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martes, 31 de mayo de 2022

Tiritó la mitomanía

 

Tiritó la mitomanía con el motín encarnizado
de las horas por tanto aburrimiento y descontento,
alzada en su dorso fue testigo infructuosa
de la cesárea dolorosa del fuego que bajaba enfadado.
Tiritó la mitomanía con sacudidas de arrebato
y desde un nudo fatal logró demolerse,
consumiendo bajas calorías, a ser hermana del enfermo,
en su lecho de astutas comadrejas.
Tiritó de frío la mitomanía como un caso clínico, bajo
recios aguaceros de adrenalina, en el hombro del mañana,
mientras se integraba demoledoramente esparciendo
la alegría inverosímil de embeleso pesimista.
Ivette Mendoza Fajardo



lunes, 30 de mayo de 2022

Conciencia de luna y soles

 

Conciencia de luna y soles
ha venido a defender
la larga noche oscura.
La empatía atraída
con la escena más primitiva
del crepúsculo y su complejo de Edipo,
luce inhibida sancionando al tiempo
con ánimo masoquista y pálido.
Bajo el sacrificio y la pobreza
sobornando los deseos en cupones vencidos,
el narcisismo de la angustia
hace desfalcos sin contornos
ante la neurosis del mañana.
Luego opera la paranoia del dolor
de almas tóxicas de culturización.
En el medio nos sensibilizan los
reflejos condicionados que escarban
la abnegación de su ortografía.
Su renegación de ave arruga
cuando su sentimiento de mea culpa
se une a la alborada hasta el fondo de su sexualidad
impura, vuelve para canjear poco a poco
ese valor perplejo
de creer que somos una canasta de monedas
traumatizadas y una cartera truculenta.
Ivette Mendoza Fajardo



Dragones entre sus egos despuntados

 

Dragones entre sus egos despuntados,
la mañana en corrección de lo antes dicho,
―al no ser cuerpo celeste rendido―,
ralentiza un aprieto en su dolor preciso…
amuela supresión de luz, culpa al misterio
de verse perdido en la luna, cuando sueña
―si, claro, no a la frivolidad de los muertos ―,
los sopesan, dejándolos fecundados de signos…
Lo tergiversado que lo ahúma, la hiere
filmando ―con fisonomía holista el digito,
que a su circunferencia moldea, lo solventa…
Y en lo racional, o irracional concientiza
―con sus voces celestiales― marchando al revés,
y es el intocable esplendor que: ¡lo encierra…!
Tratable, o intratable ecuación de insomnio
musita fértil todavía cuando alguien lo nombra,
alter ego, dragones, dragones en estallidos se alaban

dragones, dragones draconianos dragan decenas...
Ivette Mendoza Fajardo



Alambradas irritables del televisor

 

Alambradas irritables del televisor culpan
cierto grado, de su amnesia disociativa,
a nubes del perdón, como un poder que ejercen
más viciosas, tan constante sobre
la elasticidad de la demanda en un susurro leve
de fortuna que se dirige hacia al futuro
enmadejado de obnubilaciones.
La introspección de los mares ya lo
cavila cien veces al tabular, al derogar,
especula su destino económico,
no quiere ser demandado.
Hay un estado estacionario en los ojos de la
evidencia, como en la autoestima de la lenta
agonía asolando el valor de lo incognito,
las ramificaciones que paga con
filofobias o no, al alcanzar las expectativas
sensuales con asertividad en medio de su
consumismo labioso sin beneplácito o con él.
Ivette Mendoza Fajardo



sábado, 28 de mayo de 2022

Retornará el silencio de fotones meditabundos

 

Retornará el silencio de fotones meditabundos,
fenecerá mi energía espiritual a la vigilia
y alguna brasa de neón desperdigada
halará restos de mi Big Bang en destellos radiactivos.
Al borde del kilovatio de las horas
reposarán mis sienes en alfas de ilusiones siderales,
retornará el recuerdo visionario de tus besos quejumbrosos
de emisión volátil, deslumbrados en el perfil de sus arpegios;
permanecerán en mí como átomos de luz enaltecidos,
mientras la claridad infrarroja de una lágrima se
refleja dentro un corazón marchito que lucha por vivir.
Retornará el ultravioleta misterio de tu desdoblada sombra,
el impenetrable sándalo de nuestro amor de lumbre eterna,
la elocuencia tullecida en los calendarios inminentes.
Retornará el imaginar cristalino de tus ojos, coronados de gracia,
retornarán los eucaliptos seráficos con su música arrulladora de los quintos cielos,
retornará Mozart con su espíritu libre de dimensiones estelares,
tu alma, como una fresca aurora por todos sus drenajes etéreos,
tu conciencia audaz,
retornarán…, pero tal vez diluidos en el oleaje del infinito, ¿Por si acaso?
Ivette Mendoza Fajardo



viernes, 27 de mayo de 2022

Las palabras de extáticos cartílagos

 

Las palabras de extáticos cartílagos,
encendidas cuajan los horizontes consonánticos
de virtudes, erosionando sus emblemáticos relieves
como el ansia sorda de las rocas, en su etílico
desbarajuste de falo temeroso.
Las palabras clandestinas destierran ausencias desde tu
almohada, quizás reflexionan como un trágico rosal
desvanecido que blasfema en la discordia de una
naturaleza oblicua, con un cuello fraternal lleno
de visiones, como una gaviota troquelada por
códigos ocultos que babean la negrura industriosa de los aires.
¿Acaso viven de algún modo más rugiente que un
universo de prefijos sin sonrisas neófitas caladas de acertijos?
¡Ah sucumbió la esperanza que atrapa la memoria sin reino ni custodia!
Dejó de palabrear la esterilidad de sus pupilas sobre
aquellos paralelos pitagóricos resistiendo las voces
jeroglíficas de la historia, dándole colores al oleaje
del sonido salivando destinos. Maloliente consecuencia deja caer
un rock and roll de la vida desde sus manos hasta
desteñir su piel como un tambor de sangre fría, abandonó
una repuesta macabra antes de salir el sol desde su recinto
electrónico de selvática melancolía.
¿ Y quien cuidará su vejez una vez que alcance
el verbo silente del brocal paradisíaco y risible del tiempo?

