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miércoles, 30 de septiembre de 2020

Centauro diestro elude la muerte


Centauro diestro elude la muerte de libertad tangible
porque teme a siete virgos naufragados literariamente,
invidente del misterio empecinado a su caricia monda.
Oh máscara erótica del soneto gimes en mi mano devorante,
alienada por los dioses que explotó fragancia desde el cieno
de escorpiones ingratos de esperanzas que deshoja cada
pétalo de niño dormido; me duele el viento sosegado,
estruendoso de admiración que por su terquedad ve
fervor en el peral y su ilustre sentimiento animalesco.

Lamento por los oídos, terror que sigue lirios de luces
milagrosas mas no teme a su coraza desmedida y risueña;
maquinariamente escabulle de su ala salvadora como de esas
mariposas absortas que violentan su brindis triunfal,
desde el fondo de sus tumbas se engolosinan en plenilunios
ante mi éxtasis supremo; heridas de cenizas, inagotables
prosopopeyas del amor derramado su magia fumívora.

Y a mí para adueñarse de lo que quedó, un muslo romanista
como pasatiempo pasteurizando mapachines en ovación;
a la misma hora que extrañó Rimbaud su sombra filosófica
en el rito de aclamar sílfides y estrellas deshilachadas.
Ivette Mendoza