Cielos de Grafito y Estrellas Domesticadas
En el manto sideral de grafito
indefendible,
reposa el cielo moribundo sobre la queja
de los quehaceres, clamando por
su pincel celestial, la ráfaga plebeya
de la ducha astrológica.
Las ovejas del brinco unen sus gemidos,
pastoreando el réquiem de las voces
de la figuración anual
sobre su antimateria con zarzas frías.
El metal hogareño desdeña su fiebre verbal
en las venas invernales de la ciudad,
y la libertad se confunde con el oro
planetario,
como dos caras de un mismo entierro o de
una
moneda oculta en niebla, silente frente a
la
estrella domesticada.
Entre los celulares lanzados
al vacío gramatical
y los misterios robados del agua,
busco el libro corruptor del tiempo,
desnudo en los celajes groseros y pálidos
que asfixian las calles de un paraíso
divino,
mientras amortajan las hierbas extrañas de
luces
navegantes intermitentemente, te aclama.
La cuna del linaje del pasado se incendia,
y en el ornato del presente, de repente,
rebulla signos que se ufanan, con
travesuras,
como la risa y el llanto que se enredan
en
un día laboral.
Ivette Mendoza Fajardo