Ivette Mendoza Fajardo

.



jueves, 26 de mayo de 2022

Desazón en la palabra

Desazón en la palabra. Las orillas del pensamiento
me acogen, me conducen, dictan en su fluir una libra
de rencillas mariconas en estado de buena esperanza,
se enamoran del plato con el rencoroso deseo del bien,
dibujan la danza carnal de la ilusión y de las bisagras genitales
como las cerraduras infinitas de los goces del gong.
Ataúd despedazado de expectativas despellejó al
escarnio universal con un mar hecho de razón
primogénita con la sexualidad de una moneda
de cinco mil horizontes de respetuosidad vacía.
Inmortalidad de muletas de los relámpagos desaforados
advierten al mundo sus problemáticas metafísicas
incoloras con delirios de grandezas, se oponen
a la insurrección de la nada y en cada muela son
azotadas con favores públicos por unos dólares más. 
Ríos cuatreros los condenan a vivir en la rayuelas de sus
turbaciones cabalgando en sus ronquidos ambulantes
sobre nucas con manglares de caderas deformes, pateaban
encadenados asaltando suburbios como renacuajos
desintegrados en la ley proletaria telarañosa y enervante.
El horror de la cuchilla me da cosquillas cornudas,
menesterosas en aprietos de alcantarillas, organizan
una ensalada de montañas para empezar sus rebeliones
testiculares agitadas de embrujos roñosos tragalunas.
Ivette Mendoza Fajardo



lunes, 23 de mayo de 2022

En soledad arrugada y desnuda

 

En soledad arrugada y desnuda, los reinos de la sombra,
germinan el deseo para descubrir nuevas profecías, y
con ilusiones de sus placeres crepitan unísonos
todos los laureles, tanteando el frescor de su sorpresa.
El engaño de las últimas ramas de menta, masticando un mar de
lejanos truenos, fundiendo espíritu y penumbra, dejando
negras pesadillas en los párpados, en las sienes que alguna
vez soñaron memorias doradas, inciensos de frutos pasajeros.
Exhausta de tantas vueltas, ha pasado la nocturna
concepción de las melodías desentrañándose, su lumbre te embellece
con un prisma gozoso, igual que un cautiverio oscuro y tenebroso,
anublado por el olvido en las cúpulas húmedas de torpe liana.
Un humo atesora la indiferente caligrafía de los días y el latido
secreto de su fuerza recoge el mar de mis palabras y el chispazo
delicado de la consonancia.
Crece la aurora en su fragor repelente de acíbares, una plegaria
entonces con las manías de la ausencia y tus nostalgias calamitosas,
mientras sus voces amigas consuelan mi humana permanencia,
ellas dejan una estela de carcajadas fúnebres desmayándose.
Ivette Mendoza Fajardo



domingo, 22 de mayo de 2022

Las zarpas de la conciencia van labrando el mundo en los brazos de la luna

 

Las zarpas de la conciencia van labrando el mundo en los brazos de la luna,
dibujando con luces los oasis de la ilusión, deshilachando tréboles que adormecen
siniestramente la fortuna caudalosa del dócil árbol, en el rincón de los murmullos.
He dispersado el tiempo y la impaciencia, diseminando estiletes de ceniza
incomprensible muchas veces en muslos de jazmines. El resbaladizo
tiempo cristalino es un aleta invisible a la deriva o en el humo de
la razón, agrietando el sosiego en grito y uno y otro pensamiento expatriado
rematado de efervescencia, amparado de un mal imaginario en su rastro
y es una herida hecha de vanidad retorcida y esquiva para llenar el goce
con el orgullo de mi cerebelo. Lo exótico, se esfuma de repente desde mi
imprudente paso,
la dicha alejada, y la sed consigo, prenden y duplican su imposible súplica.
El tormento de la epidermis intacta de la mirada, cual infrecuente y virtuosa
ocupa siempre un lugar en las contradicciones. La rueda de la agonía
hace brotar tus visiones, giran en un lienzo de porosidades donde se resuelven las
dudas que atormentan tus días. Enflaquece la resaca en la roca del idioma,
descifrará el milagroso abecedario de tus sueños llorando en las encías
de un sendero de reflejos incinerados ante el temporal patrullando encrucijadas.
En los adornos del sacrificio caben los paladares del sentir infinito
y en cada alborada el sol está tejido de angustia. Ante la inmensidad del alba
mueren mis sueños y mis ojos se esconden en los ramales de la espera.
Detrás de la ausencia los tigres muertos veneran a la hoguera gualda,
frotan el pecho de una estrella cargando en su espalda la dulzura de la aurora.
Ivette Mendoza Fajardo





The Best of Classical Music - 50 Greatest Pieces: Mozart, Beethoven, Cho...

Naturaleza Muerta

When It Rains In America

Gregorian: Moment of Peace( I'm listening to this beautiful music)

sábado, 21 de mayo de 2022

Mi sentir corroe la sustancialidad de las cavilaciones

 

Mi sentir corroe la sustancialidad de las cavilaciones;
mis ojos en los vapores bufones del fuego
rumian la tierra dura por su omoplato caído;
cosecho en caminos de larvas tu bondad lustrosa;
venero la imagen perpetua de todo lo posible
donde laten unos castos silencios entre abismales
marismas sombrías;
busco el túnel que abrasa tu fuego con la ira del espíritu,
la fe se ha apegado bajo el rigor del ordenamiento
de la desesperanza que inventa la palabra
y la pone en un candil de piedra para vivir en situación paupérrima.
De todos los relámpagos ebrios de su existencia,
el de la deformada visión lo llora la historia;
vienen sin vocaciones las cerrazones que caen sobre tu alma,
tu muerte se escondía como una punzante alucinada escarcha
de nieve reconciliándose con el hambre en la orilla del tiempo.
La noche del blanco preludio se desgrana en lenta peregrinación
de niebla, mientras distraigo al equilibrio risueño, sigo buscando
en tus ayeres el lamento de la opresión, al sucumbir sin valor en
el conformismo impío con su perfil casi cabizbajo.
¿Qué es esta subversión de planetas oscuros con el grito
constante del Astro Rey?
La censura lamosa adormece al diálogo literalmente fuera del camino
o en medio de calles y aceras que manchan el corazón bajo las caóticas
personalidades brumosas de tantas estrellas.
Ivette Mendoza Fajardo



viernes, 20 de mayo de 2022

Por el norte del silencio enmagrecido de capitaneo absoluto

 

