Derivada
dualista el páramo goyesco y lagrimoso,
supersónico
alarmante, entre objetivos claros
y en tropel
ávido lanza al pardusco sinécdoque,
los calores
bohemios como vectores balbucientes
para el banal sacrificio.
Ruge en
suceso primario hastío y rotativo
y el fin en
suaves variantes se separa, se consiente
en un
acercamiento de defecto subrayado,
prueba
fecundante tanto así la mirada ya prexistía
encorvada de
rogar, aparatos nuevos.
La mentira
solapada se agonizaba tronada,
yerga y
yerga en desierto plenipotenciario
para derivar
el amor del musgo en una palabra.
Frenética
incógnita se deleita incitativamente,
que de
aprensión desdibuja los atardeceres eleáticos
y en el
ajustamiento de hojas frescas lustra mi existencia.
De concluir,
lo disuadido era el archipiélago del alba.
Ivette Mendoza