El violín
indudable conquista
un clavel
carmesí esférico,
sangrándome
la mañana.
Los bufones
desbaratan el rojo,
pero el
clavel persiste, temblando:
puramente
clavel, aún clavel.
Noches en
ángulo recto
abrazan la
orfandad secreta
de mi
sombra.
Huerto de
Eros.
Oh noche
resuelta, calles heridas,
meces
cuerdas modernísimas en los puentes:
guitarras
oníricas mordiendo mi silencio.
Tónico de
botella.
Ojos
cubiertos,
allí donde
llora un pez.
Libertad
que ennegrece la muerte,
lágrima
viva, retadora.
La barca,
valiente, rebusca consuelo
en broches
de malicia.
El sauce
sumiso lo comprende todo.
Ivette
Mendoza Fajardo
un clavel carmesí esférico,
sangrándome la mañana.
pero el clavel persiste, temblando:
puramente clavel, aún clavel.
abrazan la orfandad secreta
de mi sombra.
Huerto de Eros.
meces cuerdas modernísimas en los puentes:
guitarras oníricas mordiendo mi silencio.
Ojos cubiertos,
allí donde llora un pez.
Libertad que ennegrece la muerte,
lágrima viva, retadora.
en broches de malicia.
El sauce sumiso lo comprende todo.
Ivette Mendoza Fajardo