Por el norte del silencio enmagrecido de capitaneo absoluto
y en la abdicada corona de su mirada relativista,
las noches se despintan sin pompas amaestradas
y los días se enredan en las enormes y combativas
junglas de alquitrán entre latidos inquisitivos del desuso.
En el liderazgo de la hormiga enmudecen las voces
de los mares democráticos con rectitud manchada,
dormita la resaca de su cariño irremediablemente.
Se avergüenzan los votos electorales de la frialdad
dentro de sus maquiavélicas piruetas malheridas,
entorpecen aún más las muecas desahuciadas de los votantes.
Cleptómanos, rigurosos; muertos en escarmientos.
Y al fin y al cabo, en el delta de mañanas agobiadas,
verrugas de repúblicas gimotean como niños perdedores
con sus almas casi despedazadas metódicamente,
–y la vida de sus festines ahogada en ilusiones demacradas-
Ivette Mendoza Fajardo



miércoles, 18 de mayo de 2022

Voy bogando entre suspiros de teatros

 

Voy bogando entre suspiros de teatros exiliados
y la piedad del parabrisas irreverente, timón cauteloso
de las tardes lame tus heridas como un solsticio opalescente
que contempla escaparates lleno de salamandras
en la monarquía de los centros comerciales que
nos atiborran de ilusiones filantrópicas.
Un poste del tendido eléctrico cansado de ser
meado por los perros con un látigo de tinieblas despeñadas
los persigue hasta darles alcance entre la humillación
y el castigo los juzga bajo la dialéctica canina y ante el
león de la misericordia desdeñosa.
La sed de mi cerebro conquista las catacumbas de tus
vísceras y amortajada cruza el reino de los charcos.
En las premoniciones de los fosos, que maquinan la muerte
en cuclillas, enclaustrados en sus diminutos paraísos como
una genealogía de gusanos sin aflicción de nada, el escalofrío
de sus piernas voladoras resucitan parloteando enigmas profanadas.
Ficción de casetas de buses aberrantemente se viste
con coraza invisible, la lluvia se expande en la malacrianza
del techo con linaje de tragedia. Luego le ofrece al
viajante su mano misericordiosa, los buses aflictivos se acercan
disfrazados de sillas alabanciosas de abismos, llovidas de congojas 
dentro de risas musicales, mientras palidece la noche con luces intermitentes,
ya sin auxilio, cual semáforos de calles descarnadas de silbidos.
Ivette Mendoza Fajardo



Emancipadas ataduras se forman en tu silencio crepitante

 

Emancipadas ataduras se forman en tu silencio crepitante;
las zarpas de la noche, cual húmedas grutas desafiantes.
Vengo del vacío perene de tu presencia, que me hace divagar en
extravagancias ;por esta ansiedad que me mueve la vida de modo sutil.
El tiempo se quiebra en las garras del útero, cual luna tocada por un sol bilioso
que como al corazón, bombea un mensaje circunspecto perdurando
en sentimiento inmobiliario; doliente de clemencia soñolienta.
Tu perfil tiene esa magia de empañar amenidades y en la mente se
cobija satisfecha confiada en su despertar intermitente.
Un pistilo que lucha por ser sendero de ilusiones que madrugan con sus
acentos tercos y rebosan lentamente a mitad de la noche;
ante el ruego es savia y es montículo de tierra que amasas para darme
figura de bisonte; mientras asimilo su calor y su luz dando
temblores y sobresaltos en tu alma sorprendida.
El saludo matinal del virio, oscilante y blanco,
ve subir con retenido esfuerzo la allanada tarde insulsa de las sombras.
Latigazos de corduras encalladas desordenan su desnuda greda
y nos rodea el fastidio, que es un mar oscuro más denso aún que la sangre.
El cielo en cambio está enfermo de liturgias infinitas en las lejanas mañanas
perezosas hurgando estómagos vacíos.
Ivette Mendoza Fajardo



lunes, 16 de mayo de 2022

Jazmines lujuriosos desamparados

 

Jazmines lujuriosos desamparados
beben de las manos de la brisa amenazante
cuando pierden la razón de su
incierto destino donde allí termina
la voluntad de su cordura indolente.
Sinsabores que envuelven su
presencia al avanzar en el pelambre
de sus centrifugas derrotas como una
tregua ante el disparo de sus pistilos.
Entre desesperaciones y extravíos
va la fermentación de su silencio
avezado, divagando en un mar de dudas siliconas.
Reproches preguntantes de vientos sin
fin, encolerizados escarban un hoyo negro
y afligido, pero ayudan a soñar poesías.
Monedas de corolas perplejas de utopías
emocionales, esperanzadas y conscientes
catequizan las tardes colochos como taquicardias
movedizas dentro de un mar salvador y embravecido.
Jazmines dispersos en la nada, sirven con
esfuerzo, a una luna alveolada de alfanje,
cual pecho oprimido buscando olvidos
en su perturbada razón imprevisible.
Ivette Mendoza Fajardo



sábado, 14 de mayo de 2022

Un bosque de cabellos marchitos

 

Un bosque de cabellos marchitos
aprieta el escueto campanario.
Es la bandera del fuego y la venganza
que reside en el viejo milagro de la memoria.
Las cartas royales siempre son las falanges
frugales sabias y dulces, silentes y pálidas
como un envoltorio incierto de penumbras espías.
Trepa una polilla de fragancia inquisidora
con la claridad del sufrimiento,
con las ubres del légamo y la espuma,
—grilletes de la ingle o pezuñas de la piedra—.
Los corazones cavilan dentro de los prismas,
pagan sin sorpresas la incoherencia en la marisma
cobriza, de océanos de fiereza estéril.
El acueducto de la indiferencia está triste y en silencio.
La conciencia escapa como mariposas en el ocaso.
Exánimes distancias y bicicletas dominan un viento pretérito.
En el desván cantan siempre mis uñas alegres con poderoso
esfuerzo.
Ivette Mendoza Fajardo



viernes, 13 de mayo de 2022

El rencor paulatinamente escoge sus cuadrangulares

 

