Poemas Abstractos, Poesías, Poeta Nicaraguense Ivette Mendoza Fajardo (Ivette Urroz), Nicaragua, Managua América Central, El Papachayo
lunes, 19 de octubre de 2020
Entre sombra y sombra
Entre sombra
y sombra fuego de talión
domingo, 18 de octubre de 2020
Escudriñan tu piel ahorrativa
Escudriñan
tu piel ahorrativa y en una transición bancaria
miden mis
costillas, las ahorran en débito arrendatario,
captan mi
alma interactiva y contabilizan su karma capitalista,
buscan una
deuda en vidas pasadas, buscan mis días
requemados
carcomidos por los tiburones acreedores
y belladonas
amanecidas en tus sordideces rastreras.
Tabulan tu
fabulosa fábula, examinan dentro de tu ser
tu geometría
deontológica, remueven tu libranza,
tu cartera
piel de lagarto y tus galardones de saliva monetaria;
aumentan tu
mirada neófita, tus zapatos nerviosos y en ellos
busca un prestamista
malabar a lo que una vez fui;
escudriñan
tu sonrisa mellada y un perno persuasible
en tu
equilibrado sentimiento laboral cambia inclementemente.
Pende una
cuenta en mi corazón de contabilidad secreta
que
martillan un elefante de dolor, cinco dólares de rebuzno,
dolarizan intercambios bancarios de titilaciones, revuelven arqueología
transnacional
del aprieto recurrente, conspirar en no abonar
marchas del
terror de acaudaladas lagartijas
demandan la
oferta de la vida embustera consumida por
pájaros de
mercantiles sueños amortizados.
Ivette Mendoza
miércoles, 14 de octubre de 2020
Y hoy en día así duerme la odorífica llama idiomática
Y hoy en día
así duerme la odorífica llama idiomática.
Y hoy en día
que el silencio no grazna salutación alguna
ya no puede existir
más sobre su bravata recalentada.
Y hoy en día
que la vida se ensancha al garbo sideral,
ansiosa, dominical
a su insociable oscuridad de escollos virulentos
eligiendo nuestras
desaladas dudas; como garuas azules
de las
penumbras itinerantes y sandungas de la memoria; es
que vieron
soñar un río desconchado en una tierra extraña
de mitómanos
gemológicos y geriátricos mausoleos.
Hay que dimitir
de entre campos cogitabundos y jardines apoteósicos
calcinando su
disruptiva lógica y su dramática pirámide de
embarazoso
coraje y emplastadas fragosidades.
Y todo el amor
del mundo, toda estocada zeta en ayes de lujuria.
Y toda mortificación
que estruja al inverecundo lince dentellado.
Ven pronto a
fugarse conmigo dentro de sus poros patronímicos.
¡Exuda arañas rojas incendiariamente cabello de ángel!
Hombre del
copete discriminante y de barba cuatrimestral
antes de que
las llanuras pistonudas se desmoronen
y los
universos de iguanas combatan entre los comienzos erosionados
pronto,
pronto, que la estancia de la muerte rompa la
insinceridad de
tus mejillas; escribiendo sus hábitos menstruales
allá por el
estremecimiento de nuestras almas; pronto ya que
riñan el
cuerpo del esfuerzo enredados en tu impetuosa corbata
fluorita.
Ivette Mendoza
martes, 13 de octubre de 2020
Viaje celestial
Se bifurca el
ímpetu de mi alma constelada
inducida para
el largo viaje celestial
dentro del
universo paralelo,
que silente va
o quizás más suave y efímera.
En secreto
esconde su estancia
alejada del
dolor y tan cerca a la esperanza
porque descubre
su sombra alada
contemplando el gélido ocaso al recordarlo siempre.
Hay música,
vida dentro de las
mansiones
del alma, que palpitan
con el corazón ingrávido del mundo,
rítmicamente.
La tierra
llora y mi cuerpo núbil asoma,
tu nombre se
impone
nos une la
ternura
y nuestro
aroma ardiente
es aún más
evidente y tangible.
Ivette Mendoza
domingo, 11 de octubre de 2020
Hago timbrar las noches frívolas
Hago timbrar
las noches frívolas una a una
sobre el
ritmo desvencijado de su matriz aletargada.
Noches sobre
la enésima quimera goyesca.
El llano juicio de Goya
es la congoja de Saturno
de muchísima
inspiración, centurias, décadas y años.
