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martes, 31 de agosto de 2021

Se trastocan los días, los años parvularios

 

Se trastocan los días, los años parvularios
la democratización del espíritu en presencia de los labios
nos traga por osmosis sus bastillas y presentimos
hacia el abismo extrasensorial.
Pasa la noción de nube primordial...besa y calla
y vuelve a reconectarse.
Un eco de lujuria moribunda serpentea la penumbra.
Es la presión de la fuerza agraz: me digo.
La mudanza de la flor nos adelanta
no desea vestir mis presentimientos en surcos de monotonía,
pero adula la tierna adoración de su balandra, los despechos,
la medida del alma del tiempo solitario y el latir de esos trayectos
mucho antes que pesquen mis discursos pletóricos amorriñados.
La fúnebre reacción del siglo veinte de calibre desigual
pavoneándose en el aire de dureza de soneto.
Las cenizas del verbo se agitan.
Aspira octavilla resucitar sus ojos de antemano.
Aspira
que sólo la consciencia se santifique de necedades
y nos predique el ¡tilín, tilín!; ¡tintín, tintín!i del velamen,
que más dice que el empeño
sobre la flojedad de los viejos números
que la potencia desleída,
que la potencia desleída...
Ivette Mendoza Fajardo



Esa reacción química que contabiliza

 

Esa reacción química que contabiliza
el tronar del dedo pulgar entre
los planes de desarrollo agropecuario
y sus vapores coronarios, se presiente.
Un viento necesita de todas mis virtudes
para administrar su radiografía aristotélica.
Elementos científicos que aman la invención
de un pulmón atómico que decide devorarme
dentro del mutismo ciego al respirar.
Consciencia de alquitrán sindicalizada en mí
vertebrada máscara mentolada en soledad
con el denominador común a la fantasmagoría.
Nomenclatura física de perlas asesinas
lanzan un puñado de generaciones con
olores a cortocircuito.
El cañaveral de la tangente se casa con el
mejillón de la poesía mientras que su
hermanastra, la ciencia de la mandíbula batiente
trasplanta y machaca una realidad de abecedarios
mercenarios de color agreste.
La liberación de las hormigas locas gritaba contra
las patas de un avestruz que aplaudía derrocar
la muerte con un cuchillo de celofán.
Las balas eran los panfletos que tapaban el ojo
tuerto de un litro de puertas y se golpeaban
el alma hasta arrancarse los colmillos deshumanizados.
La dentellada de la cotangente aprieta bien
televisada a descocer arañas entre un pasado
sin fin y su biogenética diversión, del cual juegan al
verso de las mañanas sobrenaturales.
Ivette Mendoza Fajardo



domingo, 29 de agosto de 2021

Es de la envergadura del rigor de la técnica probabilística

 

Es de la envergadura del rigor de la técnica probabilística
donde hallamos,
melancolía por el respingado almanaque molecular.
La inconveniente sumatoria de exponer tus labios
extrasensoriales y la
discordancia con los matices del espectro pitagórico
o cartesiano de los sueños, lo acortan en su eje terráqueo.
 
Aplicaciones asombrosas,
el conjunto universal del aire de infinitos cuencos
representa:
Su animación cinematográfica al convulsionado teorema
por la asimetría del espacio virtual entre párpados
iónicos.
Con la liberación de la sonrisa vencida y fallida, esta,
nos propone el roce extravagante del menester
politeísta
y descarta el falso milagro banal y consumido en el
anhelo de la conquista de un beso exponencial y divergente.
Ivette Mendoza Fajardo



sábado, 28 de agosto de 2021

Lo amurallado en los mantos del asteroide

 

Lo amurallado en los mantos del asteroide ciempiés.
La irritabilidad en el espacio de los cohetes vertebrados.
Los miedos astrales a través del techo persistente.
Las muñecas divorciadas, los espasmos amabilísimos.
El llamamiento estadístico con sus vestiditos verdes.
La aceleración emperifollada con que se elaboran
las trayectorias en un grano de humildad.
Los tornillos que atornillan las hazañas de los ramalazos
y un matamoscas que mal mata
el resurgimiento de historias falsas
desde el terruño rudimentario de la salchicha,
reconstruyéndose al misterio occipital de la poesía.
Ivette Mendoza Fajardo



sábado, 21 de agosto de 2021

El día se espulga


El día se espulga, se espulgaba, defiriendo
a su atuendo ecosistema, la montaña de medusa
sobre higuera y torrencial vacíos de destinos;
El tabardo inmóvil, digamos
fugitivo y bigotón, chapuzando en los escombros.
Un verdín degradante aquel que derruyeron allí,
la calma singladura y su lego taimado tan descalabrado de
clepsidras auroras,
batidas entre sus costillas feudo-albinas,
con miel de espíritu reacondicionaban el sacro duelo.
Aquel maculado látigo fue solsticio cobijado de disléxicos
dolores
bajo el sobresalto de la obsesión.
Juguete de la luz, hastiado, acorralado en lenguas
apocalípticas,
monomanía de microondas que contradice los pilares
de las desmesuras,
avizora la carabina los pies que defenderá
su aerostático plomo; su hígado de marfil y su rostro hidra,
los verdes labios del titán los maquilla fibrosamente.
Ivette Mendoza Fajardo



Somnolencia precoz de espíritu verde

 

Somnolencia precoz de espíritu verde.
Seda se da sedada de congelación.
Gimoteando hueso saltarín lardando.
Atlántida dorsal zurciéndose con éter.
Relumbrados océanos de ceras y ajíes.
Amelocotonada la mar con camisa al azar.
Una niebla solitaria de viento y saliva.
El águila ermitaña borrando la ramazón lunar.
La barca de alaridos adyacentes sangrando
en el sazonar de los entonces.
Las uñas del eje terráqueo del pio pio con maculado
hálito casi nunca su torre lavanda anda panda.
Mientras reímos no somos pinceles sino albatros
sin embargo refutábamos agua lujuriosa
saludando entre los sepulcros.
Esa marmota jota soplándose dentro del maremoto.
Buitre conmigo en la morada celestial,
vamos cargando apasionadamente
luna envenenada de flores jocosas.
Ivette Mendoza Fajardo



jueves, 19 de agosto de 2021

Hoy se acalambra la nostalgia solitaria del crepúsculo.

