El Tántalo Transgénico de la Luz
Palastro
devónico de metatorácico destierro litúrgico,
se anega en
la lanceolada sombra del cataclismo,
huraño va
esperando el jaretón jineteado en la bruma,
morganática
de la historia nubosa, para sentir
el universo
oblicuo de la jeringa senil,
bajo el
dictado de sus entrañas plegadizas.
Palastro
tectónico de témpano blando
en mioceno
prístino del agua alfa,
acapara la
riqueza peliblanda de la aceituna
en cadalsos
perpetuos: cansa,
siempre
derrotada, sin distancia ni vahído popocho.
Palastro
sensoriomotor que sobrelleva toda la vida
el tántalo
transgénico de la exactitud descarnada y original,
de
escondrijos viajeros con las pieles cobrizas,
con mil
onzas de ociosidad de una servilleta
sesuda para
un placer siamés,
en tranvías
de vivezas de jaguares xerófilos
que lloran
un recreo segador desde el ramalazo del Pleistoceno.
Palastro en
soledad oscurantista,
con
partículas cósmicas de un halcón rey
de la
palabra inefable y ermitaño,
que vio sus
raíces de gualda industriosa
hacia el
hidrosol, en la añoranza de luces
y su
estancia vibracional infinita.
Ivette
Mendoza Fajardo
