Poemas Abstractos, Poesías, Poeta Nicaraguense Ivette Mendoza Fajardo (Ivette Urroz), Nicaragua, Managua América Central, sacuanjoche, Poemas Contemporaneos, Poemas

viernes, 28 de febrero de 2025
Marcas del Tiempo Sistólico
Las marcas absolventes del reloj sistólico de la abonanza
Candelabros de la Incógnita
Acolchonan candelabros en la última quebrada de la incógnita,
velada está
en su confidencialidad de tumba entrenadora,
existe un
destello surrealista en la malversación del quiróptero,
ensueño
mandarín que galopa entre colimbas de sabor irracional.
Chisporrotea
un brote inveterado en mi mandíbula juratoria,
todavía
refresca su figura leganosa; precipita aprestada a anidar
la sombra
en el aliento de la radiografía que no expiró.
Lo observé,
la rapaz ráfaga lesionando al astro con su candidez
y sus
ilusiones fracturadas, enroscadamente.
Carcajada
raposera más extinta que el deceso, más fantástica
que una
iglesia idiosincrática hilada por la igualdad de la lenteja
─responsabilidad
de todos─; letra grave en modus operandi le crecen
extremidades
sin vigor para capturar el despilfarro con beatitud,
con anhelos
de ser el infante belfo cenital, avispado.
Las flores
episcopales tienen pan amotinado, centrífugo y juguetón,
enojosamente
centra la palabra en el desván.
Ivette
Mendoza Fajardo
jueves, 27 de febrero de 2025
Píxel de Choclo y Serafines Prostéticos
Vierto mi desconsuelo entrillado sobre un píxel de choclo,
que hiende la tierra indomable sin quebrar sus quijadas
petacudas.
La expectación cenicienta viste piltrafas con erudición.
El can errático se disuelve en caricias engoladas,
y un gorgojo contrabandista sugiere la purga de recuerdos.
En mi encéfalo transcontinental reposan liturgias infecundas.
Intento ascender a la cúspide peliblanda de un idilio inacabado,
pero mis ruinas se proyectan a través de mi abdomen exultante.
Mi celular resuena y resuena, tango remitido por los serafines
prostéticos de calambres en resucitación.
Un enigmático Narciso me cubre con su timbre cinegético;
ignoro desde qué paraje abonado llora.
Un deleite de té ancla y despedaza, anticipadamente,
mis incertidumbres,
para arquear el brazo a la melancolía con mansedumbre.
Mientras tanto, la barca abúlica de dos décadas
no arribará salitrosamente esta noche al sándwich oscuro,
y esta otra, de casi medio centenario biodinámico,
se dispone a hacerle compañía al hambre de su cabellera.
Ivette Mendoza Fajardo
que hiende la tierra indomable sin quebrar sus quijadas
petacudas.
El can errático se disuelve en caricias engoladas,
y un gorgojo contrabandista sugiere la purga de recuerdos.
Intento ascender a la cúspide peliblanda de un idilio inacabado,
pero mis ruinas se proyectan a través de mi abdomen exultante.
prostéticos de calambres en resucitación.
Un enigmático Narciso me cubre con su timbre cinegético;
ignoro desde qué paraje abonado llora.
mis incertidumbres,
para arquear el brazo a la melancolía con mansedumbre.
no arribará salitrosamente esta noche al sándwich oscuro,
y esta otra, de casi medio centenario biodinámico,
se dispone a hacerle compañía al hambre de su cabellera.
Iglú de Angustia y Coral Pétreo
Mi intrincada historia cultiva canas
alucinadas,
corta la penumbra, entrelazada en un
vestigio relumbroso.
Recién colocadas, baldosas resentidas
agonizan
en el agobio de su embrujo,
a duras penas, oprimiendo su tráquea
pululante, abrupta.
A menudo, descendientes de la aurora
reniegan
de sus senos insensibles, orbitando
el período ebúrneo que venera el fósforo
imprudente,
aferrado al valor, avivado por el fuego.
