Entre sombra y sombra
Entre sombra
y sombra fuego de talión
de alguna mano de ceguera o de resignación.
Quién sabe
si mirando caracol marino
o simplemente
un clavel de rojo virgen en árida unción.
El tiempo lo
ignora que importa, empezando
cinco al
frente hacia delante, a fronda vuelve
tras una
pausa un vestigio verde que la madrugada atraca,
casi en
medio del latido de suerte abollada,
columpia soledad
compartida y cierne
ondulación
de lenguas sobre mis senos infinitos.
Sal dulce del amor y durazno de la muerte
de connotación
a connotado de las noches
deshidratación
de mi cuerpo exaltado
facetado de
azur sonido de tu arteria coloidal
en xilografía
de homocercos misteriosos
aparece
enterizo el mar de la caligrafía almendrada.
Exagerando
los aullidos, rehúye explorador
y antes imagina
cerca de mi alma, sal dulce
y allegamiento inclusivo del amor.
Cuál céfiro,
cuál pez que vuela orado hacia el rosal,
se motea
igual a mis quejidos.
Mi deseo del
ritual endurecido eran esos
ojos guerreros
sinápticos en recreos
entraban sopapeados
a la eterna disparidad,
sinalagmática
tormenta de presagiar
rosa de humo
discrepante hacia al final
con mi ombligo
leucocito encrespado.
Ivette Mendoza