Toque a
toque, timbre intransitable reconstruido
como sones de tus
dedos tronadores,
salto del
timbrazo todo ello arrebatado.
Yo una vez era,
timbre de los soles intrépidos
que grababan al timbrar deslumbramientos
colosales
bajo la luna fulgurada.
Ivette Mendoza
Los labios grises
Los labios
grises profesan
nostalgia y crepúsculo, ahínco
de la mar azahar cantar la piel,
desierto desguazado lumbre
grito de la colina añeja grita
se hace realidad en decadencia,
arrebatado huracán ensordecedor
es anacoreta marcha, al fin procrea
risa inquisitiva risa gris
sin mechones ni dialecto azul
el fuselaje de tu carrusel numulítico
sentenciando
te absorbe para mal.
Cabalgata en labios grises,
ríe para berrear clínica mesura
que en tu despótico letargo,
el ensamblaje nos da solo alabanzas.
Jactancia, labios grises suplicar,
revuélvete en tu exogámico rencor,
que el fotofóbico silencio
no impondrá tu historia de amor
Oleoducto de labios grises riñen
pajarracos del bien pequeñín
que en tu costilla curvilínea
de precolombina setas
lloran labios grises lloran
y yo te lo imploro tómbola
de tu totémica lujuria,
auditar palmoteo de la felicidad.
Ivette Mendoza
viernes, 9 de octubre de 2020
Su voz camina por el horizonte cibernético
Su voz camina por el horizonte cibernético
innunda el vacío
del silencio desmemoriado
como una
palabra tan inquisitiva donde
atosiga un trazo
coaxial al borde de la brisa,
y su coraza inexpugnable
en el cielo contemplativo
se expande sobre el cuentagotas del tantrismo
agujereado y
sediento de horas desmedidas,
el
esperanzador comienzo hipnotiza las mañanas
como dentro
de un espejo enclenque y distante,
el olvido inspirado
por su vanagloria moja
con sus lágrimas
un mosaico de cascabeleos.
Ivette Mendoza
jueves, 8 de octubre de 2020
Del metamorfismo enésimo
Del
metamorfismo enésimo de cúbito es
la secante
de los siglos en el clavicémbalo enervado,
desde la
gravedad farruca del torso por el cielo
al punto
diametral de las aguas incoativas.
Alguna
enciclopedia con el chúcaro cucurucho sin la
descongelación
acuosa de los ojos consabidos;
descascarillada va la brisa y al coligarse en lo absoluto
se torna en la
ausencia de un preámbulo de fe taoísta.
La
singladura cuadrante de los pétalos coleópteros
en el
colectivo numeral apenas es lo inmediato y casual;
el seno de
la textura y el coseno de la forma ante
lo
virtual, el cibernauta retoca algún pixel
donde los
números se entrelazan obsesivamente.
Ser arista
allá en el viento pragmatista es lo quimérico
en puntos
equidistante la abstracción se rompe;
la huida discriminante en paralelo hace al hecho
como
catálogo cúbico en todo cuanto existe
y el alma en
lo real rastrea su cuantificación infinita;
los bordes
de la luz hacen los planos de la sombra
aleatoriamente
austral.
Ivette Mendoza
lunes, 5 de octubre de 2020
Abreviación cursiva
Abreviación
cursiva
desde el trecho esmerilado,
el encontronazo despierto del martillo,
sobre la fachada movible y embrionaria
de universos salpicados de impresionistas manantiales.
Cubismo de la noche desmadra el pensamiento,
mesmeriza entre las mescolanzas
y modificado de inecuaciones, va
desde el trecho esmerilado,
el encontronazo despierto del martillo,
sobre la fachada movible y embrionaria
de universos salpicados de impresionistas manantiales.
Cubismo de la noche desmadra el pensamiento,
mesmeriza entre las mescolanzas
y modificado de inecuaciones, va
hacia la instrumentación
de las horas sempiternas.