El objetivo altanero musita en un andamiaje
amplio,
expandiendo sus territorios fementidos,
más allá de su niebla hiperactiva.
¡Cáspita! Sobre el guisante de la lluvia,
como corroídas concepciones gélidas,
harapos entrometidos danzan
aborreciblemente.
¡El iglú de tu angustia exhala su helada
condena!
Recientes yerros policíacos permutan sus
disfraces cosmográficos,
apretando el dédalo acucioso hacia
nosotros,
como quien busca la rendición amable
de un océano hostigador.
Por dentro, una borrasca censurada se
aproxima, alborozada,
sometiendo al coral pétreo,
que me arrebató la frazada, impresionada,
acrisoladamente.
Ivette Mendoza Fajardo
miércoles, 26 de febrero de 2025
La Mariposa Vidente La Gran Arcana
La mariposa vidente, alas de Gran Arcana
desplegadas,
armonía inusitada emerge, profundidades
primaverales
capturando tonos de neblina fluctuante.
En colores, un vocablo conocido,
gestado ardiente en el seno del orbe,
emanando de un mundo de matices.
Incita sueños, aquellos guardando colores
idealistas,
sin esperar nada a cambio;
ellos forjan almas, amplifican analogías,
vidas libertarias en expansión.
Amados en exceso, partiendo
hacia forestas no exploradas, equidad
eterna.
Avanzo hacia ti, párpados adivinos
inmóviles,
tu gesto, disipado en tierra y nubes,
vuelos fugaces adornados en alegorías de
papel.
Estimo tus premoniciones,
lago autónomo, nigromante,
me guío a través de la quebrada del ser,
sostenida solo por un matiz sublime y
desgarrado.
Existiendo en el fluir de tu videncia
ancestral,
luna paradisíaca,
difundo la primera exhalación sobre nuestro
velo vespertino.
Ivette Mendoza Fajardo
lunes, 24 de febrero de 2025
Besos en la Melancolía de la Aurora
Inmediatamente después de atravesar ciertos vacíos,
>>>penetré fugazmente en la melancolía de la
aurora,
>>>>>>como
quien penetra una exhalación interminable
>>>>>>>>>en medio de una
encrucijada cualquiera.
Mis innovadoras botas letificadas que cruzan el rocío poseen
omóplatos,
>>>labios afligidos que se ahogan en marchas
jeremiadas.
Primordial, me acelero hacia el sagrado encuentro, el
vencido temor
>>>donde por primera vez se siente la bondad del
silencio en la boca,
>>>>>>como los besos de equinoccios que
besé en la refulgente tarde.
Mientras la melancolía se tejía entre tus manos,
revoltosamente,
>>>como ese candil que conserva las llagas del
amanecer en su armario.
Silenciosamente, se inició una súplica difícil de olvidar.
>>>El crepúsculo, entronizado en su vergel, es un
cortinaje que humedece
>>>>>>una caricia más por ofrecer, una
persuasión de menos en la arcilla
>>>>>>>>>de la sangre que
adoramos.
¿Por qué los ósculos son para los que buscan un lugar en el
gesto receloso,
>>>sin compromisos, siguiendo fríos gigantescos y
sin expectaciones caprichosas?
Ivette Mendoza Fajardo
domingo, 23 de febrero de 2025
Recuerdos Liberados por el Tiempo
Te escucho en esta rutinaria sinfonía de signos
insospechados,
persistentes en recuerdos de vencidos amaneceres,
donde tu dermis de angustiados olvidos seria y sombría
me toca, efímera.
La matemática atina la casual soledad, en su fórmula
de asombro,
me rodea cual pez difícil de atraparse en la espuma,
de la sensación y la sequía de su sinrazón global,
me explica despacio en geografía nocturna
y se posa en su retrato cefalópodo liberando el tiempo.
Todo mi ser se estremece como la flauta agota
su virtud heráldica, ¿Y por qué todo acecha
frente al brillo de tu piel?
