No porta
emblema cáustico ni corrosivo la yema izquierda del índice lunar,
ataviado
con un anhelo de savia tornadiza que rodea la ceniza
de la
fortuna y la médula del yodo inmovilizado por asfixias doradas.
Una melodía
fúnebre de gran catadura la conforma para sonreír
sobre la
roca visionaria de céfiros hechiceros.
En sus
latidos de fulgor, intuye
la niebla
isobata crecer como una magia trascendental
en el
anochecer idílico del selenio tornasolado de rubor.
Silente es
el acento de su canto eólico sin mapa.
Las
avecillas de belleza mitocóndrica se posan
como si
fueran el germen calorífico de un éxtasis desviado
que
estallará en su simiente blanda de blanca azucena,
vertida al
rayo ardoroso de mi ser.
Materia
colapsada del ser
Errante atravieso vacíos topográficos
de clavos punzantes y nocturnos, bajo neblinas zancajosas,
en los dominios seráficos de luna ensortijada,
de afectos con signos de avances ocultos que me renacen
como conversaciones quiméricas entre los ramajes esquemáticos
de universos expansivos, donde habita el requiebro astral
de un verso en combustión.
La brújula de mi mano es el cuenco encarnado
del astro energizado en letras famélicas,
que bebe el elixir arcano del umbral
de una ciencia platónica, y revive de inmediato el espíritu ígneo
del chócolo pixeleado de su vértigo primero.
Tu hálito, de aroma mentolado, tallado como ave renacida,
asciende hacia el vapor dendrítico de mi abismo giratorio,
al más alejado confín escénico, murmurando en su interior
cadencias de amores.
¿Una silueta espectral en senderos ocultos,
que hallé en el ciclo terminal del bosque sin fin?
En signos sobre el grano de luz dormida en vastos pretéritos,
tu signo zodiacal pulsa siempre en la corriente secreta
de materia colapsada.
Ivette
Mendoza Fajardo
de clavos punzantes y nocturnos, bajo neblinas zancajosas,
en los dominios seráficos de luna ensortijada,
de afectos con signos de avances ocultos que me renacen
como conversaciones quiméricas entre los ramajes esquemáticos
de universos expansivos, donde habita el requiebro astral
de un verso en combustión.
del astro energizado en letras famélicas,
que bebe el elixir arcano del umbral
de una ciencia platónica, y revive de inmediato el espíritu ígneo
del chócolo pixeleado de su vértigo primero.
asciende hacia el vapor dendrítico de mi abismo giratorio,
al más alejado confín escénico, murmurando en su interior
cadencias de amores.
que hallé en el ciclo terminal del bosque sin fin?
En signos sobre el grano de luz dormida en vastos pretéritos,
tu signo zodiacal pulsa siempre en la corriente secreta
de materia colapsada.