Ya no vuela el pájaro impulsivo del amor.
Ni las alas entretenidas que dejó en el
hueco de mi pensamiento
emergerán por el costado dormido del alma.
La mente ensimismada del hombre —ese nido
sin tiempo—
recibe los embriones del cenzontle
mientras el monje, discreto,
susurra algo que no alcanza a doler.
Un gusano roe la palabra antigua.
Nada de eso,
ni un alma soñada bajo los ancestrales
alcanza a perturbar este sueño emotivo.
La mansedumbre se cuece en silencio
como si la circulación del corazón
desapasionado
sólo conociera el calor que no cambia.
Ivette Mendoza Fajardo
Ivette Mendoza Fajardo
Ni las alas entretenidas que dejó en el
hueco de mi pensamiento
emergerán por el costado dormido del alma.
recibe los embriones del cenzontle
mientras el monje, discreto,
susurra algo que no alcanza a doler.
Nada de eso,
ni un alma soñada bajo los ancestrales
alcanza a perturbar este sueño emotivo.
como si la circulación del corazón desapasionado
sólo conociera el calor que no cambia.
Ivette Mendoza Fajardo
Ivette Mendoza Fajardo