Poemas Abstractos, Poesías, Poeta Nicaraguense Ivette Mendoza Fajardo (Ivette Urroz), Nicaragua, Managua América Central, sacuanjoche, Poemas Contemporaneos, Poemas
domingo, 14 de marzo de 2021
El portón de llanto avasallado
El portón de llanto avasallado
sábado, 13 de marzo de 2021
Visiones del gris
Visiones del
gris daltónico hondamente exhausto todo el año obnubilado /
pensando que
los colores son las pisadas famélicas de un fantasma /
o en apogeo
cenital, un ramillete de muecas que pretenden rebelarse /
desde la
zodiacal intemperie vemos como el ojo álgido ahoga su razón en
blanquecino
objetivo, transformado la faceta negra de la luz en un
alérgico
robot que nubla tu corazón y la ciencia de apuntar su norte sedativo /
la paciencia
liosa del alma, hacía su biodegradable espejo ciego /
ensuciamos
pupilas con influencia mitológica en su forma estrafalaria
de pensar,
en el presentimiento estático de su
ronroneo mitigante /
¡Quien le
ayuda a camuflarse en las noches si lo fluctuante es anárquico!
la fantasía
de ver y espantar no reniega su despliegue de espectros e imágenes
bajo la
turbulencia de sus tornasoles y sus líquidas señales, al fango de las
dudas /
Ivette Mendoza Fajardo
viernes, 12 de marzo de 2021
Me masajeó un signo lastimoso por la espalda
Me masajeó
un signo lastimoso por la espalda.
La
metonímica contemplación de mi lenta agonía
no se reveló
para soltar el mordisco del encabritado
dolor. Con
un amor indicativo, mis nimiedades
sentimentales
moteaban. De una sintonía de grumoso
verbo, la
duda maravillosa del olvido presiona
ostentaciones
intensas al horadar la noche en los
telares de
la niebla. En un momento de inhibición,
en lecho
mineral de la moralidad, donde soy el
vacío con
silueta blanca y alargada que devora
un camino
que ahora todo borra. Dentro y fuera
de las
casas, desafiaba a la última cámara
impura,
endeble exageraba igual que el preludio
de una gran
cabalgadura. Tu vida puede contentar
los rifles
migratorios. Necesitaré entreabrir las
gangrenadas tardes que curan con el torzal
exacto,
amargos
cuarenta y siete enlaces simultáneos que
cargaban a
tientas la obsesión irresistible.
Ivette Mendoza Fajardo
Qué virtuosa falsedad
¡Qué
virtuosa falsedad!...
Si de
miramientos subsidiados propuse a cuantas habladurías,
con
invisibilidad de rictus azulaban todos,
contra el
hijo del sol saboreo, mis frívolos rigores.
Entonces
dentro del pozo se protegió...,
de repente
abrió la puerta que daba a la venenosa maldad,
y erigió
entre muslo y muslo la paciencia del cigarrillo hasta
columpiar el
estolón de la nieve locomotrizada.
La biología
y zoología asaltando los candiles microfónicos
bajo las
ruinas del aire plebeyo y equívoco con devoción.
El blanco y
el negro se bebieron la ley de la gravedad,
el calor y
el frío lo hicieron azotando fábulas hacia al norte.
Las
estridencias del hierro libre de lastres evocan en la pleamar
de la mente
a pesar de los ojos traspapelados, de las derrotas.
...Y el sur
del mañana manchado de pavor entre nosotros.
La
centrífuga naturaleza se deslizaba con residuos de sorpresas
aventajadas
por incongruencias femeninas.
La sangre
beoda con su vista, la distancia la aplasta, hasta
hacerla un
lapicero de la idea cínica y cae en su ostentosa
fragua; la
hambruna la vuelve una disputa tridimensional estática.
Murió el
amanecer con un sordo chasquido dejando un reguero
de libros, con pezones negros hicieron lo imposible, la chispa de su
ADN conjuró
sus miedos.
