Albea magnetizado el amor
Albea magnetizado
el amor. Lo interrogan
coronado de
comas y de punto suspensivos.
Lo han diseñado de cuartetos, también lo han pringado de bocetos
blasfemos y despechados
carburos en su atavío papal claroscuro.
Ah mi niño
mimado, el tiempo ha pasado.
Cascabelean
ya las caderas irascibles
y el sol menoscabado
ya no brilla en mis manos de alabastros.
Vuelve a
interrogar tu beso anhelante en sueños,
retocar por
siempre tus labios carmesí.
Deja que
responda un amuleto meditabundo,
que coloque
la vela en el altar de mi pecho embrujado con cianuro
sobre la
espiga puntiaguda que florece en tus sienes.
Ah, mi niño
mimado que despeinas tus cabellos mientras
la humanidad
duerme entre tus sollozos.
Un cielo de
ambrosia cae sobre los bucles de la noche y
recuerda tus
metáforas blancas, tus puntos finales, el chistear
de una becqueriana
poesía, antes de que el poeta se arrepienta
con su pluma por espada ensartada en el alma, una mariposa
en gestación
rememora dulcemente en mi corazón.
Ivette Mendoza Fajardo