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lunes, 31 de julio de 2023

In the pious decimeter of the night

 

In the pious decimeter of the night, life wanders,
like the deranged echo of a sluggish bat.
It believes that glyptic, its companion, has decided
a judged comedy with death, its escape
is frivolous and wayward like a ruthless discouragement.
It often tries to dissuade itself, at the blow of afflicted heart diseases,
knowing well that on each planet it encounters,
the Tedeum resounds in its jungle of pinky and keratin,
it longs for the cavalcade, the river, in its feat of dorsal favor.
The menu of small things of the ruffian huipil, as an honor of pain,
harassing in the protozoan of its sad surrender.
The pieces of advice, slaves in their pollution deception,
sing, growl, their funeral song, a prelude to melancholy.
Its contact lenses, like concrete euphoria, rise,
the babyish face cries, its peremptory essence is transgressed,
a squeeze of observing dolls, of so much destruction,
the work pressure of a love poem, thus it is illustrated,
in the infinite astrolabe of the moribund destiny.
Ivette Mendoza Fajardo

En el decímetro piadoso de la noche

 

En el decímetro piadoso de la noche, deambula la vida,

como el eco demente de un murciélago remolón.

Cree que la glíptica, su compañero, ha decidido,

enjuiciada comedia con la muerte, su escape

es frívolo y descarriado como un despiadado desaliento.

Menudea con disuadirse, al golpe de cardiopatías afligidas,

como tal sabe bien, que en cada planeta que encuentre,

resuena el Tedeum, en su selva de menique y queratina,

extraña la cabalgata, el río, en su proeza de favor dorsal.

El menú de menudencias del huipil rufián, cual honra de dolor,

hostigando en el protozoo de su triste rendición.

Los consejos, esclavos en su patraña de polución,

cantan, gruñen, su canto fúnebre, preludio de melancolía.

Sus gafas de contacto, como euforias de concreto, se elevan,

la carantoña llora, su perentoria esencia se trasgrede,

un aprieto de muñecas observadoras, de destrucción tanta,

la presión laboral de un poema de amor, así se ilustra.

en el infinito astrolabio del destino mortecino.

Ivette Mendoza Fajardo

sábado, 29 de julio de 2023

En la garganta del viento gnomo

 

En la garganta del viento gnomo, mi voz se escapa ligera,

revolotea como un ave, libre, sin fronteras ni empellones.

Vestida de rostros suplicantes mi alma, se eleva gallarda,

cual cometa en cielos, sin cadenas fieras dulcemente.

Cual Quijote en su andar andariego,

sin miedo ni calma, ni tropiezo ni barreras salva,

navego en la aventura de alcanfor, con espíritu audaz.

Derriba y aprieta castillos de grises murallas y mentol,

buscando horizontes politeístas de un mundo veraz.

Júbilos y duelos, en coro se entrelazan confianzudamente,

mis emociones, versos en armonía sutil y proyectada.

El vino del corazón, canta sin tregua,

un brindis al universo, poesía renegada entre párrafos.

Ivette Mendoza Fajardo

viernes, 28 de julio de 2023

En el cielo nocturno de tus sueños

 

¡En el cielo nocturno de tus sueños, oh un gemido estelar!

la luna, cáliz de corolas, en su esplendor divertido,

y el viento danza, supersticioso y misterioso y leal

acariciando la ingle de la noche arrebatada en su fulgor.

La tormenta arremete, feroz y crédula,

como guantazo furioso de la ira divina y asesina,

y en la intemperie de emociones indómitas,

se esconde un sol radiante tras la cortina de ámbar.

La greda del pasado, hoy se sedimenta como

en la historia que teje este tiempo errante,

y en el equilibrio frágil, pero eterno de furias,

reposa el alma, en su vuelo titilante.

He sedimentado dolores y pesares y rescoldos

como vestigios que el tiempo va dejando,

pues en cada guantazo de los avatares,

aprendí a seguir, sin quedarme esperando despacito.

Así…así nomás.

Iv ette Mendoza Fajardo

martes, 25 de julio de 2023

Mis dedos saltan la quebrada imposible

 

¡Mis dedos saltan la quebrada imposible...

¡Y se tonifican por el chorro de la amabilidad!

 

Veo sus uñas sobre un día de ojos

extraordinarios...

 

La boca con sus gestos, nos brinda

cálidos y espirituales besos.

¡Su mareo es la imitación de su voz infinita…!

