras
sábanas rasgadas. Vamos cargados de inviernos,
tumultos blancos que sepultan nuestros cuerpos hasta
derretirnos ante la voz de soles, llevándonos a
disfrutar la sonrisa de la primavera y elevando
nuestras ansias de seguir amándonos y continuar.
Tentación y tentación blanca, tentación de lluvia,
tentación de rosas sombrías, guijarros con ojos
de almíbar con su gélida lógica, se alborota tu risa
seductora y cargada de imaginaciones vemos el mundo
triste y alegre y repetitivo de un verano furtivo.
Ivette Mendoza
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viernes, 5 de julio de 2019

Dedocracia y peroratas


Dedocracia y peroratas
en la mente se enredan,
donde la ribalda
noche por leopardos se alumbra,
donde las luces disertan con la oscuridad;
el nadir es otra forma de arenga;
singlamos de la sumidad del vértigo al rostro;     
del valle, hasta el laberinto iluminado, 
del lo iluminado a lo ilegible,
como ripio o prolijo argumento,
de murallas como baladros,
de murallas tóxicas-valle-laberinto;
vituperar malquerencia,
obnubilar laberinto.
Ivette Mendoza



jueves, 4 de julio de 2019

Hombre del casorio azul arpado


Hombre del casorio azul arpado
o del contubernio descolorido
sobre azancas de escamas,
depauperando perfuma su morada.
Su frío desfogar                              
pasto de insectos y manjar de agave,
avanza ya a un empíreo de dunas atardecidas.
Con alas de fanal entró
vestido de tul continental y filis. 
Lo hizo desde floripondios de miedos,
a guarasapos navegando en pesadumbres.
Ahí reposa
su hálito es una nuez inane
una cuchilla ineluctable en el limbo
de su propio yo.
Frente al mundo entero
tálamo de aserrín, chispa y hastío,
lo siento sin mirarlo
en el centro del relámpago aún sostengo
la sal lasciva que sale  de su pecho,
frente al nadir de una amarga melopea.
Ivette  Mendoza



Piélagos nacientes en versos tristes


Piélagos nacientes en versos tristes
viajes de espuma en la era espacial
esqueleto iconoclasta hacia la verdad
de delfín con pensamiento de coral
por buques de lenguas quemadas,
algazaras de niños,
¡Sabrosos ruidos!
Junto en el siempre vivir
y su telefónico llamamiento del
mecánico llanto sin fin.

Piélagos nacientes en versos tristes,
corredores galácticos
avenidas de algas doradas,
germinación opuesta del rayo solar
moneda de un ángel bordado en ensueños
akásicos libros entre el fruto y el olvido,
archivados por siempre
en el universo de tafetán.
Ivette Mendoza

miércoles, 3 de julio de 2019

En estaño recorro la inmensidad de tu cuerpo


En estaño recorro la inmensidad de tu cuerpo,
líquidamente hasta la sombra de tu mano.
Se reprograma en mí un instinto de alma en pena
y una silueta sale volando.
Tengo un dolor de lluvia mansa que calcula mis
pasos cuando dormito.
Desde el contorno de las esferas, un astro me abate
hasta el espejismo de mi consciencia con las pestañas
de Dios.
Mis manos sostienen el mecánico aleteo y su encanto
de una estrella cuántica.
Salgo de gala con mi vestido transparente y respiro la
nube blanca y soy agua en su prístina esencia.
Desgárrame el alma, o hazme cosquillas y déjame
saborear tu inocencia.
Una libra de fragilidad entre tanta indiferencia,
relámpagos llevan mi dedos para aniquilarla.
Queda mi corazón enclavado hasta que despierte
mi sexto sentido.
Ivette Mendoza