El rencor paulatinamente escoge sus cuadrangulares,
el aislamiento apacigua la sed de sus heridas,
la estancia reconstruye la médula de los
anocheceres.
En el renacimiento de tus costados,
—vasija de extravagancias y dolores de adioses—,
permanece el olvido y sus prudencias entre
enflaquecidas conjeturas afables y corpiños crueles.
Despilfarro presentimientos, barajeo el vicio del vacío.
Aves amorosas venden su ternura de naranjo.
Pincho los manantiales oscuros de la soledad pinocha,
la obtusángula noche de ida y regreso dispara a
las múltiples personalidades del tiempo y a
la voluntad renuente de los retratos pesimistas.
Te observé una y otra vez, en donde se
balancean los silencios de indefensa catadura.
Se saja sin prisa el esfuerzo con caritas planas;
me saboreó un estío regordete con la velocidad
de un vaticinio andante.
Ivette Mendoza Fajardo



martes, 10 de mayo de 2022

El día se embelesa con soles inefables y regodeos

 

El día se embelesa con soles inefables y regodeos
la noche es una playa silenciosa y dormida.
El día se rejuvenece con aromas de mundos claros y vírgenes
la noche es la plataforma donde callan los resignados.
El día fue hecho resplandeciente y con matices
la noche es tenebrosa y llena de penumbras.
El día pacta cuando la razón florece
la noche es un sueño donde la razón se apaga.
El día se levanta y se llena de energía
la noche, totalmente se desanima.
El día sana ahuyentando las heridas del alma
la noche muestra la tristeza de la luna.
El día es un regalo de Dios como la vida
la noche es oscura como la muerte.
Ivette Mendoza Fajardo






sábado, 7 de mayo de 2022

Corre una lluvia que hiere la vida

 

Corre una lluvia que hiere la vida en
millares de gotas de voces chillonas;
por mi corona, el status de la noche,
ensancha su fuerza laminada.
Madruga entre labios de sollozos
una sola hebra de estío gutural y
es un enjambre poliédrico de
verdades adiposas para
ver pasar activamente la
tarde germinal.
Se retocan paisajes invisibles
de cielos videntes y salvajes,
y exhiben sus ramajes amados
en universos distantes y serviles.
Lechuzas del alba,
de ademanes escarchados,
alientan crueles minerales
y luego entre sí se desmuelen 
lentamente en la tétrica odisea
como cenizas de obsesión
por sus costados oscuros
de luna anfibia en su platónica canción.
Ivette Mendoza Fajardo



viernes, 6 de mayo de 2022

Hambre arcaica se lanza a las letanías de mi corazón

 

Hambre arcaica se lanza a las letanías de mi corazón abanicado.
En ruego y alevoso cultismo mi realidad corroída de vaquero
bebe más allá del cáliz de la tormenta.
Mausoleo del arrepentimiento sobre la soledad de Torquemada,
nube de Beethoven, mar de cadencia hertziana resisten ahora.
Revanchas en flores, cementerios celosos de placeres
vestidos de silencio y miseria quebradiza y blanca,
cuadrúpedos seres dueños del pecado convulso fracturándose
la voz liberada, en manantiales de tinta y en la razón de
sus pesares; náusea muerta y sin esperanza 
sin llegar a ser nada más que amargos fuegos oscuros,
flacos favores prófugos de luz insatisfecha.
Retazos de brisa. Autopistas de tristezas y de muslos despeinándose,
despojos de languideces asaltando los candiles de magia
desgarrada.
Abandono en rectitud de antaño se espanta así mismo.
Modernos bailes depositan dudas en ti como viejos amigos.
La melodía de una caja de cartón altruista se enrolla con
los problemas no solucionables del viento pisoteado.
Ivette Mendoza Fajardo



Y todos los amaneceres se están frotando sus pieles

 

Y todos los amaneceres se están frotando sus pieles,
dentro de sus pechos se encubre el frío lamento de la noche,
una tumba de humo desilusionada de amor,
un lienzo de color neutro abigarrado en los brocales del silencio.
Todas las auroras gozando la verdadera felicidad,
un sendero que compara tu soledad como un reino de sequedad,
y hunde tu voz dentro de un frágil momento, como calabozo o penuria.
Heterogéneos sollozos, revolotean como aves locas, como aguas
detenidas en la religiosidad de idas y vueltas que mal pronuncian
el nombre de los vientos.
Censura calmado el plenilunio del troquel, vigilaba en su guarida,
la liberación del crepúsculo matutino, de reprimir el dolor de las
horas.
Al tacaño atardecer, en él se percibe alguna vez una descalza muerte,
posándose en el arrugado neón del sueño. 
Ivette Mendoza Fajardo



jueves, 5 de mayo de 2022

Tú sabes que la evidencia del amor anochecido

 

Tú sabes que
la evidencia del amor anochecido
siempre se oculta en
los encantos de palabras asustadas
de los crepúsculos fetales.
Que la somnolencia morfológica
se arruga como la vejez
quemándote el alma con ímpetu convencedor,
y que es infructuoso abortar sus secretos
en el quirófano de lo transistorizado.
Tú sabes que siempre hay un soplo herido
en el pataleo casposo de una sombra eterna,
o en el parlante menopáusico que restringe
el retorno trepidante de mis caderas.
Sabes que tu ausencia,
aviva la ceniza voraz del olvido, por eso
nutro a tu pecho los prismas musicales del tiempo
huyendo de un ocaso intransigentemente
demencial.
Ivette Mendoza Fajardo



miércoles, 4 de mayo de 2022

Tararea remolino acusador con pasión de espacio deformado

 

Tararea remolino acusador con pasión de espacio
deformado tan intenso y tan libre mórbidamente
implícito en el espectro de la realidad, donde pasan
los días en atoramientos giratorios de danza insospechada
y yo allí permanezco extenuada reciclando tus pensamientos.
 
El pasado levantaba recuerdos putrefactos que se perdieron
como líneas curvas hacia el infinito, con un coraje de muerte
y resabio, preguntando sí el silencio fuliginoso quedaba
atrapado dentro de un esquema que daba inicio a un torbellino
de cosas, ellas golpeándose en el viciado aire de las quimeras.
 