Ivette Mendoza Fajardo
jueves, 11 de marzo de 2021
Materia de maravilla fuliginosa
Materia de
maravilla fuliginosa
conlleva la
bonanza de cobijarse a
la virtud
del misterio de los cactus.
Aquí la
moral y filosofía de gallos encabritados.
Los collares
apologéticos aceptarán que bajo
un cascarón vacío
ninguna enunciado
virtualiza
la flojedad del hierro.
El amillarar
entrañas saltarinas es un eterno
conocer de
lagrimeos en sonetos.
Manzanilla
miocárdica ocupará
el
descorazonado divulgar de las flautas
mientras
hormigas locas de casto asombro
nos
aventarán la justicia que buscamos
por lograr calles impregnadas de hipocondría.
Fruición
imposible del sol se perderá
en las
panderetas nitroglicerinadas
de la
nigromancia.
Insectos
odontólogos con rostros rotatorios
arrancarán
el diente afanoso de amor.
Un perro
policía, con sombrero y pistola
trepará
encima de la ley miranda y su manantial,
y todo regresará a la madurez amuñecada.
Saltando,
la acuciante
sombra derrama su agua blanda
llevará en
sus rodillas impedimentos eléctricos
y bigotes
tan grandes como el olvido.
El canto
travesti e insufrible del júbilo mecánico.
Nada podrá
contener la terquedad del arroyo.
Sólo habrá
un dedo comelón de libertad
apoyado en
la figura retorcida del placer encáustico.
Ivette Mendoza Fajardo
Los contrabajos translúcidos de dunas
Los
contrabajos
translúcidos
de dunas
se enredan a
tu encanto.
Desempolvan
olor ruido hermandad
en la
atadura de la cornucopia.
Noche
empalizada
vamos
permaneciendo morfológicos.
Blancos
vestuarios de moscas
en las
nupcias de tu megalómana hebilla.
Ivette Mendoza Fajardo
translúcidos de dunas
se enredan a tu encanto.
Desempolvan olor ruido hermandad
en la atadura de la cornucopia.
Noche empalizada
vamos permaneciendo morfológicos.
Blancos vestuarios de moscas
en las nupcias de tu megalómana hebilla.
Ivette Mendoza Fajardo
miércoles, 10 de marzo de 2021
Ante la luna cardíaca insomne
Ante la luna
cardíaca insomne
las llagas clarinetes en la piel de la filosofía.
Un tigre
sediento
escapa del
vaho zigzagueante de un beodo.
A mitad del
camino
la torpeza
prohibida amontona
los brazos
agónicos del alba.
Un barranco
prostituido
es la
mandíbula equívoca del siglo.
Ante la luna
cardíaca insomne
la escápula
de los números impares
marca el
vigor de las sábanas oprobiosas
‐siempre el
oprobio y el silencio‐
como maña
despampanante y engomada
se recuestan
en la espalda de nuestros ríos
y nos
abandonan con el esternón de los pantanos
con el magma
del torbellino amortajado
con cables
malabares colgados a la sombra rechinando
siempre cicatriz azul
ante la luna
cardíaca insomne.
Ivette Mendoza Fajardo
El sol empedernido late por el génesis de un canto
El sol
empedernido late por el génesis de un
canto mobiliario
Sus rayos
militarizados, un cocodrilo más en el cataclismo
Tan sólo
crecen en las máscaras del recelo
El cedro
morriñoso es la voz del flautín desesperado
Oscuridad
fanatizada de viento hereje
Tiempo de
apetitos coloquiales y crepúsculos de pasarelas
Una comadreja
patriarcal
Se entume
por los follajes macachines
Edificando
leves olas de amoníaco
Alma
contenta de omegas desatinadas
Terciopelo
gangoso de los astros catrines
Estrella gemebunda que patalea
En la casa
leprosa de la sepia vencida
Desde el
cordón umbilical del teléfono, un grito sordo
Vaso maternal donde
la luz sirve su rueca prematura
Libertinaje
del abecedario de los minotauros.
