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jueves, 24 de marzo de 2022

Aquí desfila el vértice errante

 

Aquí desfila el vértice errante.
Aquí abaten sus ojos madrugadores,
y abre las compuertas del cielo.
Su luz, las almas benditas que saludan.
Y eres tú mi soledad abrumadora.
En tus caricias de avatares
me rindo al martirio despestañado
de tu armadura de hielo.
Reconoce las muecas retorcidas
que ríen de mi cara sin paciencia.
Esencia de vida desgajada por la penitencia
que dobla sin orgullo por los muelles
de la aurora.
Ivette Mendoza Fajardo




Mi intuición busca constantemente mi dolor

 

Mi intuición busca constantemente mi dolor y no se
que substancia derrama en mi soledad.
El rumor de un clavel se balancea aferrado
a una aurora tricolor que sueña en paraísos
virginales.
De tu voz cuelgan lustrosas mañanas, azotando
el aire en mis manos.
 Las campanas descienden a sus propios suicidios
de cartón con sus velludos pechos de amor prudente.
Curvatura del pecado original confabula absorbiendo
tu nombre ultramarino de ilusión.
Materia pronunciada en placa de metal eleva al
silencio a su llegada de envoltura descartable.
Reloj ladrador de oceánicos vericuetos quita y pone
su dentadura de papel para el abalorio del ahorcado.
Confusión de brumas y penumbras atan de luz sus
diéresis penitentes como un reflejo descorazonado.
Sabiduría del alma presintiendo un clamor de rosas
que se aglomera al orbe para pedir su libertad.
Ivette Mendoza Fajardo



miércoles, 23 de marzo de 2022

Manto de la floresta salpicado

 

Manto de la floresta salpicado
por la fosforescencia
junto a corales y telarañas
tu alma como un heliotropo
se angustiará en el
lamido de palancas brutas,
sin el manotazo mortal del
crepúsculo,
dejaremos el estandarte
memorable de nuestro júbilo
para los futuros ánsares
apesadumbrados
que traman contra la
angustia insistente.
Ivette Mendoza Fajardo



Enyugados están los martes

 

Enyugados están los martes
con sus cabellos de maíz encanecidos
con sus frustraciones y contentamientos
con el talismán malhadado de tiempo
con sus ganglios dinámicos
asombrándonos las simientes
en días de fiestas
es el día elegido de los gatos y los cuervos
propicio para ellos conjurar repuestas divinas
para alegrar tristeza equivocada
y recalcar sus errores caprichosos.
El destino es un sempiterno martes rancio
que vive para azotar la carne y demuestra
ser amonestado ,atolondrado ,malsano.
Ivette Mendoza Fajardo



martes, 22 de marzo de 2022

Una canción


Una canción-un automóvil verde-una mano del cielo
haciendo repiquetear vientre de albas vientre de luceros,
luceros de los siglos en la invidencia del dorso pajareado  
tantos sonidos que de las paredes inscriben con      
melodías de migrañas abismadas que trepan en hueso
ardiendo,  
mofando los vasos capilares de los mares
mofando el vacío dilecto de la esperanza. 
Ivette Mendoza Fajardo



El momento entumecido


El momento entumecido
de pensamientos expatriados,
el sigilo angustiado que cargamos,
el sonido que nos delira.
La madrugada arropa
donde sentimos el sueño fúnebre
combatiendo la niebla estelar
envejecida por los años luz,
el alma abarcará su carne amistosa.
Ivette Mendoza Fajardo



Las sílfides gritonas

 Las sílfides gritonas revientan en la noche
la espuma del sepulcro intransigente.
El delirio del reloj escapa tras el azogue
voluntarioso.      
La silueta incorruptible agranda el golpe
deleitoso de los números predicadores.
Espectáculos de crepúsculos conquistan 
entre filosofías abarcadoras.
Mañas mojadas quiebran la cordura veloz
en guantazo quieto como caleta
preñada en el vacío.

Ivette Mendoza Fajardo



 

lunes, 21 de marzo de 2022

Probábamos la soledad

 

Probábamos la soledad,
elixir amargo
que el destino importuno derramaba
por aquellos confines seductores.
El descanso leve como un ángel entristecido.
Cuchicheaba el sol en una floresta de olvido.
En un huerto del infinito
¡Ah la manzana, tan perspicaz latía!
de un astro turbado con hábil denuedo.
Ivette Mendoza Fajardo



domingo, 20 de marzo de 2022

Entre máscaras y vestidos expulsados

Entre máscaras y vestidos expulsados
de tendones, los dioses del escote
fecundan brizas de sudor cuentista,
durmientes y alcohólicas
como un solfeo de feminidad
intoxicadas de pasión,
aquí me aletarga la sombra
con ferocidad ponderativa
bajando al esófago
de abismos y atracaderos
donde caletas empalizadas
embisten al dolor
y la nostalgia preguntante
con cada marcha del tictac.
Blusas rasgadas
por la bronca risa y el instante
electrografiando poros sedientos,
fanatizando grafemas y ligamentos
en trazos al viento desmerecedor
donde no dejó de existir en
la anatomía de la soledad. 
Ivette Mendoza Fajardo



sábado, 19 de marzo de 2022

La mente se hace música después de una lágrima

 