 

Hoy se acalambra la nostalgia solitaria del crepúsculo.
El óvulo sideral amortaja los siglos del pan azulino.
El cascabel energúmeno ensaliva la orilla de los vértigos.
La estepa y su plumaje nácar exhuman la sinrazón
de los tercetos.
Y la luna idolátrica acorta el temblor de su pupila de esmeralda.
Las mañanas de trigo sacuden sus alas de terciopelo,
con sus voces delgadas derretidas en melancolía.
Ivette Mendoza Fajardo



 

domingo, 15 de agosto de 2021

Supernova pestífera de baldosas boquiabiertas

 

Supernova pestífera de baldosas boquiabiertas.
Estranguló en melancolía la flojera entontada,
venerabilísimo y desarropado este eslabón confabulado
que ara por su piel un jardín inmoral,
como peces sufridos encandilándolos de gestos.
¡Quién inventaría el arqueo de la calentura y del revoloteo,
de su ancha postura desmenuzada en numerosas lunas
absolutas bajo el estremecimiento totalitario del aguacero!
Tienes dentro de ti la obsesión predestinada de tus pestañas
afligidas holladas de universos del menester elemental.
Correteas por la estancia envuelta en piernas de serpientes
mordisqueadas por las hienas de una pretensión a la nueva ola.
Maligno este cuchillo abrumador.
La ecuación sabe de ti, pero tú sabes más de ella
al saltar esa voluntad quántica y conquistar su orilla amilanada.
Alianza ineludible, poderío de la sangre del destierro de cebolla,
toros concientizando y tragando su teocracia matemática.
Ladrillos bramadores, que todos soñamos por el juego de la salvia.
Ivette Mendoza Fajardo



sábado, 14 de agosto de 2021

Resuena la penumbra diabética

 

Resuena la penumbra diabética sobre el fracaso del averno.
A la luna embarazada le duele la pasión engarbada de bronquitis
debajo de un mar impermeable y una tierra sentimental de arañas.
La máquina fetal exploraba la blasfemia de los sones demudados.
De igual modo lucen los muertos joviales y la espalda
geográfica para que siempre suden, para que no expíen
sobre el verdugo asfixiado de rumores oscuros.
Las enfermedades alabando al vendedor de flores temibles
con voluntad de mosca sublevada.
Así el candado tiñoso ostenta la tristeza como medalla
dispersa por error entre los rombos siniestros
y transfiguraba su pulmón como trofeo a la estrella innominada.
En esa inédita esfera levantaré otro vuelo
con el estambre yermo de la metamorfosis.
Solamente transitaba, por la astilla del mundo emocionante,
de esa tos urbana poseída en la musculatura del mármol,
donde quedó como achaques azotados de cemento.
La voluntad ciénaga abarca el hábito mellado y artificioso
que relegaron las sílfides al ascender a la melancolía del sexo.
He disipado las contraseñas posteriores de esta ceremonia
que no retorna, ni debe retornar a su punto inicial.
Antes que esa carretera sea mordida por el céfiro,
fueron nucas solteronas apolillando las ventanas
con mi leucocitos más sonoros, incomprensibles,
en la cosecha del rojo y sepulcral hartazgo.
Ivette Mendoza Fajardo



La noche zurce un graznido

 

La noche zurce un graznido en el temblor de la herida.
Mortaja de la soledad violenta de garrapatas en cautiverios.
Panal sin contraseña escarba la ficción horrífica del hueso
Almácigos de ojos incestuosos destierran el verbo enloquecido
que se introdujeron a la murmuración de la cercanía,
con calles automáticas de amor y balbuceos cibernéticos,
de las premuras persuadidas tras las bartolinas devorantes.
Tiempo acurrucado en el principio de apenas una hora.
Zaguanes desesperados de júbilo venenoso rosado inalterado.
Ivette Mendoza Fajardo



viernes, 13 de agosto de 2021

Arrebatador rescoldo

 

Arrebatador rescoldo, condenable hueso invidente,
embriagando amor de salvedad horizontal,
mujer de laurel difuso y esdrújula genética,
petrificada dualidad de eléctrica ilusión escamada.
Los siglos pasan por la hambruna de los vértigos,
después de un reciente pasado que truncaba albores castos,
marca el rumbo en un caminar perentorio y patriarcal
y en el centro de su propia eternidad se sueña estercolando.
Escarba quizás sobre el plomo iracundo de moléculas contingentes
de un postulado volátil en medio de tanto asombro veleidoso.
Ivette Mendoza Fajardo




martes, 10 de agosto de 2021

Colochos moribundos de la adversidad mañanera

 

Colochos moribundos de la adversidad mañanera /
Ruina de satélite inmemorial, en pergamino humano /
Hambruna germinada a palpitación copada /
Códigos danzarines sobre las dudas piro-clásticas /
Mañanas mefíticas requemadas de azufre /
Obsesión lésbica de sentido infinitesimal por doquier /
Lengua clásica se zambulle en el mar alado
de la mentira /
Medicación etérea rapada de cabeza y
cruzada de esporas /
Aullido parido de almas rateras mutiladas /
Fogata encasquetada de piernas movedizas /
Pánico selecto bajo el rito monográfico de las risas /
Grafica de la ilusión hermanastra de la
sombra suprema /
Muchedumbre de ruidos psicóticos lamiéndose
los pies extasiados de penurias /
Espina dorsal feminista amamanta ese dolor
ciudadano de sopor mellizo /
Maleta torturada por demonios esclavizados
de amor y el llanto perfora sus sueños milimétricos /
Garfios que germinan una vida bicolor en pugna /
Ivette Mendoza Fajardo


Por un momento

 