 

Los errores bancarios cazan de la estrella sus arrugas

y veo un préstamo sonriente vertiendo llantos

de payasos

lágrimas que van entrelazadas en los encantos

pectorales de medusa y adivinan el futuro

sobre su colores y morfemas peculiares.

 

¡Pensaron en mi... en nuestros pragmáticos placeres

y comprendí que la modorra es un experto mujeriego…

Y el mar… la fortaleza del mundo...

de la humanidad entera.

El dolor vive en el indecente escalafón... en mi…

en lo que nunca fue aconsejado,

Perdóname no tenía idea que era hecho de egoísmo

ripioso, pero... así…así discreto…

Ivette Mendoza Fajardo

domingo, 23 de julio de 2023

Aquí estaba un piano meditando

 

Aquí estaba un piano meditando,

se hincha en sus teclas dolorosas

sobre los atardeceres capilares.

Soy otra nota musical entre miles, las

gafas de la dislexia,

escriben fatuos pentagramas,

entre mis pesares escondo la rueda unicelular.

Yo también entierro la ceguera de la necesidad,

el pleonasmo del encuentro.

Y no diré que conquistar toda una década,

las termitas consoladoras

ya arrasaron a mi descendencia.

Hay videollamadas que negocian

en funerarias,

se pelean contra la encomienda

y sobreviven a sus mitomanías.

Otras que perturban

con sus formas de hacer detalles,

sus dientes perfectos,

la prueba del alcohol de sus dedos.

Yo sólo navego lentamente

en la casualidad de la noche,

toco entre cuchicheos bailarines

bajo lo bota crucificada de Dante

el poblano transmisor que construye

mis secretos, la música de Nemo.

Ivette Mendoza Fajardo

jueves, 20 de julio de 2023

El martirio del pan que no ha recapitulado


El martirio del pan que no ha recapitulado

aprieta su esternón,

una frente tersa de música mansa,

la curvatura del alcohol que no encuentra

su salida,

el diseño rábico del amor donde anuncia

su adiós lejano el reverso.

Cómo no manifestar a este fatuo fuego

acostado en sus tres soles,

pidiendo fiado como un río viudo sobre

la cara del disimulo.

Debate esta esfera doblemente triste:

Reprogramando saludos sus dos orejas,

oh ave maría del escándalo neófito

en que lo habrá convertido su reaprender

del gozo.

Su gratitud rotunda busca su soberbia

para lograr la terrena nada.

Estrés oportunamente canino,

el ladrido del universo paralelo.

Cómo no sentir a ese chiste inverso

que atraviesa el alma

con la sordera de almíbar en un espacio

vacío en las cejas.

Ivette Mendoza Fajardo

martes, 18 de julio de 2023

Por no desglosar fortaleza heredada disfuncional

 

Por no desglosar fortaleza heredada disfuncional
del “imitar”, revolcada a la producción sazonada
de nervios ancestrales
que manipula la historia sobre un lienzo matriarcal;
con el hilo virtual sonando en el borde avezado,
el debate esencial se iza infiltrado,
prolifera entre el primero y segundo pensamiento
en cáscara de rabia deponiendo por lujuria
a un cuerpo de agua lampiño
que considera y atrapa peligroso su lado amable.
La viagra de la esperanza se hace de la vista gorda
para tener apoyo y audio-enajenado alivio
en la majestuosidad de sus pies bicicletas
en la que ya no suele ser cabriola recién alumbrada.
¡Ah de nuevo aquí!  es ése solidario despertar,
el novicio desliz que se da cuenta triangular sin voz ni voto,
el simbiótico perdón experimentado que viene a catar
el jugo menstrual del resentimiento reciclado de muchos siglos.
Ivette Mendoza Fajardo

domingo, 21 de mayo de 2023

Irisados elementos

 

Irisados elementos comineados cuyas lucideces
truecan con las emociones siderales;
cuyas narices son las linternas voladoras
del propio gene que les dio fructíferas vidas.
Arrinconados a las estrellas por sus virtudes
se vacilan cosas como encantadas y dilectas;
se peinan a las puras violencias innecesarias
y ya son misterios colgados a la tristeza.
Observadoras tan Penta vocálicas se presienten
en su término solo de una existencia tan poderosa
mientras las consonantes están de fiesta
nostálgicas y ausentes.
Es que hay un zanjón que pedía mucho tanto así
que toda su edad de oro se levantaba solo
al tocarlo en su martirio ante un arbusto generoso
quemándose en la llama de un beso asimétrico y
risueño.
Ivette Mendoza Fajardo

sábado, 6 de mayo de 2023

La pesadilla en las capas del ozono

 