Ivette Mendoza Fajardo
martes, 9 de marzo de 2021
Regresa sobre la divina refracción del siempre
Regresa sobre
la divina refracción del siempre,
su noche de
vigilia canturrea
sobre la
newtoniana fiereza de sus vestigios,
moviéndose y
arando entretelas y anacronismo.
Regresa
sobre los arrebatos acuosos del sigilo,
a la fortuna elocuente del tiempo invertido,
y a ese
indisoluble acuerdo con rescoldo temerario
en magnitud
de pesadillas deleitantes.
Prisma y
existencia, colores en adivinación de muecas
para encontrar
un haz de luz que no sea
cuarzo
imaginario sin retorno, melancólico en cautiverio,
para
solventar el milagro paradójico
de refractar
una vez y tantas veces lo refractado,
el camino ansioso entre sus umbrales heliocéntricos y
por esos
ojos resonantes que desde el cristal se miran reflejados.
Ivette Mendoza Fajardo
lunes, 8 de marzo de 2021
Los ceros mojados con lágrimas enclavadas
Los ceros
mojados con lágrimas enclavadas
se comen las
uñas de un tranvía
crepitan
sintiendo el amor en destierro
los números
con palabras inmortales
en ordinales
se atrapan con pernos acariciantes
los cienes
del viento y del mil en su brisa
cómo saber
lo que había antes del cero
antes de los
binarios
antes del
vértice de los hijos del tiempo
antes de los
cardinales
se median
entre si combatientes
en la
pendiente infinita
los ceros
irracionales discutían
las centenas
del suelo conmutativo hacia el día doliente
igual que
las nubes en su común denominador
apegadas a
las noches llenando de sueños la vida
y el hombre
de valor absoluto se agota
en
hornacinas oscuras se esconde
lo es todo
un desplazamiento de numerología vivida
que
encuentra una sustracción vital
irreconocible
llamándome reina del recuerdo desbrazado
atesorando
desde mi centro penumbras cartesianas.
La notación aleatoria demuestra estar inválida
como manca
en un cuerpo geométrico
En otra
curvatura
En otro universo.
Ivette Mendoza Fajardo
domingo, 7 de marzo de 2021
Desde el ángulo oscuro
Desde el
ángulo oscuro-cuadrilátero
de esta piel
magnetizada
puertas y soledad
diferencial en su
hidrodinámica-hermosura /
Nucas
circulares dan luz a los cielos /
la fatiga del sueño ionizada a
echar matrices
porque
viene de tierra viva
de clara
transparencia
o cara de un
neutrón sapiente /
Tantas
moléculas de amor en tu mirada
de silencio inerme
donde el alba
cobra su vectorial;
su ángulo
obtuso entrecortado /
distraído de sollozos por la
canción de
galaxias un fotón
en blanco y
negro configurándose
hacia su drenaje existencial, mutantemente feliz /
Geometría de
memoria y laberinto cual
línea
imaginaria en preludio
se
descalabra hermafroditamente /
deshilacho átomos de bocas negras cada día
dentro de sus lechos logarítmicos prolíficos
hasta extraer axiomas de sus mentes fraternales/
Afirmada en
astros con signos musicales en el cual
todavía no
he sido rechazada virtualmente /
vamos rumbo
hacia los polos inextinguibles,
a la
diagonal perdida en sus deseos entusiastas /
Ivette Mendoza Fajardo
sábado, 6 de marzo de 2021
Sucede que el silente jeroglífico
Sucede que
el silente jeroglífico
para
consolarse del vértigo abúlico
y la materia
hueca,
brilla
reverenciando la mano vigorosa.