Por un momento ufanados,
destornillados, lerdos y desnucados,
concurrimos en las frazadas
del remordimiento,
atascado en su anhelo ya cargado
de enunciados de nitratos ruinosos
dentro de su gran desengaño
acústico trimestral.
Vegetamos coordinados
enarbolando
la última eufonía clandestina,
el clavicordio anclado a la par
de la oportunidad
más colindante
escudriñando un alma
contra alma de otro
cuerpo dibujando su conciencia,
derretimos nuestras armaduras
de tragedia en tragedia hasta
la muesca desdentada zarandeando
un día muerto de amor
y una noche de huecos grises infinitos
y murallas seniles disolutas,
el fango de la sobrevida nos allana…, nos alegra
y yo…concluyo al caminar.
Por un momento existimos
de par en par fragmentados de fuego
y de vez en cuando perdemos ese sonido
singular que nunca acaba de comenzar…
Ivette Mendoza Fajardo



Aviento ,entornadas horas

 

Aviento, entornadas horas, como dogmas del semáforo
agobiante.
Carne de los siglos como mordaza de la memoria
en delirios umbilicales del ensalivado trajinar.
Ascender, esa burbuja de cedro que extravía los
telescopios de la levitación.            
Reír o no reír, la confesión errática de
Vivaldi aconseja a los pájaros cernícalos.
Los excesos inquietos de planteamientos
psicotrópicos constituyen
la personificación de lo condicionado.           
Fracciones, desamparos, calumnias de lo rectangular.
Sobre lo ovoide visten los pecados oxidantes.
Caminamos picoteados en el muslo histórico
con la caparazón desordenada en los años de
gotear abrazos gelatinosos anodinos.
 Ivette Mendoza Fajardo




lunes, 9 de agosto de 2021

Alas de sal para la tierra coincidente

 

Alas de sal para la tierra coincidente,
algún ocelote atascado a trueco de ceniza y cólera,
tengo el beso sideral en la patíbulo dos a dos,
o sentir malhadado porque está habitado
de ondulaciones paralíticas.
Ninguna obscenidad a lance del inicio,
sobrellevar lavatorio discordante,
intuir infortunio enjabonado,
disimular impreso de selva dura
que hubiese dorado de repente.
Ivette Mendoza Fajardo



domingo, 8 de agosto de 2021

He podido detener un vez más al cielo por la manga


He podido detener un vez más al cielo por la manga
del relámpago con un arrebato puntualizado,
machaco la melodía de su esternón lunado.
Me aferro a la destreza perceptible del rocío
y trato de abrir la puerta hirsuta del extravío de
de la humanidad llorosa de tormentos
que repica intangible, cuadrúpeda
y crispada muchas veces.
No acepto a ser la duda
de un cataclismo glotón de fuego,
pero acepto recoger mis fragmentos
de palabras índigos resucitadas
en el ombligo premonitorio de la historia
inexpugnable que cultiva enigmas en mi piel.

Ivette Mendoza



Fusionan las películas exhumadas con el fuego

 

Fusionan las películas exhumadas con el fuego,
opacan los paladares sin catarsis,
agrietan sus lujurias sigilosas, miran alrededor,
se aplauden los desórdenes secretos
y claman un bisturí cantinflesco que nace terco.
Así partidos crecen, así han huido, así han contorneado
y hoy más que nunca cambian de significado.
Pero es una voz en cuartillas, con suspiro
asimétrico que siempre está ubicada, concluida
al costado oeste de la luz.
Ivette Mendoza Fajardo



sábado, 7 de agosto de 2021

Ópalos de la exploración del grisú funambulesco

 

Ópalos de la exploración del grisú funambulesco
Ópalos como fauces del centuplicar y aletear de enconos.
Ópalos lacustres y oscuros.
Dentro de las gemas impulsoras recuadran díscolos,
a la orilla de su configuración cercenados están,
a cada hora del avituallamiento, denticulados van.
¡Cómo hacen derrame esférico proyectándose en mí!
Tiemblan lo que malasombra puede reciclar aguaje invernado,
lo que aún más me suma de ambidiestra exploración.
Un rómbico escalofrío hace catalizar las espuelas de la
conformidad lapislázuli,                                 
viene a gesticular la insignia de aves renacentistas ,
¡Oh gemas que se ponen a resplandecer como augurios!
y encantan el rumor de sus espíritus vírgenes.
Es la piedra enfebrecida de la exclamación al copular,
afán norteado de mitología insomne
mientras concluye su pasión levógira de axones y dendritas
descansaremos en el atrio del olvido.
Ivette Mendoza Fajardo



Las garras inocentes de la vida

 

Las garras inocentes de la vida dejadas a solas,
reposan en lo que las estaciones cambian
para ocultar de espacio ese previsor diablillo.
Señales, pues, de las sombras moribundas
en ese dominio oculto, cada  vez más benévolo
y esas cicatrizadas estancias de la remembranza,
sin altas murallas para deletrear su ciencia,
que estas ideas no queman por ninguna parte,
esas garras inocentes hasta las garras inocentes.
Ivette Mendoza Fajardo



viernes, 6 de agosto de 2021

Porque hay siluetas decidoras y pasmosas

 

Porque hay siluetas decidoras y pasmosas
de pasar esa fuga animosa por aquí
bostezando penachos melenudos con embrujos.
Mis ademanes fermentativos se alegran
y siembran placeres meticulosos.
No puedo ser viento en pieles de latidos veloces.
La pregunta no es para acertijos de salitres.
¡Recojo mi fe metropolitana en la cubeta de la ignorancia!
Leo pájaros invisibles en sus fragancias de asfalto.
La congoja dadaísta rebalsa en la anarquía de la nada
y funde mi terquedad en la masificación del hueso dirigible,
la persigo,                                                                         
la castigo
y al final la acaricio con piedad morbosa.
Se estruja, se avasalla cada día
hasta hacer de ella un fonema deficitario.
Se puede quemar su espíritu en retrato
y exponer su quemadura viva y recalcitrante
para el bien de todos los pixeles trotamundos.
Hablan desde aquí, deforman por allá
nos dan maromas de verdes cenicientas
eso sí su látigo fecundable azora
en un punto febrífugo…
Ivette Mendoza




viernes, 30 de julio de 2021

En el algoritmo y por su bisectriz se enuncia errante

 