La pesadilla en las capas del ozono
La estancia sufre en el espacio de un abrazo quieto
Un murmullo zodiacal a través de la nostalgia
Con orejas y parlantes la edad maullaba
La noción del tiempo que comenzó el conflicto
La mezquindad con que se elaboran las directrices.
El reto que sopla la cara de las necesidades
Y una placenta que acusa
la constante primaria de lanzamientos románticos
y la hemorragia silicona del atributo.
De la sensualidad inmolada de reingreso a la poesía
A la inauguración y nivel de tiesura del
método euclidiano
Encontramos
Pacificación por el impertérrito almanaque lunar
La imposibilidad del lado izquierdo de la boca
de un ordenador.
Emoción mutua con los colores del cuarto creciente
de la luz
Resultados psicométricos de luna testaruda gimen,
mosquean las horas de tostar verdades
Cielos unitarios de siestas fúnebres expresan:
su desamor a la bolsa de valores
a la infancia ninfómana de bienaventuranzas
multiplicadas con hocico abierto
con el desánimo de la Torre Eiffel
rechazan la pastilla de cuerpo encorvado
y formula renovaciones minimalistas.
Ivette Mendoza Fajardo

domingo, 30 de abril de 2023

Un asfalto perpendicular tirita en el cielo

 

Un asfalto perpendicular tirita en el cielo
y su agonía es el espacio que aleja el
privilegio impávido donde ahora se acopla
a contraluz.
¡Espese su cuerpo fluvial a talón grisáceo y rebota
instaurando cerrazón en desconsuelo, divagando en
serotonina alada!
Hay un escondrijo cobijando picardías en
las grandes pausas viscerales del verbo nocturno.
La impiedad del prejuicio de la noche
y su plomiza ilusión conocen la resonancia sufrida de
un silencio quebrado, simplemente carente de carne
¿el reflejo se abstiene?
El costado del costo mejor es un chiste parcialmente
nublado.
Dicen que una madrugadora madrugada
es del mismo color de un balancín respirado por la vida.
Todo lo demás es pura carátula desafortunada.
Quizás es un ruedo que derrocha desajuste emocional
y se escucha cuando cae desde el agua para siempre.
La impotente cordura se retracta
hasta la permanencia agazapada de un día exacto.
Astuto pájaro del tormento su faceta negra, maltratada
por profanos intentos, una descalza actitud, casi celeste,
nos dice que el reencuentro está entre un gramo de celo
y una nostalgia sapiente.
Ivette Mendoza Fajardo


viernes, 28 de abril de 2023

Ahora, me parece importante

 

Ahora, me parece importante que la frente de la noche
va saliendo del jugo prohibido del mundo,
mientras su velatorio sigue empotrado
como un resuello de ave mirando el pan de cada día,
buscando también luz de su ciencia revivida.
Hoy, pienso que ese porque escuálido tiene el
poder de sonreír
y a través de la lombricienta broma perpendicular al viento
puede explicar una retorcida y móvil verdad,
por eso insiste, agarrada, a este cuerno de la vida.
La última reflexión de desafío, volcado
en un estado durmiente parece a la tarde extendida
como un arranque desenfrenado
contra la pierna de la humanidad.
La pendiente de la nada suele tener el espesor
de un mérito crudo.
Un lamento de azúcar tiene sólo una parte
de un acomodamiento casis carcomido
por la muerte de un más allá que tiene la expiación
de un miedo secreto interrogado.
Ivette Mendoza Fajardo


miércoles, 26 de abril de 2023

Enfadada la tristeza es ...

 

Enfadada la tristeza es la hija hirsuta del corazón,
el mal que caía sobre las piedras de la necesidad,
una mujer tatuada dentro de mis emociones,
la palabra virtuosa en el eco de un ombligo olvidado,
un diablo prestamista con la capacidad visual de
un acordeón alcohólico,
La escoba generosa que barre los días de apellidos
funestos desde la encarcelada pasión,
la edad que zurce los congojosos calzones de la
libertad envidiosa,
la ilusión que empuja la duda en la ingeniosidad
de una foca,
el agua que vigila las recámaras de la serpiente
impresionando mi afán,
la infancia que invadía impunemente el salto
de las manzanas temblorosas,
el gorrión que abre las puertas de mis visiones
góticas,
una razón estrellada en los trasplantes musculares
de un éxito esforzado,
las enaguas de la vida donde la tarde gasta su
dinero desmesuradamente mientras tanto
el amor pronuncia a cada rato la queja de un
garabato racista y desleal.
Ivette Mendoza Fajardo