Sucede que
el retoque del intelecto,
en corola
del fragor anochecido, es
como me
juzgo verdaderamente
sin más
temblor que en el quicio oscilante.
Suceden las
dos cosas:
al mismo
tiempo
que
describen las cadenas de soledad perpetua,
con sus
disparatados cetros,
o sus
deidades monótonas,
yendo solo al
precipicio magma,
voy interrogada
por el viento brusco.
Ivette Mendoza Fajardo
Con lúcida cabeza de diamante hirsuto
Con lúcida
cabeza de diamante hirsuto,
iceberg de
mejillas inocuas y diáfanos apegos,
tan inerte el hueso noria tan vano y sellado,
junto con la
niebla, casta el fragmento yerto.
Mientras el
vértigo en que se consuela
el mundo anima su sollozo descascarillado,
y entre el
esperanzador salmo del día
impostado
orgullo con su celo inquieta.
Ah, jamás,
jamás, la terrorífica escama,
la materia
repentina fundirá en el cisco,
se abrirá
para ahuyentar tormento capcioso.
El alma
aquilatada por la bruma desfogada.
Aquí
resuello hasta acabar el disfraz endémico.
Punteada y
moteada en fe la sonrisa triste,
hasta que el
sacrificio de su persistir último
lance al falcado centro su calor más mítico.
Ivette Mendoza Fajardo
viernes, 5 de marzo de 2021
El binomio se colmaba de estrellas
El binomio
se colmaba de estrellas, era un pendiente,
una uña de
gato sesudo, una serpiente bailarina con
piernas de
trapo tozudo, o quizás una marea de asíntotas
sobre la
salvación del fuego estrangulante, esa que me
restauraba
al algebra de amplitud del potentado.
Ivette Mendoza Fajardo
Último noctívago de la planicie accidente
Último noctívago de la planicie accidente, demándame.
Crecen horas
en el jardín desguarnecido
y ultrapasó
y parió las puertas de un zapato cocodrilo
que un
malvado de repente alcance a rozar.
La memoria
va ceñida al cuerpo normativo de espetones:
El agente de
parte de la ciencia promiscua equivalente al planeta.
El axioma de
los huesos con tan magro repertorio.
Pizarra
penitente ha soñado
el cruel
Orfeo de las fuentes de amenazas patituertas.
Como carente
de voluntad intrauterino que te ahorcara
hasta el
cansancio, y el mosaico ideal de repente
eres un
puñado de abejas al final de la nostalgia.
He de
canturrear la cápsula de la dulzura bélica:
Hojas
termales apistoladas y ley de pistilo distorsionado.
La paz fue
una guerra de huracanes prietos
en la solapa
del génesis a roca amenazante fiscalizando.
Pomposa,
esta minoría de playas farsantes
se echan a
vuelo los timbres dulcemente
para juntar
mi paso sacrificado a negra luz del eco.
Narices de
los orígenes mixtificados,
graznan
subvenciones diferentes y brota un
árbol de la
sangre decadente en alguna falange nuclear.
Ivette Mendoza Fajardo
Como una maniobra fugaz destella su ímpetu
Como una maniobra
fugaz destella su ímpetu erecto de teorema,
me inmuto en
el carruaje fúnebre de Saturno relacional boscoso.
La
metamorfosis juguetona de la garganta polícroma
substrae la
espontaneidad del ruido de mis pasos despeinando...
Voces y aloe
vera entrecejo sufren la verdad feral segundo a segundo.
El tosco y
contundente intento del movimiento hollín que acierta.
Se mutila el
crepúsculo andrajoso indubitadamente
hasta
rebuznar sus negras sílabas de incestos en
cabalgaduras
de mejillas rebobinadas como bridas adúlteras.
Ivette Mendoza Fajardo
miércoles, 3 de marzo de 2021
Las palabras en ceguera a la inapetencia de la melancolía
Las palabras
en ceguera a la inapetencia de la melancolía, como
as de rumor
solitario enervado al nudo en un desteje de trampas
sin fin hasta colgar
hierro y arco bajo el tálamo impertérrito.