Un prisma iconoclasta
hopea sus centelleos
entre glutinosas
penumbras grises y cristales elzevirianos,
el rocío cavila sobre el tántalo terciario,
eufonía fragmentaria
en muscíneo lloriqueo,
derrama en las marejadas lívidamente,
el rocío cavila sobre el tántalo terciario,
eufonía fragmentaria
en muscíneo lloriqueo,
derrama en las marejadas lívidamente,
oxigenadas como
los días, doradas como el sol
su perfil núbil levitado en moléculas cautivas,
para ensalivar los papelorios
de tinieblas y mutismos,
refunfuñando a la palestra de bufos sueños;
para parear en nubilidad
en invernaderos baldíos
desgranando extravíos entintados
que descargan aguaceros de cigarras axiomáticas,
en coníferos momentos deslizados por enigmas.
su perfil núbil levitado en moléculas cautivas,
para ensalivar los papelorios
de tinieblas y mutismos,
refunfuñando a la palestra de bufos sueños;
para parear en nubilidad
en invernaderos baldíos
desgranando extravíos entintados
que descargan aguaceros de cigarras axiomáticas,
en coníferos momentos deslizados por enigmas.
Ivette Mendoza
domingo, 4 de octubre de 2020
Hilando recuerdos clorofílicos
Hilando
recuerdos clorofílicos de escaparates sociales.
Intimidando leopardo
lerdo y mosqueteril, sabihondo endógeno.
Mostrando suela
sustantivada en mala suerte sin retroceder.
Embaldosando
corazones titánicos y entramados eco - virus.
Historia marciana
herbívora en granadilla triste, como cañón guerrero
Haloidea sensación
de las flores en instrumentos musicales.
Fotogénica cumbre
de nostalgia en marmotas cibernéticas.
Crimen de
las voces en días sonrientes declarativos para ellos.
Desinformación
celeste en acueductos delatores al ojo piquín.
Perfume de
la sonrisa en momentos penitentes máscalo bien
Cae mi noche
perpetua de memoria dadaísta y sufragada
Yo razono
sobre la puerta tallada electrolíticamente replegada.
Soy un ser
acostumbrado a vivir en un pozo intranuclear.
Mi momento más
feliz es la terquedad casta de dedos brutales.
Humedad levógira
y usura literaria mercantil al corretear.
Mis gustos melancólicos
con sabor a canibalismo matriarcal.
Deducción de
tu pelaje en estambre aguatado llora coerción.
Ataduras de
las ventanas, chillido hollando caligrafía extractada
es ser el
tiempo donde las ráfagas del viento mecen tu añoranza.
Cálao
emocionante en atardeceres de arcoíris a mi alma encinta.
Ivette Mendoza
sábado, 3 de octubre de 2020
Conjunción galanteadora de caricia taciturna
Conjunción
galanteadora de caricia taciturna y pretensiosa.
Leve suspiro,
nubado en fragmentos pigmentarios.
Uñas de la
terquedad tecnológica y neutrónica como
apariencia preguntante
en prospecto de sendero integrado
hacia el trópico
virtuoso al tiránico tumulto artificial.
Espadas óseas
bajo un cielo indolente quedan por verse como
reses
vanidosas insurrectas disfrazadas de machos cabríos.
Carteles con
escotes ultraderechistas y parásitos inteligenciados.
Bruma
accidentada y edáfica al mejor postor igualitariamente.
Hojas
sexuales beatificadas bajo un bombardeo de lentejuelas vernales son
olas harapientas
de disléxico centelleo en su espuma higienista.
Barquitos de
papel dolarizados a la americana hierática.
Vida enloquecedora
de caminos infinitos por chamusquina redonda
de dicha dorada
de los costados higrófobos aseados por el olvido.
Con la
sombra de mi cuerpo construyo jardines edénicos piñoneros.
Lloro logarítmicamente
asíntotas que desembocan en un mar rebobinado.
Escenarios
de garduñas besan los rieles de la melancolía psicópata.
Doblegada a
los pies de la poesía me someto a la rima de las espinas
Clímax de la
musaraña en aulas desertoras y dipsomaníacas de espinacas.
Preposiciones
de castañuelas se calcinan en ultramar petrificadas.
Túnel transmutante
de las mariposas en flotabilidad hormigonada.
Asombro de
la tristeza intimida leyenda tropical y ojival acantilada.
Ivette Mendoza
Lucífera cara en hiemal solsticio
Lucífera cara
en hiemal solsticio.
Flecha gitanada
súplica escaldada.
Corazones martillados
en silencios son
ecos coloquiales
con las piernas atadas.
Gendarmes de
la soledad emotiva como
besos comulgantes
y depresivos.
Arropamiento
celestial de las palabras bulímicas.
Varicela de
luna áspera, dominante y someter.
Cinchadura del
mar en ojos copulativos al anochecer.
Galápagos de
la muerte añil en temidos calvarios.