¡Contento está el mundo cuando siembra tu pecho silvestre
mieses y sueños!
Mi existencia que ya sólo es un sueño disipado en la nirvana claroscuro
de mi soledad eterna, va resucitando afectos y sentimientos instaurando
la mirada destellada en tu sonrisa, por eso he de esperar el día
en que mi alma ahogue las penas para sentirse sublime, como esencia
vertidamente pura.
¿Cómo muere o revolotea un destino con golpes de estío dentro del génesis
de una sombra comprometida ya sin objeción alguna y que con su albedrío
hizo chocar la noche contra la luz? ¡Ah quizás lucha en paralelas imprevistas
para abrirse paso, pero fracasa en el intento!
Ivette Mendoza Fajardo



martes, 3 de mayo de 2022

Retractación de elocuentes sabores

 

Retractación de elocuentes sabores:
En medio de tantos cuerpos de caldos exaltados,
crepitaban utopías fritas y compendios cocinados
en el centro de un calvario frutecido en ebullición,
mientras el pan se llenaba de favores, queriendo lanzar
su voz con esencia de mieles y pestañas absorbentes
como ese copete de cappuccino indómito, de repente,
arrastrado por la miseria del mundo, apagando sólo
el hambre de su adobado sol mojado. Rumoreo de soledad:
Sólo tu ausencia es tan triste tan negra como los murciélagos
y es un violín desnudo que desafía la velocidad
y sonido de sus cuerdas infecundas.
Serpiente de agua solitaria murmura, trama bajo el puente
lloroso, hasta hacer gritar la tierra desolada…
para surcar el mar de luces mortecinas donde su
memoria viaja en tranvías incultos silbando por lo oscuro.
El tiempo guardaba en un baúl antisocial, quejas,
muecas y llantos…al abrirlo se juntaban como aves
sedientas, y yo escuchaba sus gritos diluidos en la sombra
delirante del sigilo.
El amor no despechado es un creador de universos que, nace
engendra y se mueve mediante latidos de corolas, se yerga
con la frente en alto, ¡Cómo llegando desguarnecido a su recta final!
Ivette Mendoza Fajardo



lunes, 2 de mayo de 2022

Ciego péndulo de resplandor viral

 

Ciego péndulo de resplandor viral, irresoluto,
avanza en el yermo de mi pecho.
Y la memoria estirándose
como una detallada marea de sangre
que avizora el buen provecho.
Es una lápida de sombras la que palpita,
repite y menosprecia el ronronear
del tiempo en el sueño y es capaz de
refractarse.
Una nueva palabra que pasea al mundo una
vez para siempre, en la tibieza del remolino silbador;
como agitando los colores contrahechos y
los abecedarios olorosos, cuando ofrecen
imágenes certeras para que la sombra del mar
abandone sus manos enguantadas.
Quieta sobre el canal de una espera recóndita,
tu fronda de sueños presiente el vendaval,
cara a cara hacia la noche, mientras la emoción
de un tsunami arrastra lágrimas y pieles al agonizar.
Como en desparpajo fecundo queda una morada,
en lo profundo, al norte frío, inventándome
urbanidades y costumbres junto a una acéfala
y desnuda cruz, al universo que toca mi alma en vuelo,
para alargar una ración de júbilo en la fe disculpada de tus pasos.
Ivette Mendoza Fajardo



domingo, 1 de mayo de 2022

El soneto figurado de mi sombra aturdida por su luz

 

El soneto figurado de mi sombra aturdida por su luz,
se columpia en el plumaje pausado
de una estrella y corre en el diluvio de mis
emociones. Me abrumo en este espacio de recuerdos
generosos, hasta la noche cálida que ausente
busca su despertar repentino.
Amor en desvarío de mar muerto nos marca
frente al todo infinito y desértico en un novísimo
austero aullido. Bebemos la realidad que salpica
lo esencial creciendo en lenta fiebre y cae el espeso
velo de los ojos para glorificar la suerte que se amasa
con nuestras manos.
¡Hojas de laureles que huyen por los años, ya no duermen,
se  derriten como el sol a la nieve!
Encendimiento del ahora contra la lengua del mediodía,
nos quiso desunir con la confusión de sus palabras,
como la lluvia que sus pasos atajaban sin destacar ni
variedad ni encanto.
Preludio de brisa sediento de los cielos mastica sus raíces
como un redondo cascarón sin lágrimas, en su clarividencia
fatua no ve sus errores cometidos y lo ganado en el camino
lo arrastra, lo olvida.
Tiempo de obsidiana, mi alma te piensa y te construye
un aura de plácido sosiego respirando, en el paraíso del
anhelo y las cosas.
Ivette Mendoza Fajardo



jueves, 28 de abril de 2022

Una nebulosa contumaz se apaga en el grito de la noche acromática

 

Una nebulosa contumaz se apaga en el grito de la noche acromática,
el aroma del hielo sumergida en la sombra
del barranco se disipa y el ayer truncado por adioses conyugales
empañan la luz siguiendo el camino del esternón leonado.
Te percibo entre el asombro desvanecido de un
arcano sol y los destellos flanqueados de su luna consejera.
El contorno virginal del frenético vaivén nos condena
y es la hoguera vaciladora que nos atrapa en
en una niebla espesa con sorpresiva oquedad,
y nos engaña y nos quema contra la orla de su misterio.
Huyo a la placenta godible de la espera donde la caridad
del viento nos estremece como besos electrónicos.
La llave primaveral va abriendo este claridoso
recuerdo que bate la simiente de nuestras almas naufragadas.
Ivette Mendoza Fajardo


  

miércoles, 27 de abril de 2022

Las rectas paralelas

 

Las rectas paralelas están delineadas por ellas mismas,
en medio vigilan los cadáveres revoltosos de hoy.
Ayer espejeaban calladamente los caminos
de noche, con lámparas de piernas rotas.
De día bajo lluvia y sol.
gruñen alrededor de una campana
de palabras torpes, hasta esos anocheceres de lágrimas frías.
!Las dos rayas eran un aletargamiento de fuegos fatuos!
Incineración del día era también, cuando se partían los corazones.
Las rectas paralelas están delineadas por ellas mismas
en un campo de necedades con pechos secos,
no necesariamente un cielo conmovedor,
menos alas precisas implorando articulaciones lechosas.
Como en sucesión de puntos van probando prolongaciones 
o viran en círculos atolondrados ya desgastados.
Ivette Mendoza Fajardo



martes, 26 de abril de 2022

Errante vestidura y los jirones morriñosos estelares

 

