Médula abierta desde siglos enterrados
Diseño
nuevos signos que incautan resina en suspensión
para los
brotes que rompen tu centro/ irresoluto-mapa de mi impulso-
agitación
de mi pulso hasta encajar con tu latido concebido
en la
erikea pulsátil,
reitera la
capa más honda de mi forma/ ya enterrada
en tu
jardín de saliencia -musgo y ceniza-.
Vuelve a
sentirte, gira hacia lo previo,
hacia los
ciclos que se abrían contra la luz recreativa,
que
acordona el miramiento -agua estancada-
eres el
mismo que tembló erikeo frente al fin,
la silueta
clara sobre la lluvia de sal y pétalos del agobio,
la pequeña
piedra del laurel que corría en los senderos
del primer
rincón que te ofreció respiro.
No es solo
un tono el de mi interior,
es el
malentendido que busca la, onda rota del
sonido
inicial la fisura que cerró,
hallada
viva después en nuestra médula/ abierta
desde
siglos enterrados.
Ivette
Mendoza Fajardo