Aurora cultivada en signos musicales
Casi nacimiento de una aurora cultivada
con esmero en la greña temerosa de la
desolación.
Panales de las ciencias del soneto, casi
canto imposible,
que no asciende hasta la bóveda celeste
porque
un astro baja a acordonar razones
traspasadas
en suavidades agobiantes.
Casi oscuridad, pero la noche brumosa nos
embelesa,
no se agranda como el terciopelo lúgubre de
canciones,
sino como la lluvia que invita a sucumbir
al sudor llorado
en colores naranjas.
No juzgues en su llanto triste y
musicalmente bailable,
no concibas el juvenil adiós con un perfil
fatigado,
como las once sílabas que residen en las
colinas de la vida.
Casi oscuridad, la leve conciencia frente a
mi reflejo,
observando la carne devota de mí misma,
¿y no eres tú aquel que trazaba curvas con
pesos inertes
masticando signos musicales?
de huecos pretensiosos en el aire ni
aquella mórbida
resistencia rodeada de un solfeo de pájaros
pianistas
detrás de tus párpados cosidos de anhelos.
No eres aquel acostumbrado a soñar en una
época
medieval hermosa
y palpabas el espíritu científico de la
noche.
¡Casi oscuridad a la aurora que ve su
sombra: mitad
soneto, mitad canción, mitad literatura,
mitad ilusión!
de construir la oscuridad en la garganta de
mi emoción
cargada de frescura en el poema literario.
Ivette Mendoza Fajardo