Los mares apagan la sed del tiempo


Los mares apagan la sed del tiempo.
Misterios ocultos en la edad del espacio,
al son de tus aguas creamos:
labios traviesos,
arañas chillando en la austeridad,
manglares carnales con ojos astrales,
ocasos cazando mariposas.
Y las manos que empujan rostros iguales
hacia el desahogo magistral de la luna.
El corazón que cuelga en el fondo del mar,
una fotografía del recuerdo y lo convierte
en calurosa sonrisa bermeja.
Ivette Mendoza

martes, 2 de julio de 2019

Amaneceres azueles en las risas del mundo


Amaneceres azueles en las risas del mundo,
cuantiosas melodías forman los cielos;
en la eternidad de un beso de roble
sale tu corazón igual que un árbol de fuego
y tras su reflejo calma mi soledad.
Leyendas de pan en su espacio tétrico.
Violín móvil y luminoso
crea su propio anhelo
y explora y bruñe las aguas más sutiles.
Ivette Mendoza


domingo, 30 de junio de 2019

Soles azules que construyen un Edén


Soles azules que construyen un Edén con unos cuantos rayos.
Amor de diamante a diamante, amor de planeta a planeta,
tu esperanza conoce el tamaño de tu astro con ese don
de aclamar tu nombre por primera vez.

Muerte del calor y piel de tu luz, se desliza dulce y serena.
Ya no bastan ni estrellas ni caminos, creo solo en el alba
que me conduce a tu alma, y temblor en su halito de atalayas.

Tu mejor aventura cotidiana, es cerca al ocaso que
anda entre las imágenes del tercer ojo y amortaja
a una doncella que en un rio se zambulle en aguas de cristal.

La galaxia ebanista sutil cuyo torno desencadena
gritos de humedad junto a la increíble oscuridad. La arena del
tiempo, y el árbol de lamentos desnuda el verdor libre de tus
venas hasta su recóndita atracción y su presentimiento
tembloroso.

Recurre a mi sabor, jugos de tus cenizas, y subes y subes
y te sientas al lado de un ángel que a través de tus sueños
hace renacer la tierra en su celeste durazno de la helada
niebla roja.
Ivette Mendoza

Un gusano, dos, muchos


Un gusano, dos, muchos
Para esta honda tumba.
Un gusano para esta carne deleitosa
Porque este viaje no tiene regreso
Ni nada vale dentro del cajón.
Un gusano, dos, muchos
A la tierra fría del silencio.
Vestiré el blanco manto de seda
Y gritaré allí viene, ¡Allí viene la parca!
Que el Señor este conmigo
Al son de las campanas, din, dong, din, dong
Y quedo en el olvido.
Un gusano, dos, muchos
En su mejor festín bailando
Junto a la serenata plañidera.
Ivette Mendoza
2014
Ivette Mendoza
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Un fuego en tu adrenalínica mirada


Un fuego en tu adrenalínica mirada
Inspira analítico sentimiento
Y analiza tu sombra
Que llora sin lágrimas,
Y navega contra la corriente
Como el salmón
Con sus orlas inmortales.
Un psicológico y catártico acto
Centella tu destino
Y se siente en un segundo
Un enfático mundo
Donde reincide
El aplaudir de tus manos
Aprobando
¡Qué estupendo es ser diferente!
Y el único refugio
Es la pluma
Que imagina.
Ivette Mendoza
2014


Desvestida en la hojarasca


Desvestida en la hojarasca
Descanso sobre el barro
Y palpo la ingrávida memoria
De mi existencia.
Enredada en la refulgente red
De las luciérnagas
Espero de la tierra su savia
Para lubricar mis sentidos
Y llegar a las riberas del tiempo
O al sonido húmedo del viento
Que me reintegra
A la consciencia colectiva
Y al árbol que apoya,
Del fondo de mi sombra,
Su esencia de gozar a plenitud.
Ivette Mendoza
2014

Nada más blanco que el amor


Nada más blanco que el amor
Por eso el amor es:
Blanco de jazmín y blanco de gloria,
Blanco de cisnes que navegan silenciosos
O de gaviotas enigmáticas fúlgidas,
Blanco al penetrase en mi alma
O blanco que no lleva la inquietud del mundo.
Blanco jubiloso agradecido a la vida
O blanco de ilusión que trémulo eterniza,
No es ángel, no es santo pero es blanco
Como la nieve que cae en las montañas.
Ivette Mendoza
2014





