Bendito dijiste de bona fide
!Bendito!, dijiste de bona fide
y tus
palabras iluminaron la oscuridad.
y el dolor cesó
dentro de tus entrañas.
El alba
corre por tus venas, albea el alma.
El amor
impregnado disuelve el temido ocaso.
Cálamo de ternura
en la vastedad de tus aristas.
Nacen frutos
desde tu nueva hallada sabiduría.
Mueve las montañas
y sus ciclos equinocciales.
Sucumben tus
alas ensangrentadas hacia los objetos yertos.
Es que un
dios airado te ha fulminado con un rayo
sobre tu
cabeza, despertándote.
Hoy espero
con gran gozo ver como levita tu cuerpo y el mío
y evitamos
palpar la impureza de nuestras carnes,
y ya no
pesan nuestros huesos,
y todo se
reduce en un solo suspiro.
Después del latigazo,
cogito ergo sum
sonriéndole a
la vida donde no hay muerte.
Ivette Mendoza