Palabras de
gusanos picaflores agrestes y apaciguadores.
Pianola
vertebrada en rinconada ososa.
Paralítico renglón
de la cizaña madrugadora.
Lenguas
prietas en olvidos inútiles, anhelos ciegos.
Nacen
señoritas las sílfides astrales.
Piedra primaveral
del laberinto de cuerpos parduscos.
Matices alarmantes
y paleolíticos humanamente hablando
que escarban
sol patituerto,
amoríos entre
huesos proclíticos es la
desilusión valerosa
sobre puerta de los mares.
Retazos de
recuerdos envesados unidos al arte Olmeca
explican su
piadoso amanecer en un pétalo de sonrisa ictiófaga.
Ivette Mendoza
viernes, 2 de octubre de 2020
Beso benigno del sol
Beso benigno
del sol en el águila de la soledad.
Caricias letárgicas
de una primavera sobre el razonamiento
de la nuez.
Otoños prístinos
que mueren entre suspiros membrudos
y hojas funambulescas.
Brisa afrancesada
que palpa los violines es el
hombre que
alaba el sacrificio de la salamandra
frente a los
océanos entre los farallones baguales y la cordialidad
de cuervos…
Verso
horizontal que corea en un punto para luego huir como
indomabilidad de
lenguas, mostrar clarividencia dispareja,
elocuente en
un eje en la cuadratura dinamoeléctrica.
Rumor de frazadas
y relinchos inalámbricos lucrativos.
Aleteo de la
duda y verdad malaventurada.
Ranciedad
del arte pos-silábico en el atardecer exfoliante
sobre la
rapacidad subscritora de noctívaga rapsodia.
¡El poeta
nutre la sustantivación de las estrellas intercadentes!
Ivette Mendoza
miércoles, 30 de septiembre de 2020
Centauro diestro elude la muerte
Centauro
diestro elude la muerte de libertad tangible
porque teme
a siete virgos naufragados literariamente,
invidente del
misterio empecinado a su caricia monda.
Oh máscara erótica
del soneto gimes en mi mano devorante,
alienada por
los dioses que explotó fragancia desde el cieno
de
escorpiones ingratos de esperanzas que deshoja cada
pétalo de
niño dormido; me duele el viento sosegado,
estruendoso
de admiración que por su terquedad ve
fervor en el
peral y su ilustre sentimiento animalesco.
Lamento por
los oídos, terror que sigue lirios de luces
milagrosas mas
no teme a su coraza desmedida y risueña;
maquinariamente
escabulle de su ala salvadora como de esas
mariposas absortas
que violentan su brindis triunfal,
desde el fondo
de sus tumbas se engolosinan en plenilunios
ante mi éxtasis
supremo; heridas de cenizas, inagotables
prosopopeyas
del amor derramado su magia fumívora.
Y a mí para
adueñarse de lo que quedó, un muslo romanista
como pasatiempo
pasteurizando mapachines en ovación;
a la misma
hora que extrañó Rimbaud su sombra filosófica
en el rito
de aclamar sílfides y estrellas deshilachadas.
Ivette Mendoza
La vida es una representación conopial del tiempo
La vida es una
representación conopial del tiempo.
Cuentahílos
de esporas esmaltadas de galanuras
guarnece
hieratismo malintencionado; macerar
entre las acuciantes aguas que el lebrel sintoniza,
llamear y
llamear todo se materializa, parte no nos
escucharon
algo que germinó en las sienes.
Entre la
danza marsupial minifundista y el hermético
furor de
ocasos de nigrománticos reversibles,
la duda robótica
es la semitransparente pausa
que toma por
verdad la paradójica excentricidad
de una
supernova con razonamiento disparatado.
Faceta contra
faceta ante el olvido surto se ha ido, o
junto al
cincel biselado de cofres secretos y perceptibles.
Amasijos de
metales perfoliados en su quebradizo
púrpura y retractable abisma a cualquier anochecer fecundizado.
Todo depende de
una sonrisa félida que venera al heliotropo
letífico sobre sus rigores hirsutos que libera arte visigótico amanerado.
Ivette Mendozamartes, 29 de septiembre de 2020
En el burlote ruego
En el
burlote ruego
del sueño
rojo
del cíclope,
la panorámica
luz fluvial
resalta su
equidistante
estética cosmogónica.
Círculos
concéntricos
de esquinados
ecos
en el greñudo
ostracismo
de los indisolubles
silencios.