martes, 25 de abril de 2023

En esta imberbe mañana todo sabe distinto

En esta imberbe mañana todo sabe distinto.
El sol es
una florecilla mirándonos
dentro de un humor nuclear
su boca un
cielo que busca la buena música,
un alma en período de extinción
un buzo que busca dentro de mi
cabeza aquel mundo que ya no es redondo
los ángeles jóvenes reconectándome
de nuevo a la poesía
porque comprenden y activan
mi corazón en su altura
o, simplemente,
las letras muy delgadas,
formando ilusiones
que disparan espíritus saludando
tus mañanas ...
Ivette Mendoza Fajardo


viernes, 16 de diciembre de 2022

Dilatación de zozobra

 

Dilatación de zozobra que cede consistencia
en la reverencia menor de la pupila
como figurar el retumbo de las conveniencias
y la huella de la retina en su revés menospreciada
de entusiasmadas intercalaciones sincrónicas
las pisadas de la noche son el reencuentro de las almas
la mano izquierda de la bala cae en lo insondable
en el taburete de mirada a cuatro lunas de distancia
en la centinela de tormenta frasco diligente de mi yo
en el acontecimiento mismo alternado se engendre
es la constancia del ser en el instante del descuido
como impostura del mundo en el boceto de algo coherente
y no como trivialidad en el automático donde hay desmigajada
imposibilidad envejecida buscando noches en el deseo
¡ala mayor ascua de melancolía! ¿llenos de senos un vendaval?
Mordaza de proposiciones hermana de la felicidad dobla el
fondo que desfonda la ruta del odio rociado de anuncios
hurgando afectos de radiaciones de aserrín de escapes
tic tac sobre émbolos catedráticos en la primavera de la hormiga
que colecciona luz en mis sentidos ¡ay ahora la hora requiebra!
Ivette Mendoza Fajardo

lunes, 21 de noviembre de 2022

Sangre de vértice y corazón de oleaje íntegro

 

Sangre de vértice y corazón de oleaje íntegro destruyen
el eje elíptico de una piedra engolosinada y
sólo queda esa duna cotidiana del gozo amenazado
por donde impresiona a polaroid un pez en mi memoria
flanqueando hormigas prisioneras de elixires amanecidos.
Apetito compacto de muelas equivocadas
a lo largo del camino es una habichuela amedrentada
que con una mano herida de mitos primogénitos
sestea en la pradera lumínica de la metáfora.
Deletrean astros rotos embelesados de brizas
y nogales convergidos neutralizados de viento mártir.
Lejanías barnizadas educan tu actitud de ave
cansada, olorosa a tiempo nuevo,
organismos biónicos de voluntad perforada, todo
lo vivido lo multiplican, reptando tornadizos
husmeando una muerte prófuga para difuminar
su soledad rectilínea donde
ve un pie despierto y frío
que espolea con impulso en otro pie en lumbre.
Ivette Mendoza Fajardo


viernes, 18 de noviembre de 2022

Todavía sigue humeando la silueta de los siglos

 

Todavía sigue humeando la silueta de los siglos.
En el santuario las voces labran los montículos
y el metal en giratorio ensalza lenguas de agobios.
Un estornudo se ha erguido desde las bocas de los mares
y su cabeza deprimida calcina molleras narizonas.
Cutis de botella minimalista acaricia tumba prejuiciada,
un tatuaje doloroso ríe y el gran pecado quebranta la espera.
La pubertad un guijarro enloquecido de índigo y fuego.
Los papeles entusiasmados huyen de la tiranía de sus huellas,
sus almas se recuestan penando en las hendiduras del vacío.
Apalabrar el camino en cada pedazo de mundo de humedad
filosófica es deglutir guiñapos ciegos.
Sayuela desplomándose para refrescar olvidos con sus suaves
manos sin comprender sus quejas.
Alabada por las tinieblas la noche esconde sus marañas para ser
hija del mañana.
Apacible es el espíritu del alba que el céfiro desgarra en una
autopista inyectada de quimeras.
Espacio vendado por insectos en un instante necesita descansar
estrellando pronombres posesivos girando por la vida.
Madreperlas de estrellas cargan mis tristezas de cosas espontáneas
a veces tiemblan embriagadas de somnolencia.
Ivette Mendoza Fajardo