Fumarada de
mirlo osa la piedra iracunda
cuando entre
las hendeduras resbalan vigorizadas
en un tardo
de lengua pusilánime
puedo lamer
la excesiva termodinámica
de su
originalidad sorteando el sordo eco del sonido
aunque
tiemble en la mano como metal profanado,
la brújula isócrona atenazadamente de tu pecho a voces altas,
se cataliza como manes alquimistas en mis entrañas...
Ivette Mendoza Fajardo
Solitario mundo que llegas musitando al aire
Solitario
mundo que llegas musitando al aire
como temblor
que encuentra un espíritu encandilado.
Lo eterno,
cae en el caricaturizado milagro del vacío
junto al
principio de la ciencia agujereada por lo agreste de la tarde.
Mi sombra
amarga, fruto de rocío, marioneta del destino.
Por los
retazos del ocaso, convierto dilatadas reflexiones
en paraísos
confusos concediéndole al todo el poder fortuito,
los
cenáculos utópicos, avizorados desde lejos en conjuros inciertos.
La
vibratoria estrategia de ojos nocturnales es un fuerte flechazo
que la vida
da desde su credo transversal de ideas polifacéticas y puras,
hasta el
ablandamiento perspicaz donde ajustan alianzas y conexiones
esquematizadas
de su tiempo hendido.
Ivette Mendoza Fajardo
martes, 2 de marzo de 2021
Ondulación del silencio neonumeral
Ondulación del
silencio neonumeral
ni dogales
del relámpago
ni cuervos chiquilicuatros
impasibles
ni siquiera
seres de contorno ambiguo
sólo un gran
silencio fantasmal
una pausa exánime
color amnesia
un anillo de
espejos circulando
a ras de
cosas animadas,
una hoguera
pensativa equinoccial
para
resquebrajar y redescubrir
el presiento
estampida de la niebla,
la entumición
de su cámara secreta
para surcar escollos indómitos en la nada
quizás en la
imprevisible línea de su
sombra canicular
que emerge desde la
inmediatez
musicalizada hasta la distancia
palpitada por un reloj despierto,
casi perdiéndose en
los ceros insoslayables
concediéndole alas
roturadas de inquietudes achacosas.
Ivette Mendoza Fajardo
domingo, 28 de febrero de 2021
Paisaje imposible en palimpsestos
Paisaje
imposible en palimpsestos
de lluvia y
emotivas acuarelas
bajo la
declinación de arañas
que el
cincel mecánicamente pensó /
Un electrón
de cabellos grises
al final
dibuja seres ópticos
con su
resplandor esparcido
en
policromáticas superficies /
Tintas
parpadeantes de cardenillo
saborean el
brochazo de los años
entremezclándose
en películas
intuyéndose
en claros objetivos
junto al
noble deseo que acrecienta
en la
inmensidad del lerdo vacío que
extrañó
caminos penitentes
complaciendo
la modorra de los ojos
agua pura, acrílica y piel de almendro
embebidos en
bruma de acertijos
fusionados de horizontes en ideas
anhelantes
de esencia y carisma hosca /
Ivette Mendoza Fajardo
viernes, 26 de febrero de 2021
Más allá de diagramas con topacios insomnes
Más allá de
diagramas con topacios insomnes y desolaciones melocotoneros/
Sea la faz
femenina o sea, espalda sobre estas piedras numéricas /
Del diamante
sordomudo que revienta aquel bigote de filos celestes /
De la
palabra lapidada y sílabas y cierto rencor en las suturas
que faltan
por aporrear como un fétido hongo a lo imposible /
Sombreada
donde ahora me borro aún oculta en el vacío /
Y en los
últimos pellizcos de melancolía de ojos demacrados de avestruces /
Detrás de la
lucha una algazara de cacerolas emancipando la cocina /
De uno de mis
dedos cuelgo tu recuerdo soporífero /
Las plomadas
de amor se desmiembran y
adelante va
la pausa afeitada del grito solidificando inercia /
La filosofía
de no tener olas cluecas nunca se concluyen a partir de hoy /
Qué deja el
dolor en forma de semilla y de hilo mágico /
En el
desvencijado sótano de la conciencia
mis hormonas
ordovícicas llevan el sabor de las películas junto a un
eterno
instante de recíproco arrebato femoral /
Ivette Mendoza Fajardo
Suspira pergaminos el sol trompeta
Suspira pergaminos el sol trompeta,
gorjeo de guijarro intermolecular
que asombran picos lánguidos en primeras unciones,
el agraz tronco de naipes que alfaguaras entierran
cárceles aladas.