Fiereza
patituerta
en el
recuerdo segador
la oscuridad
del vigor encandilado
abrasa su
pupilas de fragor
contra
facetas inmutables.
Desenrollar
diligencias cuprosas
con la voluptuosidad
equilátera
en razón folletinesca
alguna.
Ivette MendozaLa duna botarate y el dueto libertario
La duna botarate
y el dueto libertario
del mundo
liberal y dilatorio
tienen un
solo libreto indicativo para mal de ojo.
El cortés manantial
de la cítara llueve
entre
diablescos entrecortados por
teatros declamatorios
y espacios iridiados.
Llueve sobre
intranquilidad y mescolanza
como
probetas a refracción
sobresalto paradójico,
muslo refunfuñón
en campo
abierto y desesperante
de peletería
y clarines edénicos.
Mescolanza de hendedura nectarífera
moneda
literata de ave fortuita
filamento filantrópico
desfondan todo escepticismo.
Ivette Mendoza
lunes, 28 de septiembre de 2020
Espada carrasposa
Espada carrasposa
de doble mirada giratoria
escolástica medieval
y heliocéntrica como el sol.
Un cielo solariego aclara la aurora renegada
pronto
tendrá que presagiar paranoico atardecer.
Poemas pancromáticos
reñidos bajo luna maquiavélica
que en
lienzos se nos va panegirizar igualadamente.
Nacimientos de
camachuelos alcanzan calabozo de tafetán
al explicarte
me convence cacreca alabanza y apomazar
momento,
inadecuada rendija por decimosexto vislumbre.
Todas las
mañanas vuela papalote manchón dentro de
mi nostalgia
laurea, acampa sueño imprevisto de parca intención.
Centuplicando
martirios, cercenado caminos para guacamayo
gritón y madrigalista,
sacarte del escondite huracanado que mal humor requiere.
Dirás vida mía
todo es tan claro como humo cuentista, ve por
mi flama discursiva
que arrulla para dar explicación fañosa.
Mensualmente
erótico cursor bellaco y madrugador entrega
su vida a
los gendarmes de la vida de investidura In Aetérnum.
Ivette Mendoza
Necesitaré tu sombra exaltada
Necesitaré
tu sombra exaltada formando un horizonte infinito factorial.
Cielos, órbitas
y abismos, reverentes dominios aventando ventriloquía antigua.
Viruta glótica
de la muerte deseaba conocer testigo de alba arcaizante.
Tengo una estatua
de arces, un capillo, un sueño comburente en el tiempo.
Encuentro en
tu voz el biodegradable ímpetu de la materia desaborida.
Por el hábito
de redoblarlo, se desdobla tangible como comparsa egipcia.
Con sorber galvánico
tormento que tu ausencia me ha de resonar, vislumbro, todo lo vislumbro.
Tu piel de almendro
presiente mirando distraídamente los mausoleos fachendosos.
Flagrante lapidario es el cabecilla de los incrédulos se desgarra y me desgarra.
Obsesionada
de símbolos un rastro como un azote lo incriminaba natural propiamente allí.
Despierta de
magia y encantamientos mis llagas azules son un corpiño norteado.
Brisa
absorbible en salvación y comunión acostumbra a ser señoría carnívora.
Vida
resonando perfila nariz helénica como póstuma musical de orquídea encuetada.
Ivette Mendozasábado, 26 de septiembre de 2020
Como arañuela colgada
Como
arañuela colgada en las esquinas
su miopía
vacilante, casta y vacía
atiborrada
de monigotes, brazos palúdicos,
compuertas,
lechos, dibujos embelesados.
Pasa la luz
de hatajo sin lo resplandeciente y eran
periféricos caminos entre climas ceríferos.
Posclásicas
formas desvividas descorazonadamente.
Alaridos galácticos
ideáticos y orates maldicientes en
esa crudeza
con que apapacha un céfiro.
Esa brisa
bragada se ha ido.
Tus manos
verdosas la han extirpado.
Pero me
reconecta tu ser en un goce indefinido.
En el aire iterativo
tal vez me zangolotea.
Corretear un
poco, soy rigor, centro llamativo.
Oh comadreja
que muda camaleónicamente,
por un
cúbico cristal me asomo,
me pienso lo
indispensable,
la que pende
la versatilidad de una pluma.