En el algoritmo y por su bisectriz se enuncia errante,
como en centésima contenida de cónicas metáforas,
cotangentes espirituales, mágicas cuadráticas.
Las cuerdas puntuales y la variable desilusionada, son
valores fríos que pellizcan sobre las imágenes factoriales.
La derivada despejada hacia el límite del esternón...
Dibujo la desviada silueta tras el fuego, desde delirios
extraterrestres dando señales acuosas a la cacerola inquieta,
cautelosamente; la veo, la palpo, la acaricio.
Son bólidos siderales, etéreos ciempiés y vericuetos,
con sus postulados futuristas y circuitos próximos,
purgando los paladares más perceptivos.
Por el código legal de las galaxias, la
integral de la ausencia simétrica y curvatura extrapolar,
son las diagonales de mis ilusiones, como dinámicas vectoriales.
Amontonadas las desviaciones de un ángulo violento
y los universos concertados en posibles decenas angustiosas,
a esa geometría que gestiona las diferencias irreconciliables 
entre las milicias esquivas, y la razón de los naranjos,
entre cardos, espinas y perfumes,
entre… las revelaciones de su sombra y sabor pacificado.
En parábolas se abre nuestro mundo, como
oxímoron curveado herido y cotidiano,
anáfora de reflexión y formas prematuras,
mirada paralela en error absoluto…
Ivette Mendoza Fajardo



jueves, 29 de julio de 2021

Lienzos sobre los pellizcos.

 

Lienzos sobre los pellizcos...
Alabanciosas lucideces
parodian a lo largo del omoplato,
despabilan con un fulgor las mendicantes columnas,
pluscuamperfectas.
Desventuradas exactas que fanfarronean al camino.
Se labraron los dientes y rectángulos puntuales,
bajo esa urdimbre de cutícula que la hinchase,
los retoños sustentan el lacerado rumbo,
por parapetos de mil leyendas hipnotizadas.
Cada capítulo tiene su vectorial sobre la epidermis,
y en ella se borronean las treguas y los vientos,
dirimiendo como un vademécum de memorias.
Millares del escalpelo que dejó un sol de siete sílabas.
La torpeza de rodillas miente en la espera,
de distribuir indulgencias olvidadas...
los imperios tuertos y los fútiles infortunios de su vida,
dejaron arboladuras redobladas en sus avatares.
Ivette Mendoza Fajardo



martes, 27 de julio de 2021

Solo de cítara en metal empobrecido

 

Solo de cítara en metal empobrecido,
tango de los velódromos para el rompehielos,
antorchas, racimos velocísimos en el cosmos uno y tres .
Da emulsión sifilográfica, Hierofante,
catequiza el silabario al floreo,
no hay causación sin romanticismo
ni comprensión exudando las tristezas,
notifica el punto curvo al infinito,
que es el mismo del principio y recrudecimiento al final.
La paralímpica epidermis se arrojó a verdad absoluta,
ahora puede computar,
hilvanar el argumento,
mezquinar en los números arbitrarios, apenas un adiós,
y pignorar toda la fárfara con los filamentos amachimbrados,
con las hélices de los solípedos, tan aristocráticos,
que sacuden el paso texáceo de los mitones y la panacea .
Ivette Mendoza Fajardo



domingo, 25 de julio de 2021

Derrumbamos aluviones por el contorno lateral

 

Derrumbamos aluviones por el contorno lateral.
Un panda huye un panda ondulante y luminoso
y ruborizado se tienta pero columpia adyacente
rozando un árbol de oro.
Esa jaula envuelve, trama, retoña, aviva
o sotierra.
Una garra eleva tenebrosamente
su aletargado caminar transversalmente.
De momento se esfuma. Todo se incrementa
todo anda, relumbra, marcha, se allana
retorna. Un silabario de penumbra esquelética
traba salta, reanuda, disminuye aún,
se atornilla al alma al corazón a la mirada
intuye enflaquecido y cristalino festeja. Vuelve y engulle.
Grita y ennegrece lento.
Y una luna muda amarga gira colindante
entre pezuñas hablantinas entre hocicos sordos
entre esferas babiecas y altisonantes.
Una manotada y un latido, una mudez muy distraída
que se aspavienta se excita. Una mudez muy distraída.
Un sol oscurísimo baja cacareando sombra dilapidada
baja blando se atraganta
y una nube amputada estruendosamente se desliza en lo oscuro.
Ivette Mendoza Fajardo



lunes, 19 de julio de 2021

Sueña, sueña el desparramado sueño sideral

 

Sueña, sueña el desparramado sueño sideral
Borda el espacio en los telares callosos de la luz
Cómo bulle…
Cómo bulle en el desgreño ortodoxo tridimensional
Que se registra en la pausa de esferas cascarábicas infinitas
Es el laboratorio de la sonrisa fronteriza al viento de Falopio
En las orbitas de la confusión ahí remoza el secreto del silencio
Sueña, sueña ante su revoque cataléptico y su epidérmica hondura
Borda el espacio en los telares callosos de la luz
Su resonancia precoz se apertrecha en la brecha de la verdad
Deja que consuma gris esa inscripción de ADN
Retraído en la soflama indomable de la tarde sueña pertinaz.
Ivette Mendoza Fajardo



sábado, 17 de julio de 2021

Corta el cristal la inmortalidad de las maldiciones

 

Corta el cristal la inmortalidad de las maldiciones
Necesito un apio de instinto inalterado orgullosamente
para hacer de esta tempestad sectaria un poro con ideas,
para promover esos caminos de espinas trabalenguas
hasta la aleatoria eucaristía de ese éxtasis desahuciado
Tu lírica proyectada de clavija disgregando incurias
Lamedura en redoble de pecho casi duro rechina papujado
Parafrasea este penacho revoltoso donde torpedea el orbe
sus reprensiones
Su talle única con abadejo, su valor incrementando en el infortunio,
su raigambre de júbilo ombliguero, el magma voraz de su
termocautiverio
allega al dequeísmo de mis decantaciones
y me cosquillea esa turbación hecha pantomima
Rememórame - Arrebújame
Esta pasión diagonalizada va alterando lunas deslustradas
y el ocaso lesivo ronda en la cúspide de mi tormento primigenio
Ivette Mendoza Fajardo



martes, 13 de julio de 2021

No atravesamos la luna patoja sobre el quintal del tiempo

 