¡Cómo crece en mí, un caracol filtrado en la batalla
enmudecida!
su fosforescencia que es huraña y blanda
labra y planta su corazón de enigmas en grietas oscuras
o translúcidas para convertirme de inmediato
en hierba consagrada del mutismo.
Ivette Mendoza Fajardo
sábado, 22 de febrero de 2025
Relojes Invisibles: Manías y Mitigaciones
Cicatrices temporales y geiseres de afecto,
treinta días marcan el pulso, hacendoso en febrero,
herida perenne, donosura que en el abrazo estalla.
Pitágoras, en tu axioma resonamos,
hallazgo del debilitamiento, completo en reflejo propio,
Zeus, divinidad que en reprimenda nos moldeas.
Retorno del diluvio estilográfico,
en brazos reencontrados, solaz hallaré,
el tiempo fugado, ¿su redención posible?
Era de Renacimiento ¿Qué vuelve a mitigar?
Renace, siglo, desde tu ceniza,
invítame a recolectar el bosque en ramas helénicas,
la cabaña bienhechora aún alberga claridad,
bajo su techo, las llamas pacientemente se codean.
Fragmentos de conciencia y la
concentración se disipa, maleablemente
click click intruso en la mente, tus ideas de
manías entredichas, si te encuentras, comentándome,
permíteme ascender,
arrastrarme por pantanos de lo inerte,
deja que los pergaminos desgarren lo audible.
Ivette Mendoza Fajardo
viernes, 21 de febrero de 2025
Baluartes Recreativos
Campanarios peliagudos visualicé,
astas firmes, senderos que fluctúan,
al fondo—
tú, reflexivo, cerca de baluartes recreativos.
Bajo el vasto río burgués, ficticio,
distante,
como cereales verbales,
combate el aire hermético,
agotando el rocío del refrán inútil.
Mis límites,
dominados,
mis brazos repelen el parlamento,
te invoco.
Homero, en su nave de profecías,
deseo compartido,
póker de galletas femeninas,
mis pupilas congeladas,
vestido de esculturas sabatinas.
Estaré allí,
con gafas de minerales fríos,
logaritmos de afecto,
astros rebeldes,
rocío de amor perdido en el boliche nocturno.
Ivette Mendoza Fajardo
miércoles, 19 de febrero de 2025
Alba del Error Autónomo y Mistral
Al alba del error autónomo y mistral,
el cenit del círculo legal se impregna de
significados locuaces, recuerdos nómadas,
enigmas sin resolver y episodios académicos
que vibran con la inesperada dulzura del melocotón.
Nadie revela el decreto esperanzador avergonzado
que abre la puerta al infinito culinario y clandestino,
luminoso y emotivo, facilitando nuestro avance.
Vallas arteriales oradoras se proyectan,
luchando por tocar el reloj efímero del horizonte.
Un espacio saturado de textos ampulosos,
bolsas de interacción social generan respuestas:
caminos replicados, forasteros razonables vacían
sus fluidas extremidades sobre aceras vivificantes.
Surgen símbolos equilibrados al páramo subordinado,
hojalaterías del querosén implacablemente venenosas.
La visión de la batuta inmemorial de Miguel Ángel discierne
figuras imbuidas con el espíritu nacional que planean
sobre esta metrópoli acorazada e implacable.
Ivette Mendoza Fajardo
martes, 18 de febrero de 2025
Pantallas Plásticas del Horizonte
Reclama a quien aplaude
tras la guerra improductiva,
y disculpa
a aquel que acusa con ciencias oscuras.
Sobre su corbata grandiosa yace
una razón abandonada,
arrastrada por el hechizo
de un cigarro victorioso,
frente al dragón laborioso de la indulgencia;
así declara
el sacrificio subjetivo.
¿Acaso no fue abrumador
el castigo en aquella sentencia competitiva?
Pantalla plástica de horizontes rebeldes,
una recompensa al margen de un sótano dinámico,
un episodio tranquilo de la traba roja 'OUCH',
soñador enfermo con tu concierto ambicioso
en el hogar de la oveja desencantada,
céntrico y despojado de lana oscura,
terapia bajo una luna vacilante,
escalando los acantilados de Orfeo,
apretado en el refugio mezquino de su disculpa,
un respiro en este orbe humanista.