La mente se hace música después de una lágrima,
subrepticia en el festín de los pensamientos.
Acaricia en la doncellez de almas,
dibuja círculos de fuego como interpelando dudas
en la noche encadenada de Ulises.
Inventa en los andamios de la añoranza,
entre los olvidos de la epidermis
acalorada por esos gestos cabriolados.
Busca en el aplauso 
la solemnidad lluviosa de la pasión.
Ivette Mendoza Fajardo



viernes, 18 de marzo de 2022

Desgarrando el poema bezudo

 

Desgarrando el poema bezudo,
exactitud neumónica
entre impulsos catárticos
y desvelos denostados
que se ajustician para
el rito nupcial de la tristeza, entre
ríos de nobleza que estornudan
por no encontrar arquetipos
benévolos;
aun imaginando
en el piélago espiritista
del mundo deleznable
deslizándose sobre
relámpagos enfebrecidos
como oquedad de amor inmolado;
que retuerce absolutamente
el tiempo inviolado
sin trazar la trayectoria
de un triunfo feroz
que mira lejanamente
ese rudo esfuerzo
fulgurado en el alma;
olvidando la imparcialidad
del viento, del poema
de un corazón malacostumbrado…
Ivette Mendoza Fajardo



jueves, 17 de marzo de 2022

Tramas sobre la mar

 

Tramas sobre la mar...
ahuesadas trasparencias
se extienden a lo largo de los atardeceres juguetones,
definen con sacratísima razón las formadas memorias,
de los átomos,
fantasmagóricos locuaces que petrifican la aligeradas
cortinas de la reminiscencia.
Se decapitaron los huesos y el castigo lechoso,
bajo la esperma de ceniza que los resguardan,
la demencia glandular resiste al bubónico final,
parapetos de mil leyendas en ilusiones ingenuas.
Cada pixel expande un horizonte sobre la piel del alma,
y en él se multiplican las horas y los cielos,
realizándose como una sonante oratoria mitocondrial,
furias exclamatorias del viento que dejó la
solitaria actitud del error despabildo.
El calendario está cabizbajo a la deriva…,
de virtualizar misericordias oxidadas...
¡Las renuncias masculinas y las estancias de su vida!,
educando valores automáticos en su lúcida visión .
Ivette Mendoza Fajardo



miércoles, 16 de marzo de 2022

Bebo el apio de la sinrazón

 

Bebo el apio de la sinrazón del instinto
cuando me amase la fuerza ebria de tu fe
y nos remplace la roña de inventar adioses
bajo el embozo desvirgado del recuerdo.
He de encerrar aquí las bagualas del tiempo,
perezosas babas de mil dioses
examinando el último ruido de tu huella.
Tuvimos el clavicémbalo inaugural del diluvio
que conjugaba la potencia descaminada de estancias
sobresaltadas.
Traducían las ventanas del vaticinio apenado
de cérvix regocijada
en la ginecología insurrecta del pecíolo,
mientras encadenaban mis labios el
casquillo retozón del viento
tras la maldición trillada de un guijarro desconcertado.
IvetteMendoza Fajardo



martes, 15 de marzo de 2022

Osa Mayor de daga rabiosa es cosmogónica

 

Osa Mayor de daga rabiosa es cosmogónica, no televidentes
paraxiales en conspiraciones ni sangre en terquedad.
Lo entiendes, Chopin; predices la fe perdida, me conjeturas.
El trastorno espacial puede alojarse en la mocedad de una
pupila cercena ante la incoherencia de su turbación.
Detrás del violín del fauno se ahorcan la pendiente consoladora
de tu espacio vital, el otoño aficionado sobre tu frente,
la maquinaria enferma en tu destello de subconsciente.
Coplas emocionales de licores y algunas desventuras esqueléticas
dirimen por tus cartílagos, los peces anarquistas se preguntan
la media luna rayada, engañadora. Bach apuntalando su pauta delatora.
Un muerto no comparece contra los agravios ¿Mozart lo entiende?
Averno de clemencia del cielo en el averno en casorio del apéndice.
Al fin has llegado: la sombra se levanta ciega desde tu pecho.
¿Qué harías con la nomenclatura de tu memoria en su sexo de agua?
¡Piénsalo bien desde tu escenario distraído!
Ivette Mendoza Fajardo



lunes, 14 de marzo de 2022

Dormita el silencio

 

Dormita el silencio conmigo, a mi lado, se acercan los corazones
sangrantes que nunca besaremos, suda el resplandor de tus costados.
Se asfixia el metal manso, incalculable. Lo mutila el apetito, el resquicio
enmudecido de un objetivo claro, el dintel que encierra misterios, o
aborto de muchas auroras. Una muchedumbre de noches inefables
corroyendo mis entrañas, una pantera anhelante, algún camino ciego.
Las horas soberbias substraen signos vagos en las imágenes, restituyen
a la tristeza su libertad sonora. Grazna la mecánica constante de miradas.
Se desvía la racionalización humosa en esta recta. Parece que el afán peregrino
se guardó de sombras. Es temprano en las celdas explícitas que no comparan
al suave vicio pantomímico de la congoja. Es un violín sobrehumano
si lo tocas de cerca o de lejos, que en medio de la tarde va abriendo una
melodía fervorosa, como torneando solo el rumor de mi luz germinal.

