La Sincronía de los Protoplasmas No Dolientes
Podríamos
mullir espejos minifundistas que
hipnotizan
el párpado bufo de abismos memoriales
en
epidermis totalitarias, de su maraca trascendental.
¡Ah, qué
sueño traba un vigor inteligenciado!
Sin
alcanzar intuición por lo no visto, troquela lo nuevo hasta
el
cansancio de un predicado, hacia la mar de la imposibilidad
azul y
gris, ojos de Isis.
Podríamos
casi revivir entre las sincronías de un dial ajusticiado
que
pluraliza, anuente, con las bocas llanas de literalidad mugiente.
¿Cómo
cincelamos cuidadosamente un universo deforme
de átomos
cacofónicos y quebrados, llenos de protoplasmas
sin ninguna
carga de dolor? Amores estelares que aún
no se
pueden consumar, no hay molécula corpórea en
su XY;
estrellas sin elocuencia, nada más cariñosas antes
de su barro
antiguo, que aún no han huido—
¿no han
querido chocar? Aún
no pecan;
es el barro que colisiona en el refractal del olvido.
¡Ay,
fotones consumados en el giro circunvalente
de la nada
en constante parpadear! Magnética, crece en los
universos
paralelos que el tercer ojo roza la vida.
Ivette
Mendoza Fajardo