El collar prominente de tus intenciones masculinas
manipula la plataforma social que engaña para bien.
Ivette Mendoza Fajardo
lunes, 17 de febrero de 2025
Anáforas Melladas
Existe un vértigo
nodular que, engendrando helechos
en las preguntas
esquivas de la mañana,
una microficha aguarda
entre brasas minúsculas,
como la atracción de
un mazo lingüístico hacia la brisa.
Actualmente, ambos
encubren verdades sangrantes
dentro de la fábula
indulgente de un cortaúñas eclesiástico.
Comas exiliadas del
aleteo bianual,
quiebres que te
elevan, como este
elipsoide que se
sumerge en tejidos atroces
de comadrejas
valerosas y marfiles embriagadores.
¿Cómo penetrarían las lanzas invocadoras en tu alma:
hachuela de ónix
irritante, hachuela ósea liberadora,
colmillo ceremonioso,
latente?
El cuero estalla,
resonando por los peldaños del lenguaje.
Alterando entre risas
la moraleja del santuario,
dividiendo la pupila
efímera con mi soplador de lirios.
Odontología de los
sepulcros traidores, oféndeme.
Permanencia en los
umbrales del zafiro devoto.
Revístete de anáforas
melladas de escarnio:
así observarás
resplandeciente el vasto predicado.
En la semilla
esculpiré la llama probatoria, el moho complaciente
y los rasgos
sensomotores de un insomnio distinto.
¿Y ese clamor
sincrético? ¿Y esos brotes ulcerosos de incidentes?
Un trayecto marital
cubierto de nieve es mi abundancia
sudorosa,
elegantemente.
Ivette Mendoza Fajardo
domingo, 16 de febrero de 2025
Sepulcro del Húmico Recreo
Deseaban reconducirse al lecho
sinalagmático de las
polémicas.
Rompiste la cruzada,
la tarabilla indeterminada
en un firmamento
semiplano de engaños.
¿Por qué referir a un
festín aleatorio
si las ondas
sensoriales se intensifican en tu vestimenta hueca?
Extrae la cuchilla de
la piedad vengativa,
el santuario de
escopetas observantes profana,
ellas hablan,
repeliendo al puma atrabiliario,
las láminas de la
anticipación final se traicionan entre sí,
la astucia del
suplicio agropecuario reprime
el metal de su
descendencia.
¡Marcha con ellos,
marcha con ellos!
Acógelos hasta el
contento:
hasta el sepulcro del
húmico recreo.
¿Qué criaturas
iracundas pronuncian el lamento idéntico?
¿Siempre el humor
exiliado envolverá este aleteo?
Careta: cría de una
imagen extremosa, figura contenciosa,
insensibilidad en
elipsis de un grito desviador e interpretativo.
¿Acaso declaraste que
sonreiría en la bruma del sarcasmo?
Ivette Mendoza Fajardo

sábado, 15 de febrero de 2025
Coronas en Sometimiento de Campanas
Honor y resistencia de
dulce castillaje dentro de vibración diversa;
un resguardo tras
umbrales del astro abellotado de humanidad,
el aliento asciende a
través de mis eras interminablemente al azar.
Memorias de
precipitaciones ya presentes en la oscura verdad:
¿Por qué evocar lo
desenterrado, hacia temblor en dinámica natural?
Escamas que laceran el
suero lechoso de sonora intuición,
descifras tu festín,
tu comunión, tu duelo, tu rutina de corolas.
¿Por qué convocar a
las regentes del sometimiento de campanas?
¡El pavor es un
proyectil que retengo en agostos triangulares!
El deseo, una
corriente de címbalos huecos que manan de mis dedos,
para llevarlo a un
torso asertivo marcado por cicatrices esqueléticas.
Tal vez el arácnido
anhele la humedad sobre la faz terrestre.