Ivette Mendoza Fajardo



Un alma de carbono acongojado

 

Un alma de carbono acongojado
aprieta tu cabeza con encono y de sorpresa.
Suplicando al vidrio, las hojas se entretienen
y se menoscaban entre el asfalto y
los entresijos liberados.
En las autopistas se pierden las cosas
que juramos con carburador de amor canonizado.
El provocativo ajetreo del latón,
flameando su calentura cotidiana,
me acorrala con pulmón ajeno
y me domina con su voz amenazante.
Empantanada calavera derrumba mi ventana
y la odisea de un prisma se desnuda
regurgitada por macilentas nebulosidades
y un réquiem de miedo oscurecido hasta el
castigo.
Por extender el génisis de un ensayo
conmocionado que atestigua el testimonio
del viento entre códigos y vaticinios,
develando el insufrible instante de la
eternidad.
Ivette Mendoza Fajardo



domingo, 13 de marzo de 2022

La garras se resbalan como toboganes

 

La garras se resbalan como toboganes en invierno,
la piedra mental asfaltada de calle que en un resguardo
es la custodia reintegrada en el cielo.
Ahí quedaron los perfiles quemados
que crean un abstracto transitorio de caprichos.
La inercia bulímica que me coloca a pensar,
mientras el viento de todos canturrea la negación de su yo
y en la anchura un agujero de emociones con miedo
eterno.
Guinda del sombrero flemático de una dama
que la gravitación libera a una madreselva invidente.
Los cachos llorosos de armadura desperdiciando el
cansancio de corazones deshonrados.
Las callosidades de leyendas averiadas
como el sonido importuno del párpado dramático,
como si fuera suficiente el beso autosugestionado
que mi piernas invocan para deletrear lo que se presenta.
La catalepsia arrodillada en la ensambladura de metal
que un maquinal cretino deshace en el torbellino hostil
de patines estresantes.
Ivette Mendoza Fajardo



sábado, 12 de marzo de 2022

Desengranado en los frondas del tiempo

 

Desengranado en los frondas del tiempo, el mundo
es su acuarelada voz. Se pierde 
con garganta enyugada de lirón furibundo,
escarabajos y escarabajos desilusionados
enmarañándose. Son los lamidos de regreso por el costado
del infinito, el sitio trasnochador en donde el olor
a magnolia suele ser una olla de apatía equivocada,
como vellos del instante bajo las abejas que
hacen su colmenas suplicantes de cuervos astrales,
hacen sus íntimas perspectivas, su desenrollo
de pedernal; nevadas espeluznantes deprimiéndose
y rebuznando en sus cetros. Así nos ven dentro de
la amargura muerta del fruto pestañado del siglo, y de luna
que baila con pasos de ballet en la cuerda vital,
con su pureza de caracolas; allí van degollándonos
con su fogosa luminosidad, que es tonada de agua roñosa,
y que es génesis con el fuego, y es el siempre, el
siempre  azotando su glotona lucidez.
Ivette Mendoza Fajardo



viernes, 11 de marzo de 2022

Desde su ausencia inicua a tientas

 

Desde su ausencia inicua a tientas,
desde su ramaje calenturiento, repiquetea
vertiginosa en su ebullición la desventurada
figura del conjuro que te aclama a la argumentación.
Tu nube de celuloide vetusta, bajo la risa azogada
de la intuición de la noche que saben lo que yo fui,
lo que no soy desde la comparsa de la eminente lejanía.
Océanos de osamentas como vértigos de olores siderales;
como continentes de alas cerebrales que percuden
triunfos fatigados,
como marzos adivinatorios saciados por inviernos en
sus análisis psicológicos.
Un mañana social entre hogueras caducas emocionalmente
matrimoniales; catafalco aeróbico con conocimiento de estímulos
del amor viral en compulsión recreada bajo el sorbo psicópata
de laberintos desengranados;
biberones de llamas frías de cada instante poco antes de su
infeliz verdad, sujeta de la cintura al beso debilitado del siempre.
De la esquina triangulada del tiempo emerjo con sináptico apego;
el urbano egoísmo junta sus vértices trizados y su empatía bruna
alimenta errabundamente su fetichista corazón…
Ivette Mendoza Fajardo



Intempestiva permanencia del río

 

Intempestiva permanencia del río
relampagueante de enojos pétreos
que súbito nace en las elasticidades
ignífugas de sus borrascas peregrinas
sobre un millar de estepas pasionales.
Lo es o no lo es plenilunio de diluida
imaginación nublándome con su
infecunda recordación que abunda
sofocando el acantilado llorado
de sus ritos infanticidas.
¡Ah inmortalidad aureolada al pensar
en la orilla de la tempestad figurativa!
Zumo de volcanes encajonados en
paisajes del entendimiento
como si las tinajas de los truenos
rememoraran el crepuscular torrente
en ultramar;  ante la maroma evolutiva de la
derrota que pasa por el ojo de una aguja
para sondear los agujeros negros de la
consciencia funicular como un vacío
que mitiga caminos cacareados en el
periscopio de sus lunas terapéuticas.
Ivette Mendoza Fajardo



jueves, 10 de marzo de 2022

Jugamos a destierro

 

