Cuando la teoría engendra
Cuando la teoría
engendra y engendra
como telarañas
el bullir y su valimiento
de mármol soterrado,
o quizás algo
como un montículo
en el dolor de
este cilicio
de clemencia, es una prueba
que avanza adondequiera
que esté tu
breviario de
pagoda porque lo has
observado entre
las grupas del tiempo
que te cubre
como credo inicial,
explicándote
en su enunciado primero,
con ojo crítico
de todo, y en todo
como cuando
come carroña el fantasma,
muere allí,
dentro del misterio de la vasija,
convertida,
enterrada a veces,
astronómicamente
infeliz en el pozo artesiano
de los búhos.
Y en el hábito
del orden de las cosas,
intentamos soñar
dentro de un vals
aunque la emoción
no permanece ferviente.
Ivette Mendoza Fajardo