Lluvias salvajes que
desvanecen sepulcros introvertidos de sal,
esculpen mi ser
ardiente hasta el alba segregando brumas estáticas.
¿Vislumbras acaso un
nombre oculto entre gemas cordales,
la investidura acuosa
de tu progenie corriendo grotescamente?
Oculto el negro sigilo
bajo esta capa que guarda el recuerdo nuestro;
así, mi boca
—habitada— revela los miedos que se edifican en el aire
y en el amor frondoso
y su erial.
Ivette Mendoza Fajardo
viernes, 14 de febrero de 2025
Pausas Humedecidas y Acuarteladas
Vida ahora, risueña, excesivamente buena—
extrañeza en lo cotidiano, justificando bolsillos oscuros
de sopor distante, embotellando ácidos quisquillosos
junto a la luz fragante y supersónica que vela y derrama
dramas bizcos, consignas blanquecinas.
Hueso milenario lloriquea, cascarón roto de
preceptos solares consumidos bajo chaquetas
bondadosas—rodando la roca mortuoria,
frente al vasto mar del subconsciente.
Abandono y tristeza, desesperación palpable,
sonidos de riqueza terrenal, sin pausa, acuartelados,
sueños malintencionados capturan breves instantes,
aguas domesticadas, sienes humedecidas.
Asombro en sordera creativa, sobre tejados periodísticos,
termómetro pecador retorna—cada tarde,
cíclico como olas de pixeles escorbúticos y petrificantes
inevitable, la caricatura de un barco anclado en el pecho.
Espero—vidrio trascendental sobre hollín escalonado,
soberanía en volantines errantes, ocultos
en el centro de una vida interlineal,
la sombra internacionalista se fusiona en añil urbanístico,
se funde con el vaho de siglos olorosos de uvas arbitrarias.
Ivette Mendoza Fajardo
jueves, 13 de febrero de 2025
Huesos Matutinos del Acero
Mar huesudo de irrealismos laborales,
tus amortiguadores noctívagos
son la rendición de entelequias encantadas
que batallan sin dirección en tu ajetreo.
Tu astrosa bravura, baratija de la sangre ideal,
se venera y brama, enmarañando irreversiblemente,
tu reino de maniquíes azur desencadenado.
Como insípidos dinosaurios malhablados,
mana industrial la certeza, y las semanas
ruedan pedigüeñas, escalonadamente,
hacia el granero del tiempo irrisorio y segregacionista.
Mortal, verde barrilete de estrellas proclíticas,
atiborra el acero con el cigüeñal agorafóbico de la condena;
y chispean jorobas descalabradas sobre la muerte partidista;
los novicios estrujan contra el espectro infecundo
la empalagosa intemperie matutina; el recuerdo ilegítimo
del verano moralista, que se combustiona
al llover... al nacer... al llover,
por los pertrechos inteligentes de las piedras biónicas,
a través de las llanuras novedosas de fantasías, sonidos y
raigones,
el silencio mayestático de las bibliotecas y quiromancias
salta
sobre las matemáticas maternas hasta los medallones
lacónicos
del laberinto mujeriego, en cada fracción de su espacio
subliminal,
siempre encuentra la falla embrujada de mi ADN.
Ivette Mendoza Fajardo
miércoles, 12 de febrero de 2025
Pequeñas Aleluyas del Desatino
Amparo acuático para el desatino resbaloso
de mi sueño reverente, estremecido por poesías refractarias
de salpullidos,
de la bucólica sutura del viento primitivo que atosiga en el
aire al terceto desertor,
encumbrando y desgarrando su castillo desidioso de marfil
racional.
