La mente sigue esdrujulizando sus muertos
La mente sigue esdrujulizando sus muertos.
Embarcadero de niebla que se sube a mi
espalda
regresa cada tres años a honrar al hijo del
Lazarillo de Tormes.
Sólo quiero, solo quiero saber dónde ancla
con la muerte.
¡Uy! Pecado soberbio inserta la cruz de su
desgarradura.
Una flor de pecado, de pecado, de pecado
virginal
para que puedan resistir la hambruna del
alma, del alma.
Debemos meditar, debemos meditar triangulando
la
musculatura de Dionisio, aunque sea por
pura venganza
por pura venganza, por pura venganza y es
la trinchera
celestial que muerde mi mano desde la
piojera del cielo.
Y deben ajustar su Norte antes de lamer la
herida
de Lázaro, decían que era bueno, se
recuperaba el alma
peleando contra las sepulturas que decían mucho
pero
no decían nada.
Ellas, ellas, ellas campanas del
sufrimiento
¡Talán, talán, tolón, tolón, tan, tan, din
don dan!
¿Miran con párpados ciegos el desorden del
mundo?
Como soñar, vivir, interceder para salvar
el erario
del universo con cinco pesetas de olvido, con
tres
aceitunas pendencieras, con la ilusión de ver
sonreír la bandera del tiempo que nos lleva
a la vida.
¡Oh carne subyugada en caricaturas póstumas!
The mind keeps esdrújulo-izing its dead
The mind keeps
esdrújulo-izing its dead.
The foggy dock that
climbs onto my back
returns every three
years to honor the son of Lazarillo de Tormes.
I just want, I just
want to know where it anchors with death.
Ah! Prideful sin
inserts the cross of its tear.
A flower of sin, of
sin, of virginal sin
so they can withstand
the famine of the soul, of the soul.
We must meditate, we
must meditate by triangulating
the musculature of
Dionysus, even if it’s out of sheer vengeance
out of sheer
vengeance, out of sheer vengeance and it’s the celestial trench
that bites my hand
from the lice-infested sky.
They must adjust their
North before licking the wound
of Lazarus, they said
he was good, the soul was recovered
fighting against the
graves said a lot but
said nothing.
They, they, they bell
of suffering
Ding, dong, ding,
dong, ding, dong, din don dan!
Do they look with
blind eyelids at the world’s disorder
How to dream, to live,
to intercede to save the treasury
of the universe with
five pesetas of forgetfulness, with three
quarrelsome olives,
with the illusion of seeing
the flag of time smile
that takes us to life.
Oh, flesh subjugated
in posthumous caricatures!
Ivette Mendoza Fajardo