No atravesamos la luna patoja sobre el quintal del tiempo
No pronunciamos ya cuernos entre orgasmos de ojos atávicos
No habitamos diurnos en la pesadumbre criminal
No anhelamos pergaminos sicarios en la taquilla del averno
No copula el látigo mortuorio con el recorrido de las calles
No comulga el gusano ceniciento en su apartado postal
No solloza la tribulación del sueño con su clavo tullido y mellado
No contratan puntería los liceos del dolor y sus miradas millonarias
No debaten transeúntes del suspiro vibrando en pestaña enhollinada
No orea vestido zurcido con cebollas trasquilado al cielo
No existiría optimismo vegetal sobre tu sombra de sufrimiento
No despierta estrella antihigiénica en un portentoso llanto mineral
No dialoga ruido atronador en sus oscuras mañas de borrascas mudas
No hela el garfio del amor enroscado en su sinfonía pétrea
No esboza la vida desolada de cadenas ante el muro musgoso del ocaso
No, y dime tú quién disuelve esta lágrima de mármol en una gota de dicha…
Ivette Mendoza Fajardo



 

sábado, 10 de julio de 2021

Cual redoble de los ecos


Cual redoble de los ecos. Resbalan, apretujan, imploran,
se trasforman en abismo. En la penumbra empujan
una frágil pausa, retraídamente encorvan, y suplicantes
escalan y perezosos sangran
los peldaños de la angustia.
Conjunción de soledad de la hipótesis
descodifica las elevadísimas ráfagas aleatorias.
Algo anhelo para que fluya el verbo,
remuerde el anagrama sempiterno,
conquista a casualidad la vida.
En los siglos de melancolía
qué desventurado queda ese aleteo de los ecos.
Ivette Mendoza Fajardo



viernes, 2 de julio de 2021

Aquí en la plétora de sierpes formulistas

 

Aquí en la plétora de sierpes formulistas
sordamente dragaba quimeras
ebanistas
impávidas
me enarbolan a través del barrunto
infinitos magines de botones
me braman distante
preciso en el eje del sacerdocio
hambriento
Parchada
me requiebro en permanencias
en súplicas
en corazonadas
Diagonal clarividente
convertida en pandemia de orejas empíreas
Trópicos
Hologramas
para fragmentar en mendrugos la emancipación
cinco
equino
que como ancestral tinaja
desuna a la fiera luminiscente
anhelosa de distancia
Moléculas
laberintos de tercas garrapatas
a resguardo de lo nominal.
Ivette Mendoza Fajardo



miércoles, 30 de junio de 2021

Sustraje el sello orgásmico de la fecundidad

 

Sustraje el sello orgásmico de la fecundidad
y ensoñó el clamor del mundo
Un milímetro de ostentación
y un maniquí sobresaltado,
equívoco de espadas hieráticas
y de brújulas ciegas
De sagacidad y de volantines
convertí
el achatado enigma en un millón de bucles
Con los ojos a filo de navaja
y el chasquido de palanca lastimera,
ascendí a la fogata sombría
/cual terciopelo de marfiles/
mientras, la humanidad repiqueteaba
y vociferaba tu recuerdo encasquetado.
Ivette Mendoza Fajardo



Alícuota al contoneo cachazudo y águila rotunda

 

Alícuota al contoneo cachazudo y águila rotunda,
la fruta azufre de tristezas en cenizas rumiantes
y los rayos untados de soledad y olvido,
la cifra ultramarina de mejillas acoge y ruega
como paragua y evangelio de hormigas transparentes,
a la serpiente electrónica de la especie.
Una manivela, que inteligente
se señala en la perpendicular del sufrimiento,
sólo piratea debido a ese culatazo con cara de pechuga.
Formulaciones en pantano cuelgan bajo sus alas galileas,
puñalada hermética de golondrinas y mandíbulas cósmicas.
Siglos en alegrías depresivas, malpariendo, se machacan
y transcurren, van labrándose la
radioactividad del espíritu pisoteado de metales galácticos,
la voluptuosidad del volumen de macho-instinto,
menea zozobras circulares y bueyes del séptimo diamante.
Ivette Mendoza Fajardo



lunes, 28 de junio de 2021

Estampillado y entumido terrenal

 

Estampillado y entumido terrenal,
anonimizando allí como ese musgo moratorio,
en la grupa del tiempo sobre el piélago.
No más el gélido fuego que apagara a aquel lobo
dormilón que, a la sombra de su tribuna decimal,
acoge al pájaro beato todas sus ofuscaciones.
La lágrima mística que verá mistificar auroras,
por ese ordenamiento, sobre la montura de un
reino triste en un colocho crepuscular.
La angustia lluviosa de los días que en las máscaras
incorruptible se nos hace más arduas.
Y ese entumecimiento de la cruz,
los diamantes siniestros que, flácidos,
perciben hacia lo obsesivamente imaginado.
La pupila de Homero como un periscopio inmóvil.
El torbellino abarcador que, cual palanca incontestable,
viene a dar una caída astronómica.
No más esa carátula de atribulación en ventana virtual
apuntalando, sosegada, el perfil de la vida
y un cúmulo de pixeles, trotamundos,
derrumbando el ocaso desde el patíbulo del egoísmo.
Ivette MendozaFajardo



sábado, 26 de junio de 2021

Hay un entredicho en el talante del nogal malsano

 

Hay un entredicho en el talante del nogal malsano:
La melancolía del faisán incurre sobre la pradera del averno
Una emoción merodea en la penuria del alma varonil
Entre la idea amelcochada y la maraca del mar
el cocotero heroico y mi yo displicente
El álgebra de ensambladura calicha lo fatídico
La exhumación de una alabanza descarta lo inmemorial
Desatornillada la miseria en la rúbrica del negociante
Una estría malcomida el nexo del umbral
La página frenética la adolescencia del silencio
Una prosopopeya embotella al genio alibabá
que pule la industrialización de su codicia
El olvido exacto declamó dentro de la bastilla del alba
La termodinámica de la araña recrudeció sobre
los poderes agonizantes del encierro
Las ruinas obstinadas bautizan los manoseos de las cúspides
Se escarmienta una pianola en la proximidad de una alcurnia
Una leve y gran mentira enmaraña la fuerza del aburrimiento
Se santifica recuerdo intachable hasta la verdad incierta
La hostia curvada de un signo vejatorio
Ronca el mundo: mitad hombre- mitad metáfora
La sangre blanda incendia las lágrimas castas del demonio.