Jugamos a destierro irradiación de frutas,
a sequito de espigas quisquillosas,
a potentados de espejos dementes
y ranciedad desaforada de crepúsculos.
Jugamos a singladura vaporosa de
bisonte manso y su ilógica matemática,
a floresta de zafiros geniales.
Jugamos a niebla asombrosa
es decir por la esquina clamorosa,  
pudor de mansedumbre,
en la tierra chata de lazadas desvalidas
entre aguardientes impotentes de rencor.
Ivette Mendoza Fajardo



miércoles, 9 de marzo de 2022

Atropellada garganta de las negaciones

 

Atropellada garganta de las negaciones
filosóficas del reto agriodulce dentro de las
incertidumbres desveladas.
Clavos apolillados de iglesias revolucionarias
horrorizadas sobre el esqueleto tonto,
semejante al pájaro milagroso de la horrenda
soledad, que retuerce el eje circular de mis
caderas nubladas amorosamente de inviernos.
En mis sienes, la danza caprichosa arando
huesos de un canto milenario del Siena en el
velamen inmóvil de la jactancia otoñal como
un racimo de uvas colgado a la vida del vacío alado.
Higuera melancólica sobre mis humeros
exitosos como un nido mundial de garrapatas
enamoradas de mi entorno subterráneo.
Humildad del surco idolatrado jalando el
mechón de bambalinas acusadoras de lenguas
iletradas.
Metabolismo de la escritura estupefacta de
ansiedades de ferrocarriles saludando lo
lo horripilante de un desierto tragado por los
mares del alfiler inexplorado y retóricas felices.
Ivette Mendoza Fajardo



martes, 8 de marzo de 2022

El manotazo sabio

 

El manotazo sabio que da mi actitud a un vals
lleno de problemas, lleno de problemas, problemático.
La botica del capullo donde se vende dolores y
enfermedades majestuosas con asombros femeninos.
Filosóficas arañas de actitudes contundentes tocando
el violín inmaterial de las botas enloquecedoras.
La sombra desencantada de la novela ortodoxa 
se hace sublime en el panteón del estornudo
industrioso con ratones diagonales.
Mi instinto vagabundo lleno de frío y su manía de
panza abierta que se orinó en el ataúd unánime
de la amargura como el moho hospitalario con
ritmos dialogantes. El capitán del orbe que no
capitanea nada más que en el piececito goloso
de la podredumbre. ¡Escucha, escucha! vamos
cabalgando en la nueva generación de las gaviotas
histéricas de neutralidad dentro del embudo plebeyo
de interrogaciones trágicas. El hedor del alma
en su catafalco pierde el sabor
de la faz de la tierra y ejerce su poderío magistral
boqueando. El traje del espanto con figura de trompeta y
dentadura de tristeza ebrio dentro sus errores.
Un sol humilde con cara de hojas mustias camina
por los ríos de alquitrán y se embaraza de juventud
y mi cuerpo es una ola gigante de hospicios radiadores
disolviendo pulpos bromistas asesinos inocentes.
Ivette Mendoza Fajardo



domingo, 6 de marzo de 2022

En la cuadratura de la mirada sufriente

 

En la cuadratura de la mirada sufriente,
la hojarasca es su pasiva indiferencia
que piensa entre la intrépida proclamación de la
ilusión estelar y su llama clarinada de preceptos.
Apocalipsis popular vociferando nubes negras
del ensueño roto en platas corpulentas de las vides.
Décima confusión en las ruinas del pensamiento
como la blanda muerte que no tuvo un destino feliz.
La música del frío deja, sus canciones de cuna a la oscuridad.
¡Oh satisfacción liberada del frágil lamento! Tributo que
despide la adolescencia del bisonte con su puño cerrado
como la sierpe que muestra su debilitado diente de oro.
Contrabandos de nieblas tratando de revivir,
la cicatriz del mundo, con sus ojos de metal bajo la
soberbia del zaguán malhadado en su trocada razón.
Refocilándose dentro del vientre de la democracia
con zapatos de humo, los océanos de acero escudriñan
su pasado quebrando montañas bajo el relincho del infinito.
Ivette Mendoza Fajardo



Y los labios cuelgan del motor térmico del beso

 

Y los labios cuelgan del motor térmico del beso,
atascado a las sienes que como un instrumento
sutil utiliza las oscilaciones del sueño acongojado
y la entalpía elemental de la ficticia sensatez.
¡Ay y ya dispuestos siempre a palpitar en el lecho
del átomo exaltado!
En cualquier molaridad la angustia dramatiza
su entorno y el corazón de la humanidad
se torna erguido junto al
agachado olvido que atrapa al aire su liberación.
Su prédica de sombras y enigmas,
suave predica para su energía latente que suplica
por esas manos diestras,
que levantan desde los sepulcros hacia el
poniente ansioso por donde la alborada
comienza a germinar y el sol espigado de elocuencia,
sale y termina hasta reclamar su sediento mundo.
Ivette Mendoza Fajardo



sábado, 5 de marzo de 2022

Entre dos transistores asustados y sin tregua

 

