Bajo el tul de una tempestad entramada
Bajo el tul de una tempestad entramada por
sueños errabundos, percibo,
la susurra voz de la sombra tantra que
profunda proclama,
el furor del cielo gentil y se disipó en un
parpadeo etéreo.
Y me hallo, atónita, ante las zarpas
que resisten el acero, buscando refrendar
su baluarte neoclásico,
frente a esa llamada conciencia, que se
ostenta como guía del ser.
Aquí, bruño las raíces de las fábulas,
aquellas que fueron
y ahora son meras oscuridades de sí, acicalando
la senda.
Inescrutable esencia, inmune al llanto
infantil,
Corazón de ordenanza tonta, tal vez de
roca, quizá de vacío absoluto.
De esos que se autoproclaman expertos del
mañana, duermen
en estos muros malvados, bebiendo el
esfuerzo ajeno.
Y es el infante, víctima del malestar
olvidado,
se encuentra en un piélago de enmiendas
para cada mal.
Le ofrecen curas para ser sepulcro, para el
hambre, como
para el crecer pasmado.
No hay soluciones para todos,
excepto para el de aprendizaje fluido.
Ni siquiera un lápiz homónimo le brindan
destreza derrotista,
para que averigüe sus huellas.
¡Anhelo luz de tempestad, sedienta voy!
Beneath the veil of a
storm
Beneath the veil of a
storm woven by errant dreams, I perceive,
the whispering voice
of the deep tantra shadow that proclaims,
the gentle fury of the
sky dissipated in an ethereal blink.
And I find myself,
astonished, before the claws
that resist steel,
seeking to endorse their neoclassical bastion,
against that so-called
conscience, which parades as the guide of being.
Here, I polish the
roots of fables, those that were
and now are mere
shadows of themselves, grooming the path.
Inscrutable essence,
immune to the cry of a child,
Heart of foolish
ordinance, perhaps of rock, maybe of absolute void.
Those who proclaim
themselves experts of tomorrow, sleep
within these evil
walls, drinking the sweat of others.
And it is the infant,
victim of the forgotten discomfort,
who finds himself in a
sea of remedies for every ill.
They offer cures to be
a tomb, for hunger, as well as
for stunted growth.
There are no solutions
for everyone,
except for the one
with fluid learning.
Not even a synonymous
pencil is provided for him, a defeatist skill,
for him to trace his
own footsteps.
I long for the light
of the storm, thirsty I go!
Ivette Mendoza Fajardo