Ivette Mendoza Fajardo



Tu eco ingenuo se atraganta en un agujero asesinado

 

Tu eco ingenuo se atraganta en un agujero asesinado
Ametralla algo metafísico y declamatorio
a las osamentas incomprendidas
Sustantivos de insinuaciones de olorosas guerras
Despernanca el ansia tras la astronomía enlutada
Descarta la plétora de la tinaja infantil
El padre dejó de sollozar hojuelas rascacielos
El matrimonio atraviesa el mapa del mito sublime
El occipital urbano de un ocaso vacila, vacila y vacila
Fertilidad de fe combativa enrosca figuras de remordimientos
¿Florece caricatura fortachona?
El rebaño póstumo amedranta promesa psicológica
Apolillada tormenta de mafia organizada en gallos verdes
Terraza gravitacional y brizna de murciélagos
Sobre el cementerio sensual que los gusanos pueden errar
En su ecuación binomial un astro rasguña la fecundación boreal.
Ivette Mendoza Fajardo



 

sábado, 19 de junio de 2021

Equis estepa en perfil incorruptible

 

Equis estepa en perfil incorruptible
encasquilla sueño del monumento
desconcierta intersticio
embiste incógnita de los celajes
Fulguró el sol borroso clamor
ciega cosecha en el anca del tiempo
Principio del vivir juega perturbación
ogro estanque a conjugación
antorchas seculares de anuncio
en el rincón de los murmullos trópico alcanza
acero terminante crónico tumbado
manifiesta el triple latir de las esquinas
fotogramas incitan
contra lengua tibia
Amenazan días de caliche
desfallecimiento de florestas
quiere arropar sin todo por aquí
de Náyades y Ondinas el árbol aprieta
borrachera acurrucada en seda
fardar escarapela cúbico desinterés
esboza labiada suerte
Se tiñe el pelo en pos del cráter
Lloriqueo marginal de estrellas
sustenta paladar sentido
con parra y chirimoya tan tóxico
revalida bocina paralítica
Velado horizonte menstrual
Mis ademanes fríos y simplones
Cargo el dolor de tu música
pacificando tragedia del sonido
Aparece existiendo cuando
corola monologada del sufijo
abismado manotazo da al desequilibrio.
Ivette Mendoza Fajardo



jueves, 17 de junio de 2021

Caléndula bárbara fusionada a melancolía

 

Caléndula bárbara fusionada a melancolía
atrae sonoridades videntes
ahí donde adquiere agarrarse
confluye batallas
sus orejas paletean
hostigan cadencia tropical
marca paraliza acrecienta
empequeñece coincide converge
concede al acecho orquestal
Deforma unánime mármol labios divinos
Costumbre de piélago y pistilo
abadía fundamental
pálida oración de mohos dolientes
Desprecio da alcance al espejismo matriarcal
celada castaña ribera insatisfecha
Degüella entrañas da amparo candoroso
Muerte idiota persíguela
escapa liebre bajo nube proletaria
Invierno dignificado del rencor
surge cataléptica aurora flamante
Karate invocación nidal del cidro
su cercanía agasajo de discípulo
Gárgolas bipolares catatónicas
solsticios de clemencias
cortina adherida a vosotros ¡Ah!
Puños de retazos gramaticales
admite contener idolatría quien inclina
remata chorreo gravitacional
Ivette Mendoza Fajardo



martes, 15 de junio de 2021

Acolchonar mutismo en la amenidad ilustre del cristal

 

Acolchonar mutismo en la amenidad ilustre del cristal
Encadenarse para alojar la rebelión del resuello de la hazaña
Velamen ojeriza apenas logrado a máquina de centella
cuando mixtifica la salvedad del amasijo clavado al sepulcro
para ilustrar el precipicio heroicamente a mansalva
Relegar el árbol fiero en su brío
aún de que la especulación del viento
descuaje otorgándole la presencia de las tinieblas
Disuadir los pellizcos en cenizas hasta
enumerar toc toc
Converger entre el repiqueteo de las uñas contra el género caníbal,
la dialéctica digital intermitente de la quimera problemática
y la múltiple melodía a borbotones deslizándose en el alma radical.
Ivette Mendoza Fajardo



lunes, 14 de junio de 2021

En la empírea estancia de la problematización

 

En la empírea estancia de la problematización,
donde anochece glorificar el elixir de los astros,
la balada de los mares, la piedad del viento,
sabiendo que todo es más profundo aún,
la sonora intuición, en insaciable incógnita
por el binomio ensimismado de las borrascas.
Ahora acontece la fantasía calumniosa del reflejo
acorralando el mugido yerto de un cero errático,
desafiando con cinco volteretas de luna poseída
el corazón gangoso de las bacinicas victimizadas,
achicando caracteres deprimidos que podrían ser
la enunciación de todo azogue huracanado
para alinearse en el fuego agónico del frío numeral
y colocar un idioma inexorable en el átomo del instinto.
Dame tus alas insolentes, déjame abrazar el
estruendo de tu cuerpo.
Ivette Mendoza Fajardo



viernes, 11 de junio de 2021

Levitan las palabras zonzamente

 

Levitan las palabras zonzamente por doquier o
sobre el manto del relámpago monárquico.
Achica la piedra sacra, se estrella contra la
bruma del cráneo ovíparamente
en el brillo de la luna absorta carburante.
Se contorsiona el látigo de la sombra eterna
dilapidando la calma huraña y macabra.
A lo lejos, un árbol de garrotazos femeninos
disfraza su infancia de montañas acalambradas,
se inmola sin misericordia y sin vacilación
contra el adiós de la mansedumbre.
Sólo las monedas derrotadas permanecen
acunando designios sordos horrorosamente.
En barrotes escarpados de crisoles tuertos,
la noche estéril suelta sus cuchillas afligidas,
las caderas reciben la ordenación de los astros,
en cabello sideral encogido de truenos mujeriegos
tiemblan los trigales verdes de tus ojos dúctiles.
Ivette Mendoza Fajardo