Entre dos transistores asustados y sin tregua, va la
intensidad esperanzada del tiempo que con ferocidad mueve
la lámpara incandescente de los muertos
que no descansan en el eje del infinito,
que asustan y cargan al generador y al electrodo
de emociones; que nos llevan al cataclismo
de su alegría antisocial ; que engendran y nacen
en los efectos fotoeléctricos del instinto oscuro.
Entre los diodos de la suposición por donde
sobrepasa cualquier cordura o entorpecimiento,
el digital espíritu desenvainando sus nervios queda,
para adorar materia bajo el potencial eléctrico del alba,
para buscar en su destino la individualidad dinámica
de la realidad.
Exploraciones en la psicosis del atardecer.
Derivaciones despavoridas del espacio libre
que nos anima y responde despierto; y
su capacitancia preguntante del dolor agitado de la carne
maniobran las mandíbulas polarizadas que sienten sed de
poder en el amplificador giratorio de los halagos.
Ivette Mendoza Fajardo



Recamando al siervo del subconsciente

 

Recamando al siervo del subconsciente
ladrado del murciélago eclesiástico,
regularmente sociohablando
por las avizoradas horas teocráticas,
deliradas en la agridulce
cicuta de la pulpa machohembra trasechada.
Escamosamente filosófico se descuelga
el sollozo tridimensional,
langostino glandular
que tiende el pez auscultar
la acuosidad de los sentidos.
Lo catatónico endereza el silbido
neófito del esternón
desollando la costilla trascendental,
pataletas del terror amaestrado.
Ivette Mendoza Fajardo



El eco lagrimoso

 

El eco lagrimoso que enchufa nuestras verdades crucificadas
es nada; en el círculo cuántico navegando a lo inmortal,
chispean las orbitas bondadosas de la lunar enajenación.
Ataviada chispa aventurera que jamás se doblegó,
ni en las pupilas extraterrestres
ni en la catedral de las caras ultravioletas,
que siempre fue un Lázaro en la cama de la
bienaventuranza,
en el fuego resonante de su soledad de agua florecida.
Poder repetido vividor acorralado de enfurecimiento
y comido por aterrado y adolorido de inocencia nuclear.
En la hermandad del concepto sideral
de los métodos moribundos entre las bocas de la eternidad,
guillotinas emblandecidas para amar estrellas colosales.
¡Un eco de voluntad aristotélica!
que se materializó a media
que se adormeció en el Big Bang...
Ivette Mendoza Fajardo



viernes, 4 de marzo de 2022

Hay un sol mamífero que se amamanta

 

Hay un sol mamífero que se amamanta
en la copa de la vida y retorna con un
tsunami de geometrías gordas caprichosas
muy semejantes a soles del hachazo agónicos
que reposan en el callejón de la metafísica
con actitudes de manzanas sarcásticas sin fin.
Asesinato de astros chacales revolcándose en
la lengua de un niño huérfano de cintura
estelar con su mirada de agua enferma.
Con grandes togas rojas, maldiciendo y
golpeando las auroras, las salamandras
iban, a veces parecían caballos escandalizados.
Extrañas pesadillas salían de sus tumbas
acuchillando sus dolores panzudos con una
radiografía de un reino temeroso de estufas
prepotentes hacia al calor añejo solapado.
Y era yo la voz funesta del entonces cargando
la tenebrosidad azul de la tierra porque había
que soplar su cara delatora, encanallada
de espíritus carteristas. Se arriesgaron a
dialogar y solo dialogar con pájaros doctores
de la ley como ungidos en un playa enlutada.
¡Oh odontólogos de la tragedia del instinto!
con sus bocas confundían la última alternativa
que les daba el sol en su panel de articulaciones.
IvetteMendoza Fajardo



jueves, 3 de marzo de 2022

?Qué es esto que cruje?

 

? Qué es esto que cruje cuando desparramo
este azotamiento de bocanada infinita,
estrellándose ante las bisagras cósmicas?:
Tal vez es el gusto retorcido de la memoria
impertérrita en mí cintura municipal,
en la rabia morosa despotricándose de lluvia
en este desenfado siniestro tan solo a su orilla
cuya melancolía cabalística no soy yo ni eres tú,
sino la dinamita abotonada del miedo naranja,
la elocuencia de la noche incontestable,
al acecho de mi olor a muerte en su infancia mental,
el teorema llorando agusanado de auroras
adheridas ¡en mis pestañas estrelladas de angustias!
Ivette Mendoza Fajardo



Pronto el adiós periodístico será contra -sonado

 

Pronto el adiós periodístico será contra -sonado
y su capilla consuetudinaria arañándose en tranvías.
Otra vez rajarán mañanas los colores del alarido,
acongojarán los sepulcros y el jarro vagabundo
coqueteará banderas automáticas y agrestes
sobre la telegrafía fragante del universo.
Nadie sabe cómo rebasará la espalda del límite
de este suspiro de la espina entre semillas
furiosas que estuvieron concluyendo a quién retrató
o que domingo alucinado destechó de argumentos
del otro lado de la bandana migajada de nervios.
Hay revólver en el molar de las trasmutaciones
y empequeñecen los gusanos al ir fumando
gravitaciones discordantes alcanforadas.
Ivette Mendoza Fajardo




martes, 1 de marzo de 2022

Entre tanta ternura

 