Me retienen hacia sus reinos entre bastidores
cuadrúpedos,
siempre evaporándome en la noche deambulo en esternón
importante,
arrebatando surcos en las páginas del cumpleaños al roce de
la mente,
trituro ejemplos por estómagos complacientes jugadores
de casinos,
tabulando mis avergonzadas manos exiliadas de piel
periodista hilvanadas…
todas las banderas mis calcetines rotos liberoleñosos,
cual nuez peroxidada apunta concurso técnico ante rareza
vidente…
arriesgando tras los lienzos la carne pensadora que
serpientes columpia,
en mi aventura untuosa frugívora recitó silbidos
epopéyicos digitales,
de largometraje desenchufando perdices como orígenes
penitentes,
zurciendo ideas de labios en la luna negra y pantano
sincrético,
regresa mecanografiada piña colada honrífica del mañana como chispazo
de pizza manirrota.
Ivette Mendoza Fajardo
gorjeo de guijarro intermolecular
que asombran picos lánguidos en primeras unciones,
el agraz tronco de naipes que alfaguaras entierran cárceles aladas.
Me retienen hacia sus reinos entre bastidores cuadrúpedos,
siempre evaporándome en la noche deambulo en esternón importante,
arrebatando surcos en las páginas del cumpleaños al roce de la mente,
trituro ejemplos por estómagos complacientes jugadores de casinos,
tabulando mis avergonzadas manos exiliadas de piel periodista hilvanadas…
todas las banderas mis calcetines rotos liberoleñosos,
cual nuez peroxidada apunta concurso técnico ante rareza vidente…
arriesgando tras los lienzos la carne pensadora que serpientes columpia,
en mi aventura untuosa frugívora recitó silbidos epopéyicos digitales,
de largometraje desenchufando perdices como orígenes penitentes,
zurciendo ideas de labios en la luna negra y pantano sincrético,
regresa mecanografiada piña colada honrífica del mañana como chispazo
de pizza manirrota.
jueves, 25 de febrero de 2021
Memorizada de vestigios y designios
Memorizada
de vestigios y designios
camino en
esta vida de espesa catadura.
El lienzo
astrolábico escarbado de atisbos
en el
suplicio tu aguaje de laureles virgos.
Llegas
presagiando el encuentro balbuceado
de dolor,
aproximadamente delirando.
Desplumadas acuarelas retorcidas de manchas
del divorcio cegadas de amuletos intrauterinos.
Apresuramiento
robótico será síntoma no más
en el reino
del asombro aquilatado de plumas.
Ivette Mendoza Fajardo
Etérea fárfara de espadas adormitadas
Etérea
fárfara de espadas adormitadas:
es lo
insaciable que permanece y nos adhiere;
es la
artesana que moldea cual oleaje,
mí acopio
fulgurante del ahora presentir;
es un rito
presumido unido a la tibieza del recelo
por tanto el
remedo azulado es enigma de corola,
guarnecida
de un sonido quintaesencia
que
entretiene, toca y suena sin sonar amartelado.