Ivette Mendoza
Torres de la memoria de desiertos aniquilados
Torres de la
memoria de desiertos aniquilados
azuzan la
embestida del aroma de su lánguida palidez.
Luz que ruge
desde las arañas siameses en los escombros
se bañó en
aguas cenicientas del cercano olvido y
es la
esencia de caer y levantarse vertidos por la esperanza
inoxidable.
La autodeterminación
magistral del malinche
va
masticando la frialdad de los ósculos en sus pequeñas
vivencias,
sobre círculos de cenizas.
Lágrima que
se dilapida en sedas rimbombantes
desde los
cristales de soles embravecidos.
Un vano
intento entre los labios y las pestañas de una
luna elitista
dentro de su bálsamo proletario.
Delirios de
las circunstancias cargan sus bagajes,
sus voces se
diluyen en el leve vagido de un caracol en la mar.
Cien
interrogantes se ezquerdean, buscan el metamorfoseo
de corazones
extrovertidos hacia las dulzainas en hontanar.
Engrosar las
horas de almas silvestres para fulgurar la paz
aun dentro
del escarnio.
Medimos con
exactitud el trino alegre del jilguero triste
que decide
echar vuelo hacia al ocaso en una tarde inmolada.
Nace un
fruto en un tiempo ausente de un sueño inminente
y en el
rostro se amortaja descubriendo un átomo de amor.
Gran sabueso
azul busca refugiarse en un gua, gua chinchilla
ladra versos
desde un astro humano para una misión secreta.
Ivette Mendozaviernes, 25 de septiembre de 2020
Crepúsculo energizado
Crepúsculo
energizado, bruma furibunda, paisaje macilento,
cacatúa por
la cadencia enjaulada para entretener mundos
en vuelo apocalíptico;
viento argumentado dentro de fuego glotón
y entre los saturados sueños,va con pico de linaje, abulia y modorra,
por las alas
inocentes en fronda revestida de vida cotidiana.
Discóbolo del relámpago perennemente poético.
Un sonido ecléctico
traza el límite y nunca cesa de preguntar;
fuentes por
el gerifalte del llanto en indocilidad eurítmica.
Dádiva de mi
voz como en su capacidad de ave híbrida
ante el brillo
de mis ojos, la novedad es su nueva llamarada…
Ivette Mendozalunes, 21 de septiembre de 2020
Sueño acromático terco en su aventura
Sueño acromático
terco en su aventura de tierra fértil.
Metal de su
caricaturesca armadura; letanía de sus párpados
esponjosos buscan
la evidencia en la coloración de su axioma.
Comadreja cosquillosa
en secreto gorjea macareno aprieto.
Su falta de
memoria es el centro euclidiano magnetizado
cuando
pierde la inocencia de su cuerpo mitológico.
Paragua
transparente protege la mitomanía de Minerva
frente al
muro numerológico de su psicosomático
alumbramiento
que tuvo que ver en un arte de embrujo.
Idolatría de
sierpe en imaginable apego a su histerismo.
Ronroneo y
ronronear endecasílabos, Penélope juntaba
las rimas,
las juntaba en grecolatino balbuceo donde ganaba
esperanzas en
el frenesí de su dramatismo.
Bajo el amor encrespado de apariencia,
saludablemente
ignoraba la poesía
a la distancia cósmica desde su aroma natural
hecho numen.
Portaba
pancartas de infancias luminiscentes
con las manos
extendidas hacia el infinito.
¡Oh terra, ae!
¿Dónde puedo
encontrar mitología?; en el humo de la brisa,
en los
calendarios y el entretiempo; en la sombra herida
de mis
herbosos días de soledad y destierro.
domingo, 20 de septiembre de 2020
Lo que raptó mellizo
Lo que raptó
mellizo de los ojos de panes aristados,
coleccionan
tigres con garras de zopilote ultramontano.
Daría yo que
puebla el diablo jorobado de cebras cortoplacistas
a la diestra
de hímenes poéticos.
En bancarrota
queda
la torre de
babel que rastreó papel puntiagudo sobre
las pupilas
de la falsedad llorando amén como mi único
temor cartográfico
que beatificó Káiser vitamínico.
Me enamoré
de la muerte de Lázaro que resucitó
dentro de
las mandolinas por atardeceres con sabor
a cigarros
chungos.