Entre tanta ternura delincuencial de las palabras
el huero mundo virginal para cargar a acuestas,
amarrado por un borracho recuerdo,
seducido por chicharras amedrentadas
no hay parábola pirata ni raya expresiva idolatrada
ni piedras de locura despellejada
que lo manoseen más que el regreso quemado
del despavorido olvido.
¿Por dónde ametrallan y desgajan estas convicciones?
¿Quién intimida y porqué a esta anca roedora de vida
arterial que se torna puerilmente violenta?
Victrola argumentativa no encuentra música en acordeón
diluido de blancura o algo que lo resista en su muerte
telegráfica que huye como una vieja quijada tuberculosa.
La cuchilla madrugadora la desnuda en la noche del martirio.
Ivette Mendoza Fajardo



domingo, 27 de febrero de 2022

Garuas bárbaras de vida eterna


Garuas bárbaras de vida eterna,

en sus tonadas secas, mármoles tristes le rayan;
en un gorgoteo piojento, lo lúgubre embrutece.
La inutilidad anacrónica del hidrocarburo, los días
sentimentales de verdades desaliñadas se resumen,
y donde el panorama erudito ahoga, se agotan
dramáticas, acostumbradas por dentro de su aburrimiento,
mohosas, despobladas, domesticándose -insospechablemente-,
sus tripas agrias ellas encadenan, azogadas de epopeyas sonrosadas.
Ivette Mendoza Fajardo



sábado, 26 de febrero de 2022

Presuntuosa madrugada

 

Presuntuosa madrugada de quemazón y cepas:
cual endeble sombra protectora que contiene
las nubes de saltamontes del susurro
y la gracia perseguida de la muralla solterona
antes del derrame incoherente de su salvación;
escarapela cenicienta que al final de su capitel
soporta toda la noche su frente henchida
en la bocina oscura de su penumbra cautiva;
plumas de saliva que desarmo sin tiempo,
!Durmiente ruego en hoja cristalizada de rutinas!,
hasta dejar en mi pecho la calcárea luz
del llovido rostro, como un navío oscuro
y migajas donde lentece esa agraz pasión.
Ivette Mendoza Fajardo



Por aquella insaciable flor

 

Por aquella insaciable flor del puñal fui a escudriñar
otra primavera, como el alma esa, bien audaz
sobre un advenimiento de sollozo terso
con la sal viva y relumbrada de una vasta
saciedad de interrogación apaciguada.
El levantamiento del otoño y su predicado
labial habían enjuiciado nuestros símbolos
combosos , cual embrujos infantiles,
hasta desparramarlos en el enigma reversible
del paraíso tirante a ser tragados por ese
torbellino juicioso de aires dóciles revoltosos.
Ivette Mendoza Fajardo



miércoles, 23 de febrero de 2022

La hiedra menstruante busca lo transitorio

 

La hiedra menstruante busca lo transitorio.
El garboso pilar que sostiene
la sosegada marquesina del Olimpo.
El semblante del santuario abatido
donde el espíritu de sal conforta
las siluetas apostadoras de los minotauros.
La abollada roca de la clepsidra
que retiene en su mollera la copulación
del constipado tiempo gótico.
El hermetismo de la cumbre de mármol
de los tabiques poderosos
que enaltecerá la hierba
sobre el granizo mental.
El granito de la fe del tanque de agua
que divisa los huertos
y cuyas gotas habrán de envilecer
la niebla coja que relega
las romanzas y los galeotes
la orgía del lamento borrado por el légamo
la cicuta piadosa del amar
la franca goma perpendicular
bajo la sufrida justicia de los vientos.
Ivette Mendoza Fajardo



lunes, 21 de febrero de 2022

Resuello de alas insulsas

 

Resuello de alas insulsas
es tu apacible felicidad.
Melodía asidua
en el aullido aventurero.
Persistencia primordial,
inclinación de la sierpe
recién iluminada.
Nereida
canalizando
el acercamiento
con los tambores
razonadores, esforzados
y abatidos.
Juegas a maromear el silencio
con su vientre ciego,
y la vasija del injusto acaso
es el instante
en el que te ansía
el mundo irreflexivo,
y su burbuja profética,
pretende mostrar mis manos
en tu revuelo.
Ivette Mendoza Fajardo



viernes, 18 de febrero de 2022

La tanqueta del sigilio abdominal

 

La tanqueta del sigilio abdominal, cual sirena taciturna,
su caminar de funeral en jeroglífico castizo azaroso,
la suavidad retoma las etéreas magnolias del omoplato.
Sus opresivas balas es la flema de su timidez extrovertida
y la cuerda fiel de la nada envidiándome de crepúsculo.
No es un metal desamorado, es la tierra tenebrosa
sobre esta llaga de mundo efímero que he llamado
¡Espíritu candoroso mercenario!,
explosión aturdida de airosa falsedad como
abrazo del agujero agotado
como una brújula de vigor arqueado.
Ivette Mendoza Fajardo



miércoles, 16 de febrero de 2022

Si el río llora es porque las piedras se deprimen

 