Errante vestidura y los jirones morriñosos estelares
que al pasar por la quinta dimensión se yergan
hondamente.
El sonido de la espiga se arranca con los puños del silencio
y en su aridez inicial disuelve su presentimiento impuro.
Las vellosidades de las mentes sombrías
preparan finamente sus cabelleras azogadas destellantes.
Declamaciones del sexo orgulloso incineran
descarnados labios y en el eterno paralelo del niño astral
rizan los quejidos desafinados de ahínco.
Desolación aterrante es la noche que al flanquear aparece
a la hora que el ánimo cósmico es todo un hábito, tan indiferente.
Silueta de voz tenue en medio del estallido apócrifo.
Desolación aterrante calcinada entre delfines
donde concede su guardia al limbo adiposo
inhábil de tejer una luna narcisista a sus pies.
Ivette Mendoza Fajardo



Bailotea, peñasco aporcado

 

Bailotea, peñasco aporcado, en el temblor machacado
de calma
como la brisa desabrocha tu compungida rigidez
y la orgía de tus huesos curte la tristura de los cuchillos.
Bajo el galbanoso abolengo de los monos,
entre los pensamientos pulcros,
la cóncava gruta, el soplo de la palabra y la dermatitis
del sueño tienen osciladas razones para ser simientes,
aún cuando la madrugada ruidosa no esté de parte
nuestra, la resolución absoluta de existir luego la tendrán
sobre el relieve de los mares.
Desconchada por la semioscuridad del tiempo,
la dicha de metal muestra, con sobrada holgura,
cómo las caras del invierno son;
mientras que la madreperla asfixiante de la piedra
en el trasfondo es un extraño rugido de
reverenciado caparazón, despotricado de belleza.
Nada unifica la realidad despeinada si no es su propia luz.
Nada retuerce el alma si no es su placer herido.
Nada lame a la bruma del olvido si no es en su
cuarto renglón garafiteado.
Ivette Mendoza Fajardo



domingo, 24 de abril de 2022

Se encumbran los muertos de entre las ruinas

 

Se encumbran los muertos de entre las ruinas con unitario
desclavijo y pretenden amenazar para cargar bolsa de papel
nunca descifrados / se anegó el teléfono para patrullar
cementerios/ de arrepentimiento caprichoso aún empujan
desde la otra orilla / talentoso pantano / los gatos del encono/
para retornar pringosa al paráfrasis la asombrosa entraña/
En estos alunamientos purificados qué a veces han preferido
la desventura del encierro hasta el temible cuchillo que con la
precisión de sus cálculos treparon los sonidos y las rocas de
ferocidades aletargadas / la nada justifica al dolor /
¡Oh fuente mineral de la subsistencia que embaraza la felicidad
de su agonía!
Ivette Mendoza Fajardo



viernes, 22 de abril de 2022

La huella imprecisa

 La huella imprecisa
se reclinó
en la rugosidad viril de la pasión.
Se abrieron olas en el cansancio
vidrioso del tiempo
y se hicieron navajas incestuosas
que esponjan los signos del pensamiento
cosquilloso. Hay alondras
que fingen su vuelo eterno
y atrapan sin sonido al futuro hilarante.
No existen lluvias de cejas y pestañas
en la tierra que todo engullen.
Reniega la soledad y la ausencia
en un mundo gatuno calcinado de pescuezos.
Y la muerte es un portal de otoños ebrios.
El alfa deambula en los andenes del omega,
discuten el alto costo de la vida de frutos rugosos
y su sudor mezquino se anuncia en sueños,
brotando precios alarmistas por todos sus costados.
Ivette Mendoza Fajardo



jueves, 21 de abril de 2022

Y era la discordia

 

Y era la discordia,
la penumbra en malaventura. Apenas la oscuridad
al costado del éxtasis sangriento. Modorra de los precipicios.
¡Destierro! ¡Destierro!
Y tú en la cima espoleaste las nebulosidades,
siglos de silencio confraternizados, pasiones devorantes.
Aboliste tu oscura aura. Aboliste la solidaridad del encono,
agitaron las emociones posibles corazones
y hallaron un lugar donde sumergirse dentro del alma;
después entre carcajadas angustiadas y reprimidas
surgió el olor de una muerte prófuga, reptando caprichosa
en la posada acantilada del infinito.
Y así, así
el rostro prometió unos labios
y eran los que desclavaban mis palabras tormentosas,
lo blanco desolado, la nostalgia incipiente
apenas florecida pero…
el deseo era la lámpara que nos salvaba
y el umbral abriendo sus ventanas,
encendió en asombro resonando en el viento,
por la piedad que lo impulsaba derrotó el
mal que lo oprimía.
Y bajo el beso revivido y la luz de una aurora constructiva,
como el más bello refugio de la imaginación…
Ivette Mendoza Fajardo



martes, 19 de abril de 2022

Las palabras hambrientas

 

Las palabras hambrientas hacia la llama sin vida
recorren las arenas del tiempo en su solteras soledades,
mientras se derretían en instintos en la redondez
etérea de la noche que pausadamente duermen
como un leopardo tejido de añoranzas vaporosas.
Médula encumbrada de nervios noctámbulos
malgastando el arrugado caparazón, molidos
por soles implacables de los más perversos,
acostumbrados a ser minorías escarchadas y lánguidas,
como el rastro insoportable de la cólera dispuesto a doblegarme.
El agua buena estrechada mentalmente de la palabra a la ceguera
sobre el granizo muerto en desierto de alondras.
Manantiales de humo estornudando sombras traidoras.
El ímpetu es solamente un golpe oscuro que en amor ha concebido
el delirio loco devorante de un deseo unitario.
Masculinidad del viento declara ahora mismo mi inocencia.
La lluvia es la muleta del aire dentro de su afán cotidiano.
Una mañana adornada de aves sublimes
¡Alas provocativas, ven para llevarme a rastras!
Una suave aura de extranjería simbolizaba
las manecillas feroces del viento frente a un  limpio, sensible,
y coloreado horizonte y un asfalto de recuerdos te modela
malévolos deseos.
Ivette Mendoza Fajardo



lunes, 18 de abril de 2022

Qué río de tristeza en penitencia mana despiadado

 

