Todo es asunto de un gramo de segundo
Todo es asunto
de un gramo de segundo o un minuto más.
La nebulosa cenobita
que alcanza todo lo infinito entre la brecha
de dos palabras
del tamaño del dolor y el boscaje de la ironía.
Un enunciado
dice así: su síntesis de soledad, la añoranza de la pluma
más triste y
la solitaria sima abismal, van rumiantes en la brizna del
deseo, envueltas por quimeras, todo en movimiento liberado y afectuoso
o como un
amor fatal pero más que todo al gusto del piropo.
Yo, tres
veces enamorada de tres lebreles cuestionados hasta callar la risa…
pasando por
la lógica que el mundo no comprende; luego aparece la
monstruosa y
bella crítica del silencio; la divagación cuando menos
lo
esperamos.
El simple
hecho, la opinión del cabello de los cadáveres aprendiendo
andar de nuevo,
el suspiro del sueño despedazado
en veinte
porciones del tiempo desmemoriado que con palancas
resucita al
beso difunto; todo esto hace tristemente al hombre feliz.
Ivette Mendoza