jueves, 17 de noviembre de 2022

Cadencia entre pechos reflexivos


Cadencia entre pechos reflexivos, los ayes en la cara,
y un epígrafe que solloza en las borrascas
―al no ser elemento consentido caprichoso ―,
la mano atormentada del miedo
 exprime el silencio y sus vertientes entusiasmadas
de percibirse y retocarse en el vacío, cuando existe
―si no la trivialidad del desmigado pretérito ―,
lo nivela, dejándolo desperdigado…
Lo minúsculo que lo trascribe,
enmarca ―con semblante solidario al dígito,
que a su elíptica forma subversiva la disipa…
Y en lo inmortal, o mortal vagabundea
―con su músculo de infinito tenso y desarropado
de la sagrada y facunda luz que: ¡la circunda …!
Ivette Mendoza Fajardo

martes, 15 de noviembre de 2022

Desde la acurrucada lluvia sesgada

 

Desde la acurrucada lluvia sesgada
del crepúsculo apasionado de tus ojos,
mi esperanza se siente abrumada
por el aire sonriente, ya robustecido solo por el olvido.
La corona esplendorosa y la soledad de mi sepulcro
sollozan allí, junto a la muralla de tantas
ilusiones hechas pedazos, como un torrente en el
que arrumba el deseo con su mirada bohemia de música
renegada. ¿Qué quimera es esa que encandila
tu miramiento y a su gracia te encadena?
Broto de un silencio de tiempos y medidas
para la clorofila noticiosa de la labranza
en la penumbra victoriosa.
La conciliación constante del eje despabilado
del tormento lacera mi inquietud
como una jauría demencial de azares
regalándome sus pensamientos.
El contorno tiene muchas caras y soñando,
sus pestañas caminan en el umbral del poniente y
yo soy ese astro que empieza a crecer para poder permanecer
bajo los colores de tus reconciliados y astutos pasos.
Ivette Mendoza Fajardo

domingo, 13 de noviembre de 2022

Con el perfil abatido brillando por el margen

 

Con el perfil abatido brillando por el margen
el abecedario escribe en el espacio virtual
cuando el alba avanza cada vez más ruidosa,
apática y angular al revés y al derecho, sus
gemidos repercuten,  se  engrandecen o se
duermen y los limpia y los halaga y les da de comer
sobre una caldera encendida en la espesura de la
noche y está rodando como si fuera una pelota
y el silencio es una esfinge con angustia de almas
donde se encorvan los cuerpos celestes.
Viene atrapando mi destino y no frota a fuego
tus serenidades; son zarpas enguantadas de arrumacos.
¡Ah cómo desclava el alma al corazón, quejosamente!
Pero tus manos quedan mirándome fijamente como
siervos extraños arregostándose al triunfo de la nada.
En una ratonera de rutinas, el yugo acredita al presagio
una cadena de favores con párpados algebraicos, llevando
la voluntad acuesta. Hoy en día no se encuentra el fulgor vulgar de los
sinsabores , tampoco se coronan de laureles
la cabeza en su curso breve. En salíferos espejos lloradores,
el temblor de tu espíritu no perturba ni abarca la serenidad de tu imagen,
solo es el vuelo que provoca ese lúgubre emisario de la muerte,
llenando de enigmas tus sienes.
Ivette Mendoza Fajardo


miércoles, 9 de noviembre de 2022

Soles taciturnos de organigramas audaces

 

Soles taciturnos
de organigramas audaces abarquillan
magazines de tristezas, obligan
sensualidad al fauno maullador
comprimiendo designaciones privilegiadas,
desmoronando distancias resabiadas
cuando empañan los espejos empíricos
que cesan de escalonar sobre
resquebrajosas vocales que te extorsionan
y te fustigan y te hechizan y te halagan luego porque
yo he tenido un manantial milagroso dentro el alma
para salivar invicta frente a la aurora onírica del engaño
para diluir transacciones acéfalas combadas en el tiempo
para tornarme espectro arrastrando tu barca de obediencia
para empaparme en el hielo no avillanado del mundo
para escuchar dentelladas contritas sobre el perdón orgásmico
no para embadurnarse de castaños instantes
ni para diluir letras amaneradas en el regazo del silencio
tampoco el afán proyecta el fuego averrugado de la muerte
¿El oprobio que examina mi fe en vaguedades atrofiadas?
¡Ah eutanasia de la nada que asga la espada!
Sabia percusión de astro roto que se alimenta
del pan que finge su gloria…
Ivette Mendoza Fajardo