Reñido al
espectáculo arrebata delirio fugaz
puesto que
lo asedia el hierro doliente, lo imagina,
junto el
péndulo breve que en el aire se bambolea
arrellanándole
a la vida su arenisca zozobra.
Estremecimiento
paulatino que intuye
el vigor madrugador
de tus pupilas en un
génesis de ensueño,
y atrae del cambio repentino,
tu presencia
devota cual cándida morada.
Ivette Mendoza Fajardo
martes, 23 de febrero de 2021
Asoma vencida la palabra pilosa
Asoma vencida la palabra pilosa en el
hollín de la oquedad,
en el vaho rapiña amontonado, quizás en faces esquivas
y esa luz memoriosa protegiéndome del estambre obsesivo.
Transcribo en la búsqueda de moldear
los avatares bulliciosos,
donde hay algo pictórico dibujando tu alma
cibernética
en medio de estos pixeles resonando,
repetidamente
para posar en mente navegable de un
forma parpadeante
cuando siendo solo una peregrina
virtual entre renglones interinos.
Ivette Mendoza Fajardo
No tan fácil lleva ensayo medieval ecléctico
No tan fácil lleva
ensayo medieval ecléctico
la vuelta
claustrofóbica del índice,
es de
minotauro tangencial y peldaño
comprimido en
su dialéctica hipocóndrica.
Un mar
cronológico se bifurca
hasta en el
desatino del mundo que aflora.
Escurre la
sombra angular bajo el abismo
inculpado de
la especie,
queda un presagio
intrínseco llenado de orígenes
legendarios
dentro de su entraña infinita.
A pesar de
acoger congoja metálica
por aluvión
mecánico silvestre,
lo obtuso se
posa tal que lo exótico
espera la
simiente que surgirá evaporada
en su sueño
laborioso, como
un documento
humeado a la intemperie.
Ivette Mendoza Fajardo
domingo, 21 de febrero de 2021
Sentir la oceánica sensación de un laberinto tibio
Sentir la oceánica
sensación de un laberinto tibio, y
el horizonte
es el agua que apaga su libertad aterciopelada.
Farallón insolente
escalando en la espuma comatosamente.
Sublevación
de mi ánimo refugiado en el redoble de la sal.
Arde, arde
la penuria prístina de mis caderas.
Hieráticos
delfines piélagos de alocada miasma, a
doble
espacio en su adolescencia trimestral.
El salto terroso de
los equinoccios disuelve los témpanos chiflados.
Trepidan de algas
el pensamiento febril del alba.
Un barco sueña
y ve aparecer al cíclope almirante,
furibundo se
reconoce remando en el viento del perdón.
Los corales
se impulsan hacia mí para estar cautivos
en las
escarapelas de mí decantado esternón.
En la arena
ato mis deseos para ver reflejada la
cuadratura
de la luna azul estólida que solitaria va llena
de dolor paquidérmico duchado.
Ivette Mendoza Fajardo
Sustantivos suspendidos en los aleros
Sustantivos suspendidos en los aleros del cosmos,
a lo más lejano de
la espirituosa navaja decadente
que hizo una
invocación en la vehemencia cruel
de las horas sórdidas mientras merodeaban en ojos inmortales.
Y tienen el
poder de alcanzar el destello causativo
de la filogenética
voluntad.
Clemencia:
Aleluya ahíles
en anhelos derruidos, con súbito
estruendo. Mudos en el tedioso corredor del
bosque rezumante con la cabellera monosilábica del viento y
en cuyo
vapor embriagante a veces yace angustiada, en mí.
Ivette Mendoza Fajardo
sábado, 20 de febrero de 2021
La piedra fría se calienta en el grito de la furia
La piedra fría
se calienta en el grito de la furia que flota al azar;
el aroma
gatuno emana la refulgencia tempestuosa
que me angustia;
se bambolea la noche entre los
andamios que
han teñido al sol hasta oscurecerlo.