Los cantos locomóviles de mi laringe poseen manos y
vértebras, párpados y
pestañas, piernas, alma en sueños, emociones,
longevidad mercenaria de hambre y pequeñas aleluyas
reservadas, estrictísimas, minúsculas, estrictísimas,
de fuselajes suicidados que braman y crean angustias
furibundas,
inconformemente inconforme, engullen, instruyen, engullen,
“aunque les valga un pito”, “para luego estirar la pata”,
fabrican, fabrican lo mismo, malmatando los afanes,
honran el feudo babieca, el feudo del peñasco madroñal,
babieca,
el feudo mineral, y son tabúes de siluetas, tabúes,
tabúes cuyas mandolinas sofocadas y tristes, tristes,
arrumban
intrusivos coscorrones desde el vientre del comal,
y cuya milpa pimpante sostiene la simultánea amistad, aunque
“Dios los cría y el diablo los junta”, dentro de intervalos
de alma
productiva.
Ivette Mendoza Fajardo
Castañuelas que Fuman Mareas Ambarinas
Agazapadas fuman las castañuelas;
en los jardines armónicos del refugio, fonetistas
corren y emergen, hongos del calambre humorístico.
El yodo mundificativo estremece, oblicuo, desconcertante,
como vientos que carcomen la densa fantasía orgánica.
La llovizna multiplica, cultiva, multiplica acuarios
pioneros de
rugosidades y no cesa de anochecer, y no cesa de
anochecer...
Las pipas calientan sus manos tridentinas en las
colillas del resquicio que despide, corpulento, inmenso,
tosco,
el bisonte acaudalado,
y unos torpedos humildes cantan discretamente sobre un
triciclo inútil.
Una incontenible ola gaseosa, una incontenible marea
ambarina
envolviéndome con sus silbidos fragmentados,
envolviéndome con sus alas de inercias agotadas
cayendo de cabeza contra la orilla, y recogiendo su
revoloteo protector.
Morando en esferas, los oblicuos esqueletos, cenicientos,
nocturnos rincones,
—cuadriculada, cuadriculada ilustración de los primeros
temores—,
los arácnidos sillones condensan el sentido del universo
escribiendo
décimas en el aire.
Ivette Mendoza Fajardo
martes, 11 de febrero de 2025
Fragmentos Otoñales
Como una locomotora cegada por la niebla,
la geografía de los pernos puntiagudos labra senderos
eluctables
entre el aroma del geranio amistoso y
el silencio sabatino de las súplicas.
Nadie ofrece, nadie palpa la suavidad del satén
en el consuelo.
Las cítaras del sollozo perfoliado
están exhaustas, hasta el punto de derramarse
sobre una nueva luna de espejo musical que cruza por el aire
buscando miradas en callejones desvencijados.
La avenida clama en soledad silvestre,
y entre los escombros que devoran las manías de una figura,
de cera selenita, se desvanece, pero,
¡aún flamea un estandarte hacia la abundancia inusitada de
besos
con investiduras casuales!
¿suplico absorta por un alba pacífica y duradera?
En un compartimiento lleno de fragmentos otoñales,
las rocas de la afonía chocan entre sí, transversalmente
y un crepúsculo altisonante y ciego se pierde entre tus
brazos.
Ivette Mendoza Fajardo
lunes, 10 de febrero de 2025
La Quirina Vieja y Gozosa de Vida
La calavera gozosa de las quirinas viejas,
chorreada de pavores y amores en astros soberanos,
la cabellera pagana de las aldeas solteronas
y un mal de hora buena sobre el toldo vespertino,
el pelambre contribulado que brota de la nostalgia,
son los cielos fanáticos, enguantados de frondosidades
enajenadas;
sobre la caja cegadora de escarabajos sin copetes alarmistas,
flameando sus calcetines rotos, con celos de duendes claustrofóbicos en los
desvelos impresionados.
La viudez con flores señoriales de confiada compañía,
que atraviesan, sollozando,
el callejón del duraznillo que patalea,
protegida por sillas quinceañeras,
como muebles ahorcados y tapices ilesos
como cascabeles cornudos;
es lo mismo que si yo digo:
"¡Tierra flaca que discurre novedades cabalgando!"
Se quiebran todos los corazones de los muertos
de voluntad atlántica.
¡Almanaque de azafrán al saborearlo!
"¡Gime, que gime en su aventura!"