Candor en flor


Candor en flor
Somete rayos violetas
De alcanfor.
Universo de un solo sabor
Es carne del corazón
Que vive y convive
Y pide perdón.
Hoy es tomado
Con mimos y cuidado
Para que no diga
Que vino a sufrir
Sino que vino a coexistir
Entre rayos violetas y azulados.
Ivette Mendoza
2014
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En el árbol canta el pájaro


En el árbol canta el pájaro,
En el árbol melodías,
Recobran la olvidada luz.
Verso y canto
Canto al corazón
Que en el día alegran y
Por las noches se ponen
A dormir.
Alas, plumas, pico
La dulce compañía
En su inocente lucidez.
Al silbido del viento,
La rama que lo mece
Fluye la canción.
Alas, plumas, pico
Canta, canta
Esencia de pasión.
Ivette Mendoza
2014

Te amo como conejita mimosa


Te amo como conejita mimosa
Piernas saltarinas
Silenciosa dentro de tu animado corazón
De este romance-yerba
Terso
Cargado de zanahorias
Ante el alba verdosa
Y un par de conejos románticos
Besándose en la arboleda aroma de manzanillas
Acariciándose despabiladamente,
Mirándose a los ojos hipnóticamente
Hasta perder sus cabezas.
Te amo como conejita mimosa
Y me persigues ansioso
A toda velocidad
En el área de recreo de Playboy,
Este romance que salta
Que germina de lluvia-conejo
De fecundidad
Condena a vivir perseguida
Abrigada y mimada.
Te acaricio estimulada
Saltando en patios silvestres,
Retozando,
Corriendo,
Moviendo nuestras narices,
Triturando el césped
Encendiendo un vela para estudiar
Revistas de maternidad
Para saber controlar la natalidad.
Ir a comprar a Victoria Secret
Lucir sexi
Antes de hacer el amor.
Ser una conejita modelo de Playboy
A toda hora
En la sala
En el lecho de amor
En el jardín cuando haga calor.
Colas y ojos moviéndose de entusiasmo
Charlando
O disfrutando una película
Que relate aventuras de amor.
Te amo como conejita mimosa
Sensual vestida de rojo
Para lucirte mejor
Como coneja, Ivette
Te amo.
Ivette Mendoza
2014

En los días del génesis


En los días del génesis
La divina voz
Propagó el amor
En el cielo, tierra y mar
Sonoro, sensible,
Hermoso, gozoso
Celestialmente
Hilvanado en la clemencia
Que eclipsó su devoción
Y despejó oscuridades,
Llegó su luz.
En los días del génesis
La divina voz
Propagó el amor
En el cielo, tierra y mar
Sideral, terrenal
Perpetuo y llano
Suavemente
Necesario en su misericordia
Que dejó abierta al corazón
Y entregó su sinceridad,
Y hubo clemencia.
En los días del génesis
La divina voz
Propagó el amor
En el cielo, tierra y mar
Renaciente, valiente
Cantor y lúcido
Inmensamente
Dulce en el vocablo
Que acabó con la pasividad
Del reposo
Y brilló el amor,
Se infundió en la vida.
Ivette Mendoza
2014

Mientras tú me olvidas


Mientras tú me olvidas
Yo sueño con tu sombra
Y de ella salta siempre
Un sublime recuerdo
Donde yo te sigo amando
Donde estamos de acuerdo.
Se desvanece se enciende
Va sufriendo o va cantando,
Picotea mis sentimientos
Y allí permanece
Y me mortifica
Y la contemplo
Y allí amanece.
Tu voz, en su sombra reconforta
Y me excita y me asombra,
Del susurro a mi oído
Con ecos de antaño
Con nostalgia en mi memoria
Que no se han ido
Ni al vacío ni al olvido.
Soñar con tu sombra
A veces hace daño
Pero no es en vano,
Yo la seguiré soñando
Y recordando.
Ivette Mendoza
2014