¡Qué río de tristeza en penitencia mana
despiadado, fragoso, en tu oblicuo
corazón!
el sollozo que parió mi garganta dolosa
arañando el polvo del sonido alucinante
o metal al rojo vivo de palabras, que
quieren invadir el silencio y hacer un tatuaje
fugaz del destino, que se esfuerza a revivir
entre argollas que te atan a la rutina
entre lo oscuro del silencio y los nobles segundos,
bajo la galopada de estrellas,
su luz me abrasa y me suelta
enervando tarde de frías intenciones,
me envuelves en el toga larga de tu aliento
como acurrucada en su arrebato, así
me rodea el guijarro que recorre mis años
sobre el huidizo torso de los días, consumiéndose solo,
y los rostros desérticos, sinuosos,
los labios de mármol que oscuro afán amorra
las ondas purpuras de la muerte,
que renueva sus dones intocados,
brotan del vacío trémulas y enfermas
olvido mi cuerpo que me une a sus rugosidades
y se pegan sus inspiraciones a mis ojos esplendentes.
Ivette Mendoza Fajardo



Gritos del desierto con destellos que viajan felices

 

Gritos del desierto con destellos que viajan felices,
ellos escapándose de las manos del sol.
Turbaciones de humo que el viento espolea
con los dedos rotos de la lluvia, amasan salivas
diamantinas de fuego, con obsesión repetida.
Sonrisa devoradora de torbellinos en la alianza
del gemido abandona la fruta exquisita de sus tercos
besos y por eso yo me quejo por falta de apoyo.
Mis huesos hablan de una esperanza blanqueada ahora.
Mi voz es la ventana inexplorada de las posibilidades.
Los sueños, una alondra peregrina dentro de las
pupilas del mar doblando un apuesta sin derrota.
Un ángel sosteniendo las mejillas planetarias del cielo,
dando giros con éxitos substanciales de amor puro.
Soberanía de la desolación habilidosamente secreta
despeina rostros de crepúsculos difusos para embotellar
una aurora milagrosa que duerme conmigo.
A veces pregunta una lágrima -¿En qué mácula del
pensamiento posa una estrella?-
Deleite de palabras renacentistas desde sus abismos
sacuden entendimientos equinocciales entre el clamor
de asombrase y confundirse por el rumbo consumado, allí
conciben la inexactitud de la noche.
Ivette Mendoza Fajardo



domingo, 17 de abril de 2022

Por el círculo y el pacto idóneo

 

Por el círculo y el pacto idóneo
de primores jocosos y divinos,
por el pensamiento de un espíritu
que nos sobrevive en la muerte,
por un talismán con vida del que engulle
el silencio de la expectativa ante el encono,
impenetrable y fría de su yo de mil abrazos,
por esta hipocondría, hacia ninguna parte
astral y fervorosa del amor,
por la calma imperturbable de mi razón,
por el ojo inmóvil de aquella tormenta
que en su derrumbe descubrió
el salmo acompasado de luz universal ;
como no lo entenderé, como no me entenderá,
por lo que sí entendemos:
por la cavilación despoblada de soles abatidos,
el halago acusatorio del sonido que pudo ser,
por el vendrá y el retornará la eternidad estremecida
que es el siempre, el principio y el fin,
por la reflexión del escarabajo interno del vivir
a pesar de todo, esta amarga clemencia es mi felicidad.
Ivette Mendoza Fajardo



Fosos de la mentira y sus obras en ruinas

 

Fosos de la mentira y sus obras en ruinas
escupen titilantes la sublimación de sus nombres,
bebedores de sombras.
¿Quién archivara internet con soles de pequeñas
estaturas para tabular sus entonces truncados?
¡Que en verdad, es la desaparición
de un canto de soplo divino! Dichos destrabados
de polillas en delitos menores, salían del
vertebrado repliegue, ignoran su ebriedad
hecatombe. Diminutas apreciaciones pasajeras
en su condición de fieras, ya convertidas en errores,
se han domesticado sobre océanos de caudalosas
placentas. Candil de marchas evaporadas, trazan
vetas ladronas y el tiempo no se puebla sino
con gusanos de mis tormentos prefabricados.
Postigos de un sinfín insisten en buscar el líquido
espiritual en la hipótesis del simio, rescatando
ecos desde el infinito. En definitiva, ellos no
cambian en el margen del espacio transcendental,
morirán lavados bajo el agua del mármol, con
bendición absoluta, se presentan morbosos hasta
el ojo interno de la melancolía.
Ivette Mendoza Fajardo



Además la luna fue poeta en medio de la noche

 

Además la luna fue poeta en medio de la noche,
se quedó sentada entre volcanes de matices y pieles
de horas valerosas.
Ahora mismo se acerca mascullada en los capilares
preñados de los bosques y el poniente que nos da
un aliento de trigo, termina cansado en la madrugada
acallada de mí olvido.
El llanto levemente calienta las brasas del amor,
su capa de ozono resucita lo imposible que había
quedado como un relámpago genital reclamando su
camaleónica intención mientras vomita su angustia
que gozosamente censura a lo implacable.
El sendero es ancho y avasalla sin clemencia al
átomo muerto enrollado en la hiedra de mi intuición,
y se acaricia suavemente como un fantasma racista
del mal y yo confieso que su crecimiento de
carne idolatrada se descobija de pretextos
desde el fondo de su cegada duplicidad.
Cada minuto de Abril se hunde entre decenas
exactas de masoquistas miedos contraídos con 
ingenios ficticios en la sustantivada realidad de su
desconsuelo gótico.
Ivette Mendoza Fajardo



sábado, 16 de abril de 2022

Cruzan las ilusiones los espasmos de los días

 

Cruzan las ilusiones los espasmos de los días,
por aquel instante malhumorado regido
por silencios locos aventureros que boqueaban
lentamente por el peso amargo de su luz.
Sagradas danzas que galopan en las antologías
de sus poesías y consumieron su savias de corduras
al descubrirse a sí mismas en el embriagado pasado del
perdón donde amplificaron los latidos de sus esferas
pendulares.  ¡Nos atrapó la esperanza con su luna sumisa!
Alfombra persa de sueños de crispada efervescencia
colosal tratando de imitar el grito espurio de los
muertos ya felices de esa eternidad evanescente.
La ruina oscura de idea roja contrasta la distancia
geométrica del tiempo con su velocidad angustiosa
sin destino final, arroga al mito indócil, todo su pasado.
Espejeando una página en blanco en su zozobra impura,
allí la tarde es el goce espeso que presenció la muerte
sin razón alguna. Quiromancias de agonía y dolor,
hoy amotinadas sobre el tumulto de la noche, para
entregarles a sus dentaduras, cuerpos y almas, arrodilladas
en el pretexto mortecino de su furia repentina.
Aguja vanidosa inocentemente duerme su despojo solitario
en tiempos marchitos y en la piedad de los senderos,
dialoga con espíritus abandonados por su contrariada soledad.
Ivette Mendoza Fajardo



miércoles, 13 de abril de 2022

El calor de tus ojos busca el parnaso molecular

 

