Sueño acromático
terco en su aventura de tierra fértil.
Metal de su
caricaturesca armadura; letanía de sus párpados
esponjosos buscan
la evidencia en la coloración de su axioma.
Comadreja cosquillosa
en secreto gorjea macareno aprieto.
Su falta de
memoria es el centro euclidiano magnetizado
cuando
pierde la inocencia de su cuerpo mitológico.
Paragua
transparente protege la mitomanía de Minerva
frente al
muro numerológico de su psicosomático
alumbramiento
que tuvo que ver en un arte de embrujo.
Idolatría de
sierpe en imaginable apego a su histerismo.
Ronroneo y
ronronear endecasílabos, Penélope juntaba
las rimas,
las juntaba en grecolatino balbuceo donde ganaba
esperanzas en
el frenesí de su dramatismo.
Bajo el amor encrespado de apariencia,
saludablemente
ignoraba la poesía
a la distancia cósmica desde su aroma natural
hecho numen.
Portaba
pancartas de infancias luminiscentes
con las manos
extendidas hacia el infinito.
¡Oh terra, ae!
¿Dónde puedo
encontrar mitología?; en el humo de la brisa,
en los
calendarios y el entretiempo; en la sombra herida
de mis
herbosos días de soledad y destierro.