Ahí búcaro de flores anochecidas.
Bonsái de espina dorsal curvada.
Dátil de piel bronceada y frágil.
Caminos abrasantes y flacos que
Como avalancha de ruidos quebrados
Lanzallamas conspiradora e irritada.
Ofensa inofensiva y violenta de evocación
Oncena ilusión obscena y obsesiona maritalmente
Hiel sacarosa contra la costa
empalagosa.
Salamandra salsera huyes hermafroditamente
Con paciencia de mosca cacareando
Su cuerpo de sombra galgo – gallina
su
Sueño impreso en su majestad alcázar.
¡Cobíjame como un Macao en
penitencia!
Demacración perpetua del delirio del
lápiz
Sumido a la lagartija en su ladrar.
El lapsus de la emanación de sal
junto al soplido
Sístole que recorre la rítmica de
los dedos
Y no soporta sus preceptos marxistas.
La gónada del arcoíris igual que la
ternura del mar
Impecable ilustración de vigorosa
tundra que
Con su pestañar apagó a las
golondrinas grises
Desde la arteria lunar de sus tórridas noches.
Teorema de un corazón adjetivado que busca el
Teorema de un corazón adjetivado que busca el
Enunciado de un estolón con su signo
zodiacal
Dañado y por falta de equilibrio no
termina de ser.
Ivette Mendoza