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miércoles, 21 de febrero de 2024

La mente sigue esdrujulizando sus muertos

 

La mente sigue esdrujulizando sus muertos.
Embarcadero de niebla que se sube a mi espalda
regresa cada tres años a honrar al hijo del Lazarillo de Tormes.
Sólo quiero, solo quiero saber dónde ancla con la muerte.
¡Uy! Pecado soberbio inserta la cruz de su desgarradura.
Una flor de pecado, de pecado, de pecado virginal
para que puedan resistir la hambruna del alma, del alma.
Debemos meditar, debemos meditar triangulando la
musculatura de Dionisio, aunque sea por pura venganza
por pura venganza, por pura venganza y es la trinchera
celestial que muerde mi mano desde la piojera del cielo.
Y deben ajustar su Norte antes de lamer la herida
de Lázaro, decían que era bueno, se recuperaba el alma
peleando contra las sepulturas que decían mucho pero
no decían nada.
Ellas, ellas, ellas campanas del sufrimiento
¡Talán, talán, tolón, tolón, tan, tan, din don dan!
¿Miran con párpados ciegos el desorden del mundo?
Como soñar, vivir, interceder para salvar el erario
del universo con cinco pesetas de olvido, con tres
aceitunas pendencieras, con la ilusión de ver
sonreír la bandera del tiempo que nos lleva a la vida.
¡Oh carne subyugada en caricaturas póstumas!
 
 
 The mind keeps esdrújulo-izing its dead
 
 
The mind keeps esdrújulo-izing its dead.
The foggy dock that climbs onto my back
returns every three years to honor the son of Lazarillo de Tormes.
I just want, I just want to know where it anchors with death.
Ah! Prideful sin inserts the cross of its tear.
A flower of sin, of sin, of virginal sin
so they can withstand the famine of the soul, of the soul.
We must meditate, we must meditate by triangulating
the musculature of Dionysus, even if it’s out of sheer vengeance
out of sheer vengeance, out of sheer vengeance and it’s the celestial trench
that bites my hand from the lice-infested sky.
They must adjust their North before licking the wound
of Lazarus, they said he was good, the soul was recovered
fighting against the graves said a lot but
said nothing.
They, they, they bell of suffering
Ding, dong, ding, dong, ding, dong, din don dan!
Do they look with blind eyelids at the world’s disorder
How to dream, to live, to intercede to save the treasury
of the universe with five pesetas of forgetfulness, with three
quarrelsome olives, with the illusion of seeing
the flag of time smile that takes us to life.
Oh, flesh subjugated in posthumous caricatures!
Ivette Mendoza Fajardo