Espada de fuego en labios frescos
¿Cuál es la espada de fuego en labios
frescos,
que llora de cielo en cielo, con lágrimas
de cristal,
cruzando de mano en mano sobre piel
suavemente angular,
deslizándose de grano en grano, cual luna
dorada y recortada,
tiñéndose en la sangre engreída y
voluptuosa, cual pálido
secreto en altamar, que roza la aurora
prodigiosa,
hasta alcanzar la palmera bordada en tu
bolsillo?
Eclipse de milagros que dejó un amor,
temeroso y tierno;
es la fábula que flota en el aire, buscando
otros inviernos,
y entre risas sombrías, devorando la mente
como si fuera trigo.
¡Anemia en los prólogos de los misterios
ensordecidos!
En la esquina de pensamientos pesimistas,
cerrando ojales y ovillos ahumados,
¡se levanta el telón donde sientes el peso
de la tristeza del mundo!
¿Dónde has conocido los sacrificios
marcados por la vida?
¿Dónde se han desvanecido los parches
solares,
en el crepúsculo gallardo y desgastado por
el tiempo?
Nado sobre robles deshonrados, entre
cabezas ágiles,
en el corazón crudo de la batalla que nos
reanima,
¡donde las estatuas predestinadas desfilan
por los rituales del hambre y del amor
eterno!
Ivette Mendoza Fajardo