Oh arrecife de metáforas rupestres

 

¡Oh arrecife de metáforas rupestres!
Flores de mi alma forrada de espuma
Ojos de mieses y pistilos invertebrados
vacilando en signos de lengua erótica onagra
Es tu pecho un néctar de delirios demagogos
Marcapaso de azabache en tus sienes
Manos azuladas de álamo silvestre
Cenefa de aire tocante del misterio tijereteado
Chaquiras talentudas de luna sinalefada quejumbrosa
Caligrafía de sol trastornado por los mares fofos
Perla ataviada dibuja tus labios de corales amanecidos
para columpiar hasta que la noche
y una estrella nos azote de júbilo confianzudo
Aterciopelada azucena de mejillas sonrosadas
ilusionadas oscilantes en medialuna pigmea
como un gran buque petulante calandraca
Uñas avergonzadas de ciruelas indocumentadas
Marea de inocencia contra aves ninfas
Ansiedad de madera de tigre de limón rubicundo
Muralla de nostalgia y de perversidad
Eres el viento negro de iniquidad
Chispa de golondrina dromedaria
Brizna herbaria de cabellos estrellados
Garrapata quisquillosa pujando la eternidad
Amapola velluda castrada de recuerdos
capaz de silenciar la noche empírea,
nuestras noches empíreas, mis noches empíreas
mis besos cibernéticos se derrita
en tu aroma de sollozo colosal ideográfico.
Ivette Mendoza Fajardo



miércoles, 9 de junio de 2021

Taciturno aposento enyesado lógicamente

 

Taciturno aposento enyesado lógicamente
para dinamitar a la bruma bufonesca y conturbada;
para dar balanceo a las razones fundamentales
que acarrean sensaciones, hábitos extraños
y abandonan un manojo de lloros manoteados
a los gorjeos del orbe que en los litorales plenos
explayan sus árboles calamitosos, sus cruces zafias.
¡Qué embrollo de estirpe y de gesto dormilón!
¡Qué triángulo de sirenas y bisutería de algas!
Antagónico el drama que flagelará la luna sonante,
desatará sus perfiles abordados bajo un cielo deslucido
de fragosas estrellas florecidas de carnes velludas,
resignará en los espectros trepidantes el siglo del rencor,
un ataúd crepuscular perturbando la simiente de tus ojos
en un maquinal de sudores arraigados.
Enigma de borrasca amainando las bayonetas desgalichadas,
derrochando el cuerno adivinatorio de los renos anarquistas
en la estatua sin esperanza como un pico ávido campechano.
Cegada musculatura de aeroplanos aventurados
donde nublados de pañuelos intransigentes enarbolan
la vida parida de artefactos desnudos en circuitos soberbios.
Ivette Mendoza Fajardo



lunes, 7 de junio de 2021

Ilusión de atajo sujetada en la luz matinal

 

Ilusión de atajo sujetada en la luz matinal
más allá de la impotencia del caminar con alas
y de la fosforescencia germinal de las promesas.
Ansiedad:
Réquiem en las campanas trastocadas,
vozarrón en el contubernio respirado
de verbos prohibidos, estigmatizado
en movimientos germinales girando
tan de prisa, tan durmiente que pierde
su pelambre de desbarrancados miedos.
Con anochecimiento desintegrado de
flauta colosal reconoce una epopeya de
sueños, mientras contradictoriamente 
creaba cosquillas regalonas de instrumentales
osadías.
Con pitazos encharcados de pretéritos,
finge mendingar dioses y demonios
o sobrepujando la matraca sepia hasta
hacerla desaparecer de sus azotados
candelabros.
Ivette Mendoza Fajardo



sábado, 5 de junio de 2021

Relámpago de dentellada huraña

 

Relámpago de dentellada huraña,
requiebra travieso en el hocico
universal, clavándose entre la
catedral del pánico y la ciega
retórica eterna contra lo eterno.
 
La voz de una galaxia gnomónica
era una elipse tartárica inverosímil.
Soy el panfleto que recobra el
cataclismo desengañado de la humanidad,
entre el pecado del clamor y el ángulo
sintético de la masonería lunática
hasta hacer reaccionar los enemigos
del aire idiomáticamente panteísta.
 
Ensordece la apatía de un cangrejo cósmico
dentro de una multitud de espadas
enfurecidas, secretamente enloqueciendo
el infierno de huracanes rugiendo lagartos
amilanados, lagartos amilanados, amilanados.
 
Cabezas de martillos hepáticos acumulándose
contra la soberbia infinita, desentrañan los
mares sinópticos con sus manos barbudas,
se hunden arreando la teología de hachas
en ahorcamientos geniales.

Ivette Mendoza Fajardo



miércoles, 2 de junio de 2021

Idioma oreado en docilidad automática


Idioma oreado en docilidad automática
y abecedario madrugado de
andrajos cívicos.
A la generosidad eléctrica y algarada...
epidermis idealista revuela y trama,
amontona, trastorna léxicos cimbrados.
Entelequias enrevesadas y añagaza peliblanda...
Pachorrudo amor, sin letras furfuráceas
y calabozo emoción, en cuclillas
de palpitaciones guturales, y rechonchos
sueños en gramáticas, vitalicias.
Inteligenciando garabatear, en tu piel.
Conquiliología hacia el acento tricolor
al infinito. Símbolos villanos
en plataforma voladora y una súbita imagen
explotada del mundo.
Ivette Mendoza Fajardo



martes, 1 de junio de 2021

La quiromancia de zozobra insostenible

 

La quiromancia de zozobra insostenible
conduce al amor con sombrío embrujo /
Talismanes se despeinan en juego de cristales
y arrastran un renglón del amor al agua curandera
de sus misterios /
Muñecos que asfixian el beso infiel y mentiroso /
El ajetreo aleve del alfiler,
hipnotizando, su fiebre nocturnal /
Me rezan y me despiertan
frente a un cementerio blasfemador /
La gusanos rezadores de las tumbas se desnudan,
sudados de cadáveres, dominando las almas
iracundas /
Y una misa de incertidumbres entristecida
para retornar al inicio del ritual
invocando un espíritu escamoneado /
busco hierbas en sus quejidos de tormento /
develo las uñas del gatito morado y bellaco, con bigotes
de Cantinflas, y un murciélago querúbico como
salido de un capullo negro, consagrado a juntar corazones
degollados /
Ivette Mendoza Fajardo



lunes, 31 de mayo de 2021

Las gaviotas felices danzan sobre el espejo naranja

 

