Idílica asíntota que suplicante
delinea una
Mancha tangencial en los ojos de una
estrella idiomática,
Enjuaga sus lágrimas de lentejas y frivolidad
hasta
Su algebraico caminar.
Como quien anticipa su potentado de hibernación
En su hidalga batuta cartesiana que propaga
hipérbole
De casta vanidad,
Su nervadura impúdica canta en reminiscencia
para
Parecerse a la humanidad aunque ama
tanto la
Muerte que vive reencarnada y desdoblada
de espíritu.
Hipocampo de sus sueños greñas en parabólica
Emoción rastreando su sonrisa
oblicua e inenarrable.
Viento gustativo listo para su próxima
luna de miel
Casado tres veces y liberado de su castración
mental
Inundó de amor y preñó a la cigüeña
astral dándole
Como hijas las siete cabritas minerales
que se amamantaban
De energía y no de materia detrás de
un cometa que sus
Pechos eran el silencio y la
eternidad.
Ivette Mendoza