Ay, llanto discriminatorio,
aislado con axiomas de discordia viradas y
algebraicas, de iolitas licenciadas, se acercan a
soplar el impulso de la muerte, van como diciendo
“¡Al pan pan, al vino vino!” cuando toca la campana
de países automáticos, a conquistar el ding dong de la vida.
Ivette Mendoza Fajardo
domingo, 9 de febrero de 2025
Topos Racionales
Jirón insigne, sin malabaristas digitados,
brinda gratificación a camisas rencauchadas, preferiblemente
forasteras.
Humeral melifluo de una casta pesarosa, con o sin enseres
recelosos;
se encarnizan piezas energúmenas, también se brindan
servicios de lavados de cabezas de almas sexagenarias.
Aquella fragancia a pellizco, tan potente como la espada que
la contempla,
emana del norte de los logaritmos occidentales,
al igual que maquinillas descalzas elogiadas,
y la voz de criptógamas en movimientos contradictorios.
El animal de lo cibernético sucesivo y la melodía de
Cromañón
se abrochan la bufanda colúbrido de la locura medieval.
Y aún el camino tecnológico ebrio, que cura en posición
enlistonada,
llora mientras camina por todas las esquinas de galaxias
idiopáticas
y se espulga a las urracas sobre terciopelo vivaz con cien
letras dominicales
por la izquierda.
Y frota el letrista de los topos racionales como un
cansancio que va
desde la pierna trasera del mundo más polémico, hasta
en aquella tienda desalmada que transfiere torpezas y desmanes
desnaturalizados.
Ivette Mendoza Fajardo
sábado, 8 de febrero de 2025
Almas Impías en Paisajes Desgarrados
De improviso me
atomizo, y colapsa conmigo la esfera encriptadacon micro entidades
infantiles,
de cráneos lacónicos
en el éter desolado;
son las cubiertas
tóxicas, en ruinas, hirsutas, y el escorpión de los yermos,
el candado porfiado
que mutila la esencia al nómada,
los roedores y
arácnidos huérfanos del ante cielo,
el arrabal
traicionero, belicoso y nihilista,
el felino escuálido
que se precipita desde la penumbra errática,
y el astro, escindido
de histeria, irrumpe en la noche, en lo abominable,
con el rostro velludo
de validaciones,
la grúa inepta del
tedio cotidiano,
en contienda con las
ilusiones,
en el confín enfermizo
y abstracto,
ese aroma profundo y
sintético del colosal geranio de piel iridiscente,
el acordeón mendigo de
los esquifes emergentes,
la logística del
anzuelo que uno desgarra autoflagelándose,
mi pequeña, una sombra
vagando en tranvías que jamás partieron,
en la coyuntura
delirante, sin sendero pionero,
donde surgen,
enfrentándose por almas impías,
una guitarra hosca por
continente y dos cementerios
por las chimeneas dramáticas,
y exacerban todos los
caminos.
Ivette Mendoza Fajardo
de cráneos lacónicos en el éter desolado;
son las cubiertas tóxicas, en ruinas, hirsutas, y el escorpión de los yermos,
el candado porfiado que mutila la esencia al nómada,
los roedores y arácnidos huérfanos del ante cielo,
el arrabal traicionero, belicoso y nihilista,
el felino escuálido que se precipita desde la penumbra errática,
y el astro, escindido de histeria, irrumpe en la noche, en lo abominable,
con el rostro velludo de validaciones,
la grúa inepta del tedio cotidiano,
en contienda con las ilusiones,
en el confín enfermizo y abstracto,
ese aroma profundo y sintético del colosal geranio de piel iridiscente,
el acordeón mendigo de los esquifes emergentes,
la logística del anzuelo que uno desgarra autoflagelándose,
mi pequeña, una sombra vagando en tranvías que jamás partieron,
en la coyuntura delirante, sin sendero pionero,
donde surgen, enfrentándose por almas impías,
una guitarra hosca por continente y dos cementerios
por las chimeneas dramáticas,
y exacerban todos los caminos.
Ivette Mendoza Fajardo