El calor de tus ojos busca el parnaso molecular
de una silueta furiosa que con sus manos
termo calentadas destruye la noche.
Soy yo tu visión dudosa que se desespera
en el deambular de la luz bajo la pesadilla
definitiva de los ahogados, sus gestos
fungosos se perpetúan apercollados en
el impacto subliminal de los océanos.
El monólogo tangente de las tinieblas,
recupera la fuerza de la consciencia
en su hemorragia final, para dar explicaciones
de sus engranajes, a un pararrayo sistólico
que opta por equivocarse siempre de sus
teorías de frases con necesidades volátiles.
Desmenuzo esporas orbitales en la oferta
y demanda de su léxico que escapa sombrío,
donde sólo la vastedad de la muerte figura
y computa con los brazos cruzados, la culpa
ficticia de sus arrogantes pieles. 
La cumbre eléctrica del aire acepta vestirse
con el corpiño de la gravitación lagrimal del
mundo para quedarse lloroso pero nunca desnudo.
Ivette Mendoza Fajardo



Labremos el ansia que mece

 Labremos el ansia que mece entre las intolerancias del vacío
y la oportunidad de abrazar lo real, desde el fracaso musical del
miedo al simulacro del faro bravío en el quicio de mi caída astral.
Extraigamos los secretos que caminan en nuevas dimensiones
formados en la elasticidad de la espera y del insomnio mercenario.
Embriagarnos paralelamente de este instante con destreza
de gacela aunque todo suele sucumbir debajo de mi sensatez postiza
que se diluye entrechocada en el borde del útero; la noche va creciendo
con los ojos de los muertos en un salto a otra galaxia, en un cuerpo único
donde asume solo lo absurdo.
Enigmas brincan por la tierra doliente, se pierden sobre las aguas…
Había algo distinto, eternizando las ideas del garabato en una doctrina
del mundo con el hondo terror del anfibio.
Conllevemos el rumor de los sentidos al mismo tiempo que la noche
embute su erotismo tenebroso.
Hechizadas por el arrebato con su gargantas enfermas,
lámparas en los vagones de la muerte, óxidos comen.
Custodiemos el antiguo fonógrafo de la memoria con chispitas de saña.
Retengamos las finalidades del párrafo arado en la simetría de la injuria
caníbal que en un tiempo confesó estar militarizada.
Ivette Mendoza Fajardo




martes, 12 de abril de 2022

Fustigado espectro que vive bajo las letras de mi nombre

 

Fustigado espectro que vive bajo las letras de mi nombre,
mundo que convertí bajo tus secretos amordazados de placeres,
estampa casual que excluye una estancia fortalecida en un
plano cartesiano a babor. Desigualdad desolada que
comparte su luz solar en la angosta palabra del sueño.
Croquis impío en la ascendencia de una manzana de fuego
que bulle toreando el muñón casual de las guerras, quebrando
cuadritos, girando en una nirvana profunda de frutos eróticos,
de garras caníbales, con máculas benignas como el dorso
desconfiado de tu boca lamentándose en la llovizna gris de mi
suerte.
Mancilla el ancla severa, intrincada se descompone en la
diosa del enigma como una maquinaria nerviosa sacude
tu esperanza robada, lagrimea en constelaciones de espejos,
agazapada ante la naturaleza de un pizarrón, se erra de luces,
encuentra la muerte a través de una mirada conmoviendo
a los seres sin alma y sin cuerpo.
Mendigos de la angustia, oscila Cleopatra en la falla de tu
memoria, clavada en un grito deja la huella de su existencia;
su sabiduría era el quejido de un muñeco de trapo ahorcado
en su sombra despestañada.
Ivette Mendoza Fajardo



lunes, 11 de abril de 2022

Historias invencibles que gozan de gratitud

 

Historias invencibles que gozan de gratitud,
estimulando los frutos de las reminiscencias
de sus clítoris que contrabandean cedros
idomables dentro de sus testas agónicas.
Alegrías inquisidoras perdidas en el ojo
universal que desgrana lágrimas con el
egoísmo descomunal de las deshoras.
Como maleficios que se inscriben con
leyes de tic tac maternos y trotamundos. 
¡Ah arde padecer de espanto taciturno!
Gloriosa hipocresía ya no tiende su
morada dentro del pecho; es de segunda
mano su aflicción en la cuerda floja de lo
importante corrosivo como justificando sus
mitologías espectrales hasta la angustia de un frío
reflejo carcomido de silencio estéril y absoluto.
La heroicidad torpe empata con relámpagos
embriagadores y es afectada por la docilidad
del tacto, por la parte sangrante y susceptible de
las cosas.
Ivette Mendoza Fajardo



He atravesado del tropiezo tóxico

 

He atravesado del tropiezo tóxico del espejismo
a su lumbre compasiva;
la dilatada sombra afónica de los cipreses
que encolerizan como huellas glorificadas
la pendiente consumida de una joroba crepuscular.
He calcinado el nefrítico tormento para diluir
en tónicas inflexiones, la reuma feroz de los vientos.
¡Oh arrullo suplicante! Juramentos de la oscuridad,
nadie te implora,
nadie guarda las asonadas de un desplegado instante,
avanzamos consumiendo la sapiencia de los besos
en las noches.
Celebro con locura tus caricias peregrinas y suspiradas,
la aldaba milagrosa contorsionada en tus recelos,
el mutismo distraído de mis huesos delirantes,
la lucidez trigonométrica de una señal noctívaga.
Como enajenadas alas y estrategias de venas vitales,
te perfilas resignado, cerrando neurasténicos precipicios,
neumonía de las horas transitan en su ardor profundo
hermético y medular con el fuego. Toma el siempre
para metabolizar mis horizontes,
hule la ternura sin contratiempos, vierte la nada del desvarío,
susúrrale, ella, es nuestra aspiración soñadora ante la
gastritis incoherente del desafío.
Ivette Mendoza Fajardo