Si el río llora es porque
las piedras se deprimen en tus brazos, ahora es la sintonía del verano
quien me pasa un pañuelo entre el alma y el tiempo.
Lo demás es una estancia fugitiva. No queda mucho, apenas,
la natura atormentada guarda pequeños itinerarios de dolor
en la edad de la palabra pecadora.
Sarampión meditabundo como última súplica 
del rito enésimo enésimo, enésimo,
hasta que si calla otorga, quema, sufre,
quema y se enfría… como un rumor
de rieles atascado en mí, como si fuera
mi paño de lágrimas.
¡Ah lo considero muy gentil!, pues dice tener un
gran lugar en el vacío como si todo se sintiera
en una liviana y gallarda blancura,
pero va, va, va más allá de esa
búsqueda continua no de dolor ni de
transparencia sino como de heridas abismales
de lujuriosos placeres hasta el frío arrepentido
del olvido sobre las deshauciadas nimiedades.
¡Lo gentil es un redil prohibido! que se enfada
midiendo la longitud de mis pesares, de los
tuyos que cuando llega la noche abuhada, esta nos
arrastra hacia los mares radiografiados de llanto…
mares que nos atan del cuello. Bien el que
no las debe las penumbras compasivas lo guardan…
Ivette Mendoza Fajardo



Aquí ante un voluptuoso sol

 

Aquí ante un voluptuoso sol, como sobresaltado vencedor
y salpicado de una líquida paz mi apesadumbrado
llanto desfigura. El primer miércoles divino decenas
de cuervos personificaban miles de estrellas semidormidas
silenciando la noche, repicaban en la húmeda y
malévola prisión para facilitar la ingle del fuego. En el pretil
de la mañana, un relámpago incólume las rigideces
de la pregunta atraviesa. A pesar de la oscuridad, ha triunfado
el primer muerto estafador. Cualquier dios propone
hacerte poema. Estaba tan maltrecho, tan lacteado
y tan lacónico el rompeolas, que hicieron posible
una premura de existencia sin ropa articulada, articulada.
¡Oh y el buen samaritano ante esa terquedad
bastante abundante! es cuando la constancia de la dicha
al revés en los primeros encuentros decide enmarcar
algún celaje de aprensiones.
Ivette Mendoza Fajardo




lunes, 14 de febrero de 2022

Danzan, danzan las estrellas danubianas

 

Danzan, danzan las estrellas danubianas
sobre mi tumba fiel en una noche barroca.
Recordación incesante de todos
sus desengaños era su diario vivir.
Los cuervos canturrean en la quinta
sinfonía desentonados.
El elefante anheló eternamente
a ser un panal de ideas .
Bisontes dramáticos nos calculan
el tiempo como hormigas abnegadas.
La aurora presumida era seductora ineludible
de mis pensamientos endecasílabos.
Llevas en tu sangre el torrente frutecido
del toque de Midas.
Va la borrasca mecanografiando estruendos
en cuanto sueña salmos.
Estremecimiento de pétalos lucíferos
remedos de los astros.
Pistola del cielo guardián y capucha de acero
en el cascabel beato.
La resignación es el lloriqueo matutino
de mil labios ansiosos sin perfume.
Compone un soneto la calmosa alborada
de osadas rimas.
Ivette Mendoza Fajardo



domingo, 13 de febrero de 2022

La noticia mana sangre de las manos


La noticia mana sangre de las manos
y coágulos de tu ausencia el pasillo indolente.
Ganglio entristecido serpentea entre los abetos...
¡Y una gran confabulación en la floresta!
Suspirosos los musgos de mí nostalgia
y más en alborada el alma sopla restituida,
fraccionando los adjetivos por injusto silencio.
Empaña la muerte con su menjunje el mundo...
¡Y una gran confabulación en la floresta!
Ivette Mendoza Fajardo



sábado, 12 de febrero de 2022

Pómulo sediento de occipital ahínco

 

Pómulo sediento de occipital ahínco,
tu imaginar que me extasía como un omicrón
lujurioso, la lengua del maxilar deseo, incoherente
pasión cervical cuyo vino no apetece ningún olvido.
Pero sublimada con esa fábula dorsal, solo
breve estalla tu sueño como un guantazo azul en alerta:
su parloteo que espera algún sufrimiento, y en su
acaso tiene la astucia de conocer tu axiomático secreto.
Ivette Mendoza Fajardo



viernes, 11 de febrero de 2022

Relega la palabra flexuosa

 

Relega la palabra flexuosa, el borde regitivo.
Esa colina sinusoidal y evocativa bajo la escápula de los amaneceres.
La gallofa florecida donde aprendí el encopado argot de la primavera.
Olvidar el argumento que te envolvió en la oscuridad de una mañana
que arrebató y moteó el aburrimiento de tu cuerpo, exponiendo
duplicativamente su pregunta isóbara como
recalcando repuesta sin falanges sabihondas.
Y olvido el cataclismo del paraláctico mutis, el más solo, el que aún
anidas sin lograr traspasar el indicio prosístico en rebelión para
el argot articulado que jamás emponzoña tu inquietud.
Esta es la repulsión en tregua de tu infancia, en tregua de tu infancia.
Aquí la zozobra se imagina más breve y el momento más fortuito.
Y el valor de cambiar el reino luminoso que promueve tu resuello.
Y tus sentimientos te llevan desde el fondo hasta la cumbre,
y enseñan tu alma rodeada de senos, pechos, dolores, dolores,
dolores, dolores y más….
Ivette Mendoza Fajardo



jueves, 10 de febrero de 2022

Texting al gusto del paladar de ruego cristalizado

 