Las gaviotas felices danzan sobre el espejo naranja.
Trepida mi corazón acelajado, en sus luces internas.
En el vergel matemático
el aroma de una ecuación rasga inadvertidamente sus aristas.
El viento zigzaguea de una forma paradójica.
La sombra rumiante es casi un ventrílocuo imponente.
Y en este entorno el silencio navega en la quinta dimensión.
Mi niño interno tiene olor a primavera, y candoroso asombro.
Y, cierto, hay un tiempo paralizado: esbozos
que el puede aprisionar como ternura, brisa nielada de un existir
ya existido, considerablemente.
Todo palpita: un martillo taladrante, la cocina trasnochada, los cuchillos,
los platos, las computadoras, los manteles. Los celulares chismosos,
el cuadro de Van Gogh y esta casa solariega, todo palpita, todo palpita.
Veo más allá de ese horizonte altivo. Veo un cielo cobijar las almas
desesperadas.
Atravieso la penumbra categórica con alas predestinadas.
Pienso en una aurora solitaria, de pronto,
acariciada en sus manantiales curativos. ¡Oh fortuna inacabable!
Corrige el pensamiento de su llanto plañidero.
Día sosegado y dichoso, de amor puro y oloroso a crisantemo, tronado.
Ivette Mendoza Fajardo



Estas garúas de monedas balbuceantes

 

Estas garúas de monedas balbuceantes,
humean en matemático rigor beatificado,
desean encuadernarse por combate a
la estampa oprobiosa de los huesos o
maquinan conquistar una estrella en
iluminado desorden citológico.
 
En cuclillas rebotan desde sus entrañas.
Aúllan en un rencor refunfuñado.
Dominan entre el azogue epitelial y
la tribulación declaratoria vastamente
preñada de penas imperiales.
 
Todo es así, así, así. Todo es un entonces
con pecados de crines y espolones
absolutos como cuando corren el riesgo
de mezclarse con su llanto andariego sobre
el vicio acusatorio de su polilla de barba invernal.
 
¡Ah! esta lluvia estrafalaria y desmejorada
buscando la congoja del heliotropo en la paz
exacta de su universo de senos mapamundi,
enervándose en la magia de su cuchilla podrida
y desesperada.
 
Liberalismo de la ventisca extinguida se
arruga en su incertidumbre solterona,
parchada bajo dinero voluntarioso contra
el alfabeto ahorcado de los astros para silenciar
la infancia de su apetitosa gula.
Ivette Mendoza Fajardo





sábado, 29 de mayo de 2021

De cuerpo en cuerpo de cruz en cruz lloraba el mundo

 

De cuerpo en cuerpo de cruz en cruz lloraba el mundo,
sangraba desde su condena en mares,
de toda ultratumba presente contra presente,
enormes garras, rugidos muecas, mar inerte;
instantes de odios inéditos, cruz como parlante,
endemoniado y cogotudo.
Yo no escucho / yo no escucho /yo no cedo /
Solo siento la hambruna de la filosofía universal
de tenedores y cuchillos con sus elocuencias de
estrellas patulecas y su yugo demencial.
 
Ciencia que hace llover al embrutecido calendario,
acecha desde adentro, acecha consumido desde
el barranco manco, acecha, acecha por acechar,
un puntapiés aguanta para dejar su mente en
blanco, para dejarme a mí también.
Cavó su fosa de tormento maquinal
para la humanidad pretérita,
pretérita, pretérita mil veces pretérita para relamer
su llaga con mil memorias en ultramar, con una gloria
de melcocha y una infamia de guitarra en el jamás.
 
De cuerpo en cuerpo, de cruz en cruz lloraba el mundo,
abrió brecha para adelgazar, cerró sus ojos para no llorar.
Y dijo-al César lo que es del César-y se dejó enterrar.
Cargaba en su espalda la indecencia de su corazón
chiflado, la aurora mercantil del pecador y todo
olía a lágrimas de cocodrilos en desolación.

Ivette Mendoza Fajardo



Te busco acondicionada


Te busco acondicionada, por mi agreste ruido
y el aire mareadamente, me persigue
como el hipnotizado muerto deshilachado de
lamentaciones que se pierden en los
caminos resfriados, para nadie conocerme.
El alma despellejadamente busca del
olvido apolillado, un horizonte apachurrado,
sacando a regañadientes de mi pensamiento
humeante, una trucha sideral al rojo vivo.
Ivette Mendoza Fajardo



viernes, 28 de mayo de 2021

Sobre la sombra del misterio

 

Sobre la sombra del misterio y los endebles espejos del
destino emputecido, entretienen los tambores borrachos de la lluvia,
si los tambores borrachos de la lluvia, y su quiquiriquí de fumarolas
tontas y desvencijadas, con sus canciones de ratones sentimentales,
cautivándonos. El mártir otoño atribulado con sus ojos tristes de hojas imaginarias
y pifiadas se ensarta masticando el aire excrementado de la vida, como
una soledad de líquenes, inyectando achaques y agua de abolengo, desposeída
de su gracia y cántaros desconsolados eufóricamente.
Y un mar deshecho de amor, sufrido y arrepentido, teclea lo mismo que un
funeral de desliz ciego. . . Cuánto cuesta soltar el llanto desbarrigado al infinito
y llenarlo de lunas catedráticas y perdedoras, sepia ardiente atiborrada, vasta, 
contingencia de soles matemáticos que vienen a acribillarse contra la bruma.
¡Quiquiriquí! En su corso inocente que adelanta la cosecha musical de cementerios cíclopes en su novena evolución de verdugos. Suelta lo imposible en su tren de alfabetos descarriados con cabelleras dramaturgas hasta el tuétano de sus almas como tirabuzones oprimidos, empavesados.
Ivette Mendoza Fajardo