Jorobadas memorias incrustadas
En una bola de cristal como
Anáforas que derraman y predicen el
Perjuicio de su inventario
discordante.
Tú sabes, yo he conocido el camino
Más relampagueante de la vida
Que apretujada era una cruz mágica
Ligada a una estrella testigo ocular
De la perla sapito que arriesgaba
Ternura por tres clavos de música,
De risa cantinflesca y tristeza
entrecortada.
Soy bendecida en la era papal de
Las pistolas consagradas en el aroma
De un comal donde se cocinaban
Los suspiros y sus misterios
desperdigados
En la última foresta de la desarmonía.
Anzuelo taciturno barrunta en crisálida
Sepultada con los párpados desabridos
Del deseo, cuelga su carisma como
Guantes de boxeo y ve caer el canto
Lechuguero del elástico.
Jorobados hechizos en el crecimiento
Del azufre será insensible hasta
cuando
Yo ya no pueda resignarme al diente
De leche más sombrío que no soporta
Morder el polvo cósmico de su láctea
Fidelidad
¡Nadie puede lastimar su gesto
blanco!
Ivette Mendoza