lunes, 7 de noviembre de 2022

La mandolina otoñal del cielo


La mandolina otoñal del cielo se balancea entre la dulcedumbre
con denuedos pálidos que, repentinos, colman los recelos del mar,
y un baúl de angustia desvelada
empapa al traslúcido perfil con una tonada de triángulos derrotados.
En portentosa intemperie desvía entonces por la razón de lo peregrinado,
y casual ungido de luminosidad se amortecen las sombras abandonadas.
Se afana la acuartelada declamatoria en la plataforma estrafalaria de la
canilla y se diversifica cada noche en la puntualidad de lo que no se filosofa.
Tristemente gozoso es el volantín, pues se amarra muy temprano al mausoleo,
lo explora para el sueño.
Siesta del tiempo allanada
caldea con el alma de lo que no aconteció.
Sin ojeras ni parachoques salta el translúcido
sordo en la marejada por ilusionar.
Ingenuo sólo a su destino de ave sin risueños de auroras y miel
seduce en su propia estancia.
Por eso a nadie ruega porque no lo debilita.
Ivette Mendoza Fajardo

domingo, 6 de noviembre de 2022

Marchan los faroles musculosos del mechón martirizado

 

Marchan los faroles musculosos del mechón martirizado
sobre los mares agrios de sudores económicos,
agrandan los valores educados de desmayos inocentes.
Un cabello de burbuja ilusoria chorrea y revuelve
la tos artística de la materia con el beso llovido de dolor
en inviernos analíticos.
Andan, andan nidos del entendimiento sobre el chisme
maquinal de un espanto feliz a la mitad de la locura
cirrótica.
Anda el bien y el mal juntos de la mano, y
la taberna y los puñales del reloj sublimizan
hacia el albo gozo, las inflexiones grises de una mañana
patriota. Tranquea archivos el meme universal al otro lado
de la palanca espinosa inútil y la muñeca de la tranquilidad
celebra sus quince primaveras en la heroicidad del avatar.
El viento lampacea los dados temerosos del destino
en su casa de violetas tontas.
Andan leves los catafalcos amoquillados en monitores
parlanchines.
El pescuezo ladra y la agonía de la curva oscura sube
por las vértebras de la melancolía que entrelazan
la danza oceánica de la soledad roída contra la cintura
del árbol piadoso en su encuentro bilioso existencial.
El mazo es pillado por audiolibros guardando pixeles
dentro del bolsillo y el pixel es pixel aunque se apague
y se bloquee solo.
Ivette Mendoza Fajardo


sábado, 5 de noviembre de 2022

En el hierro esquivo del caluroso peñasco

 

En el hierro esquivo del caluroso peñasco
batalla incesante la ingle orgullosa del estruendo,
como el acento del resplandor saturado
de la pupila viajera que en el orbe sin queja
va
retozando en su fugaz recorrido sobre el
alborotado viento descollante,
mientras tanto escucho una lágrima rebullir
que fragmenta
la bramadora celosía de la nada.
El giro amohinado se transforma
en la adolescencia de la colmena 
y en el invierno de la versión masculina,
se aclimata al gris canalla de la bandera
crucificada por
su propia argumentación equinoccial,
¡Hay algo más!
su altura liberadora de las cosas crepita
en el espejo desdeñado de sus labios;
una aureola salta solitaria en el análisis lluvioso
del instante, traquetea de gozo entre la hojarasca.
Una paz abatida de humillaciones evoluciona
desde los antojos pectorales de la marea,
que se atragantó de peces y corales
hacia las orejas del empacho de la fatigosa lontananza.
Ivette Mendoza Fajardo

viernes, 4 de noviembre de 2022

Fragmentos de silencios nómadas sobre la mar

 

Fragmentos de silencios nómadas sobre la mar
lógica dormilona y emoción revesada de tiempo
incrustados en el idilio turbado de las hojas.
Envenena la malicia a la eternidad remendada,
apenas chispas de sollozos lamiéndose sonoramente.
Cálculos de una campana inútil ya en la permanencia,
ostentando por manuales orates de
cosquillas nacidas desde ayer,
como la lengüetada vesical de ave secular
en el hondo de átomos que admira y lo mastica.
Arroyos enyesados de sed en auxilio costilludo
vegetal sufriendo.
Humilde palanca que se turba alrededor de
la silueta solitaria de los ojos.
Asombro de tobillos círculos velámenes azotes.
Apaciguada perspectiva de la inusitada ocurrencia
que ahorca de la vipérea congoja cascaruda al cerebelo de los días.
Ivette Mendoza Fajardo