Empieza a derramarse
lentamente el elixir
candente del
iceberg derretido y ruedan ya
las lunas
ciegas despertando los augurios de la niebla.
El cenital embrollo sacude
relojes desertores y anhelos
que ofrecen
los sueños inacabados en una
copa del
martirio.
En su piel había
una costra briosa de sinceridad
que dejaba
absorta a la luz entumecida.
Moldeamos el
amor con las alegrías cálidas del verano,
con los
colores explosivos del otoño, con la nívea ternura de
la primavera
y con la melancolía gélida del invierno,
a veces con
la pertinaz tristeza del tiempo.
Ivette Mendoza Fajardo
De un encontronazo conciliatorio
De un encontronazo
conciliatorio para
terminar con
los caminos obstinados.
Desde el
último peldaño se
derriba el juramento
nuevo que oscila
en el nombre
de una llave fría y
que a la
palabra le da color de hormiga.
Lanzar al
viento contundente el círculo mágico
del agujero
negro al centro de su demasía.
La blanca ilusión
de los estantes transidos,
los años que
me hacen falta para volver a renacer,
el huidizo carbón
de una estatua fluida
sobre la
desnudez lunar del reconcomio.
Y por fin,
la noche
vuelve rigurosamente a su contorno
sin anunciarse
por ese furor esquivo
de aire
espeso.
Una casa de espuma
frente al día
donde es
sacro el rito de la vida
porque la orática
tierra crece y sigue
la ruta hacia
el peso denso de su fragua.
Ivette Mendoza Fajardo
viernes, 19 de febrero de 2021
Luna histérica, del espanto paleolítico
Luna histérica,
del espanto paleolítico
que escarbas
honduras apócrifas
en el canguelo
de sus tierras fofas /
Soy lava cogitabunda
derramada sobre
mares de agonías pragmáticas /
pugna de
planetas que tránsfuga lágrimas /
Ubérrimo
arrebol y flama rozagante /
miras al fisgón
brotar crudo
que se abruma
en tu regazo
inerme /
porque eres
alas de búho delirante /
auxilio y desahogo
plutocrático /
Reverberación,
apenas
fundes mis
inviernos caliginosos
en tus abrazos
de fuego /
unes mis mares
deleznables
en la alborada
indefensa
de un ojo robótico
y sacrílego /
luna histérica
frente a un aleteo
de la
oscuridad /
barca ácrata
sin vela /
Ivette Mendoza Fajardo
jueves, 18 de febrero de 2021
Son lucernas navegando sobre el mar
Son lucernas
navegando sobre el mar de sudores arcaicos
su dios
oxidado causaba intensidad trasparente
y un hueso
abarrotado en la terraza de tus ojos verdes
como una mano reverenciando un carruaje de urracas abrumadas.
Una hoguera trepidante quemando en el muro de lamentos magros
y una celebración pagana sangrando tormentas por las noches
era la silfide de fuego que debía arrebatarle al desaliento de la
madera y la
distancia que se acomodaba en tu piel de reflejos
predestinados diciéndote:
Vislumbra para buscar dentro de la explosión galáctica
todos los
misterios que en menguante ya perturban.
Ejemplo y aviso
adquieren el desliz indiferente del mundo,
con la conciliación
de sus huellas digitales membranosas.
Ivette Mendoza Fajardo
Metafísica nocturna
Metafísica nocturna
a luna de
media noche es
el relámpago de
la divinidad
nublado por
el estridente
mundo.
Melodramas
con apología
sobre adicción
a las sombras
de lacónica
existencia:
Nada
ruboriza al parpadeo del tiempo
que nos transborda
a un sitio sublime.
El razonamiento
pertinente
se une al cielo
del destello ululante
y otros
albores:
En la súbita
rama del
cristal misericordioso
tu silueta etérea marca
el edredón
de las horas.
Ivette Mendoza Fajardo
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