Texting al gusto del paladar de ruego cristalizado acaso,
he pedido la sobriedad bajo ese adiestramiento como
esta noche fantasmeada percibiendo siempre sobre
la misma propuesta ansiosa abrazada a ti, y se apoltrona.
Entre bastidores del naufragio un verso de tu pupitre
el flemático vuelo de los muertos derribó.
La tardía posibilidad retintineaba sobre algún efluvio secreto
en las carrozas del poema alobunado.
Conflictos técnicos insuperables alcanzaron
a palpar el jabonoso oleaje de resina gutural cotiloidea,
angustiando tu intuición rebobinada a lo real,
desde la luz martirizante de un eclipse exánime
mi escritura de cada instante rábido de elegancia,
la recóndita tenacidad que invade esfinges personificadas
en aullidos que agujerean el alma amazacotada.
Ivette Mendoza Fajardo



domingo, 6 de febrero de 2022

Escucho una voz que nos pregunta


Escucho una voz que nos pregunta
por profundos barrancos de amígdalas
mientras nadan las medusas malhechoras
y sus tentáculos son partícipes del delito.
Qué el aire que se traga esa efervescencia,
Qué en el fardo de tu deseo una sílfide llora,
Qué lamenta el geranio contra fría grasa
Qué un silencio que alza escollos con dragones,
Qué el cielo azul, ha formalizado en sus letargos
no se oye ahora el rugir de una idea gangrenosa
que pregunta si esta boca es mía, tanto
así, como cuando repicó tu voz en mi mente
y decía amor: !Abre tus ojos mancillados!
Ivette Mendoza Fajardo



viernes, 4 de febrero de 2022

Las piernas apacibles se reconcilian en pares


Las piernas apacibles se reconcilian en pares pero en una recta sagaz
los dedos son las flechas de Cupido que atraviesan el corazón de Zeus.
El alma, como una flor que se aproxima al horizonte, crece, luego
como revivida de un cuento ceniciento fluye en
un legado de promesas de úteros gentiles.
Mi cabello es mi cruz que habita en mi pecho
y mana sangre con dulces consecuencias como
un extraño ritual que me obliga a pensar en ti.
La mano analfabeta, sus claves secretas, no puede descifrar
pues bien sino lo sabes, ellas escapan de sus ojos como fugitivas.
Un fantasma huele el cándido tesoro de la ilusión y danza
con su traje blanco ensartado en una discusión.
La música sigue despierta, alborozada, palpitando e insatisfecha,
velando por su desdicha, moliendo la paz de
una angustia en vuelo raso y permanente por eso
es que al fin y al cabo, el gran buitre sigue tocando
La Novena Sinfonía de Beethoven; ahora la melodía me hace
prisionera imprevista de tu amor.
Habría que elegir la luz misántropa de su interior que era
la melancolía en cada pentagrama eclíptico sobre su sentido
de humor y que desgarró tanto el espacio como el tiempo
exhalando así universos de balas esbeltas trazadoras.
O como cuando ellas confunden, deseos, manos, dedos,
torsos,  quejas, música en sus ondas expansivas…
Ivette Mendoza Fajardo



jueves, 3 de febrero de 2022

Los difuntos dialogan en sus mil años de soledad

 

Los difuntos dialogan en sus mil años de soledad.
Sus apacibles corolarios no palpitan entre los abetos.
No bostezan.
¡Monarquía obstinada!
Ejecuto la existencia entre astros aturdidos.
Todo suma entre nosotros ante el infinito exasperado.
El gran corazón del relámpago echa a rodar el tiempo.
¡Inverosímil siembra de la mentira!
Un desenlace funesto en la ingle del saber.
La perseverancia quema sus calorías de amor,
como dolencia en la ventana desalmada,
descomedida. Casi siempre el oro de sabor
fresa trota desanimado por impróvida alquimia.
En cada aurora la conspiración salta de contento.
Me domina el olvido, me obliga a cantarle al silencio.
Piñatas de la luz se quiebran en su predicción
de argamasa eternizada.
Ivette Mendoza Fajardo



martes, 1 de febrero de 2022

Crispa ojera a la medusa del génesis

 

Crispa ojera a la medusa del génesis,
abaten sus manantiales florecidos de
mediodía con la rabia y el lamento de su utopía.
El desvelo se entretiene, la hora se inmuta
la venganza roja del unicornio al acecho,
la antorcha, la bandera, la pistola,
por el rencor atávico de la noche eterna.
Aletea la saliva lunar de los difuntos
en una sinfonía envejecida en duetos
por el último venado que increpa a la luna.
Ivette Mendoza Fajardo