Vientos de
la felicidad infelices añadidos
a la bendición
de los murciélagos centrifugados como
astillas
haciendo su voluntad para ser el revuelo de los cirios
ante la piñata
de los cartujos que beben de los espejismos
mientras la
astuta caballeriza era anexa al periódico
de la
infidelidad.
Saltan los días
agresivos, viven chambones del destierro.
Marcan tus
pasos indeliberadamente, corre indefenso
el cuervo vistiendo
su traje de caracolas en un parto
de melodías,
gimen mis manos lunas con bastón
del
emperador como del teorema del Mar Muerto.
Así quiso el
veneno de la medusa, así amansé al
dragón jarocho
paleolítico de las orejas, respingón
de la
mollera, resignación pétrea y saltarina amor y
tributo del trompón
dentro de la palanca radioactiva.
Ivette Mendoza
viernes, 18 de septiembre de 2020
Caparazón tras la partícula
Caparazón
tras la partícula hijo que suplica porque si
respetó a la
tranquilidad desabrida como que nacían adolescentes;
la zona de
ambos es la dirección del este ante los dotes que prometieron.
Capitolina intención,
alteradas ramas que por ilusión quedaron
al dios
divino que hoy por mi tomó su enorme decisión.
Señor romano
que romance en que situación viene la aurora
dispersaron la
unción de sentirnos reyes en campamento justo
sufrido turna
al escribano, muestra la historia que deseamos ver.
El tóxico
verso mira su afinidad electiva, y es la abstracción inversa de asfalto.
Apocalipsis numérico
vincula redentor tráguese la lengua espartano,
sinceramente
la doctrina del crepúsculo negro genera cierta estimación
miramos al
vestido ilustre bajo el poder de la tórtola nauseabunda.
Doble sujeto
sobre la hormiga interoceánica corredera a descontrol
ensamblada en
la hielera precedidas a tenor, quiere casualidad
del reloj
loco de sonrisas y otras prosas de tumba herida, omoplato
etílico fortachón brama al final de todo.
Paseamos las
letras como en tráfico hidrológico de enfermedad horneada
y principios
de la patria de imágenes neoclásicas en aparente roto motor
zoológico de
sufrimientos que representa dañar un pasado adjetivado;
monumento pectoral de renacuajo renacentista morder tus labios
quiere para almacenar veneno hasta la compostura de mar adentro.
Ivette Mendoza
jueves, 17 de septiembre de 2020
Océanos imaginarios
Océanos imaginarios
sacrificados y conmovidos
recoge del páramo racimos de pájaros diluvianos.
recoge del páramo racimos de pájaros diluvianos.
Una marea altiva blanqueaba a los caracoles
con láseres silenciosos extrañaban lo entrañable.
Saboreaban en derroches un escarificado atisbo
en un recuerdo frondoso quedó por cierto.
Seguir acaso porque yo era la única testigo,
trazaba en mis entrañas el preámbulo agorado
mientras el ábaco pedía en cortometraje desenlace,
las frases paladas se exprimían estacionalmente eufóricas.
Lo irascible arrumbaba entre inviernos e irritantes lloriqueos.
Falsificación de besos y latidos como soplones de la existencia
con esa luz de sangre marinera y rígida de sabores
en la incredulidad de dolor dudoso, la herida es olvidada,
¿Qué envuelve incorpóreo al árbol en el que circundamos?
Desata las ciencias que al alma da en irrevocable arrebato
y todos volvemos a cabalgar en océanos imaginarios.
Ivette Mendoza
miércoles, 16 de septiembre de 2020
Derivada dualista el páramo goyesco y lagrimoso
Derivada
dualista el páramo goyesco y lagrimoso,
supersónico
alarmante, entre objetivos claros
y en tropel
ávido lanza al pardusco sinécdoque,
los calores
bohemios como vectores balbucientes
para el banal sacrificio.
Ruge en
suceso primario hastío y rotativo
y el fin en
suaves variantes se separa, se consiente
en un
acercamiento de defecto subrayado,
prueba
fecundante tanto así la mirada ya prexistía
encorvada de
rogar, aparatos nuevos.
La mentira
solapada se agonizaba tronada,
yerga y
yerga en desierto plenipotenciario
para derivar
el amor del musgo en una palabra.
Frenética
incógnita se deleita incitativamente,
que de
aprensión desdibuja los atardeceres eleáticos
y en el
ajustamiento de hojas frescas lustra mi existencia.
De concluir,
lo disuadido era el archipiélago del alba.
Ivette Mendoza
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