jueves, 3 de noviembre de 2022

Una ninfa dialogante


Una ninfa dialogante se tragó el tiempo
encopetado de manías logarítmicas,
se tragó los más funestos entendimientos de
las nebulosas sagradas de una flor dudosa
y la eternidad multicolor que jugaba con el destello
de la ilusión, redactaban sus versos bufonescos
de tardes venenosas en galopantes misterios
del dolor amniótico.
Los mares eran una disculpa para obstaculizar
los problemas computacionales de brújulas carismáticas
que custodiaban un engendro óptico en sudorífica
comprensión.
Mientras tanto el párrafo interrogaba sus vanas confesiones,
congelaba secretamente la membrana de su imprudencia
donde debía caminar veinte kilómetros hacia al más allá,
espolvoreaban pedazos de crepúsculos cazando virgos
metapsíquicos, celestes que añoraban su valor inexplicado en rumor
hadado, y nada se lamentaba en esas constelaciones de alcanfor,
¡Oh dócil control de sospecha letal!
¿Qué ninfa dialogante rasca fracturado orgullo?
La fidelidad de un bullicio que come con sus manos torpes es
la cabellera taciturna de ella en requiebros de luna frígida astral.
Ivette Mendoza Fajardo

miércoles, 2 de noviembre de 2022

Oh, mañanas del bombillo

 

Oh, mañanas del bombillo.
Noviembre, grumoso
de otoño y hojarasca mustia el alma,
azaroso al beneplácito de la silueta del perfil,
que fantaseaba con las jaurías de horizonte.
Lo ególatra del tiempo y mecha aturdida del atardecer,
son las fastidiosas emociones de estar encandilando
al deleite y al lamento de néctar nuevo.
Oh, mañanas del bombillo, sintiente en máculas
y albures, amaestradas de sal, amaestradas de viñas.
Qué vacío este sentir y analizar si vacía el alma
de sonido, de viento y brújula, de fotones y mieses,
se reconforta en la histeria del manuscrito.
Qué vacío el abofeteo que da la soledad soberbia,
hacia la exaltada calistenia de los segundos.
Ivette Mendoza Fajardo

A la hora en que la fortaleza del ruido

 

A la hora en que la fortaleza del ruido
primaveral de la bancarrota se somete
como un nudo normativo por lengüetas
del mangoneo,
el maniquí regala textos rumorosos
mientras vive su morir en la oscuridad vestal,
del oscuro acaecer del tiempo que lo rodea.
En el mismo instante que el encontronazo de sol
y el encrespamiento de aguas raras se arrepienten
de su suerte, la música lloriquea como
un viento encopetado plañidero.
Un lobo zalamero del color de draconianos crepúsculos,
se consuela en la noche ofreciendo su fauces de letanías.
¿Qué locuacidad mamífera agrietada lo aprueba rejuvenecer?
Ivette Mendoza Fajardo


domingo, 30 de octubre de 2022

La moneda imperiosa disfruta su epidermis de oro

La moneda imperiosa disfruta su epidermis de oro,
se auto-reconoce una luz en su colectividad filológica
en un instante en que la urna de cristal aparece viva.
Cuelga de su rectitud, su abellacada fijación a su propio yo:
mientras desvanece una mueca de un entusiasmo
embrolloso.
que levanta del barro a sus pies su esfuerzo fútil,
inverna en la modesta eternidad, la testarudez sofríe de
otoños el mundo,
vuelve el calor al miedo, hay oxígeno en penitencia
y el éter no restituye a la mímica
que encomienda su espíritu a la fiebre de las posesiones.
Todos y cada uno parecen embobados por la alegría suspicaz
que produce el vacío,
¿Acaso persiguen en su riqueza azurumbada
el elixir sempiterno de la vida de oro?
¿Qué nos deja un moderna moneda acaparadora de brillos?
Y de nuevo, el alma que nos mueva a oscurecer.
Una sed rebalsada en el viento terebrante
Un desdoblamiento más, repetiría el alba,
Un desdoblamiento más en las etéreas garras
de la soledad.
La moneda imperiosa, ese feroz derrumbe, aliado.
Ivette Mendoza Fajardo




sábado, 29 de octubre de 2022

El bostezo aprovecha la suavidad del odio

 

El bostezo aprovecha la suavidad del odio
y la dureza del amor para asustar al claroscuro
en el desgaste derrochador del olvido y un
placer confuso pierde vuelo en la bestialidad
desnalgada del infinito.
¿Por dónde duerme su asombro hecho arcilla?
Ni los paralelos espinosos echan raíces
por el agua blanda del contratiempo profazador.
Ni las nubes ondulantes de los celestes gritos
llegan a recobrar amores ciegos en pleamar.
¡Oh acalorada quietud! Un continente de susurros
dentro de piedras oráticas fecundan mi apocalíptico
dolor, tan traicionero como seducido por lobos
alagartados en pantanos lamentosos.
Noción imaginaria de luna alucinante se compromete
a rezarme la vigorosidad de sus últimos días, contrafuerte
de una tentación que fue buscada en la plenitud
de su democracia virginal. ¿Y qué pasó después?
¿Era la nada en sus descalabros?
Pertrechos que se alisaron, cual corceles vanidosos en celo
permanente y se ilusionaron en ser una lluvia eléctrica de neón
en los tentáculos de la muerte para rechinar sus dientes
de alquitrán, para jactarse de su luz hecha penumbra bajo los
colochos brunos del tiempo.
Ivette Mendoza Fajardo




jueves, 27 de octubre de 2022

La canción tiene universos paralelos

La canción tiene universos paralelos...
ejes y vectores en la distancia ciclotímica, hoy más que antes
-mil ojos grandes regicidas como huecos sin sombras afligidas-
¿Y el minucioso prisma que ecolalia no olvida?
La canción vive su vida con ideas delirantes y no se escabulle,
con el filo de la tarde musitando perplejidades,
hiere los cometas con sutilidad devoradora y charlatana
y entre agonías y sudores duerme con sus esqueletos de almas duras.
Entonces, se esconde detrás de los telones de la aurora mística,
deja una que otra astilla en mi entraña freudiana.
¡Me arrulla el aire de recuerdos parabrisas y comatosos!
Aleteando cava juicios acariciando los sepulcros, 
sepulcros que se refugian entre formas tontas y vibrantes,
intrusos quizás en cualquier lugar, mientras en el laberinto
celestial brota la canción con la suelta melena fuliginosa de la psicología.
¡Ah las últimas canciones densas de pensamientos audio- mudos!
Y me entretienen y me hacen disfrutar el mundo que gira al revés.
¡Oh la canción muerta y regicida del firmamento musical!,
Cual lunas que huelen a jocosa amargura,
buscando cuerpos en letras ya roídas por soledad universal.
Ivette Mendoza Fajardo



miércoles, 26 de octubre de 2022

Brilla la oscuridad con sus ojos parpadeantes

 

Brilla la oscuridad con sus ojos parpadeantes,
se aclimata en el dorso de mi alma
y ese brillo trae restos del Big Bang,
restos de sollozos melodiosos    
de estrellas que no han nacido
o que se desvanecieron,        
entre agujeros negros
y la oscuridad es un ojo mío pegado a tu
niño interno
y en nuestro entorno
un gira-sol ataviado de oscuras esperanzas.
Plenilunio en
oscuridad extasiada,
sensibilidad gravitacional y marea trascendental ,
labios giratorios en regodeos
alameda de corazones 
rencarnando, fruteciendo
el océano que nos hace un fotón de luz
hasta perderse.
Ivette Mendoza Fajardo



El chischil entró por la puerta de los sueños

 

El chischil entró por la puerta de los sueños gentilicios
a un ordenador varado sobre la rutina reconfortante del mundo,
para posar en números binarios en las arterias de la inocencia,
donde los emoticones navegan lentamente como tortugas necias.
Un pixel es un adiós invertido, una trompeta
espantando el andamiaje de la soledad en blanco y negro.
Un escuadrón marcial de hormigas
que ataca el RAM y lo convierte
en nostalgia electrónica y pereza reprogramable.
La comitiva de la añoranza apresa contrariedades
de nivel neural en regodeos,
machaca unicornios a mansalva, pregona un deseo
cuando duerme el zócalo de la hierba estructurada
en el fusible constelado de entusiasmo fotográfico.
Al reverso
la inquina del monitor desorientado es un kilo de luz recién laminada.
La brizna del pellizco, una mano otoñando en las ventanas
rupestres de la vida
que me deja su resuello en el alma y el amor virtual
en una galaxia mimosa, indoblegable y futurista.
Ivette Mendoza Fajardo



martes, 25 de octubre de 2022

Bajo la misma escafandra


Bajo la misma escafandra que el tiempo ha oxidado
se desordena la memoria matutina del chiflido astral.
En el novísimo verdor entristecido
la pregunta malsufrida se retuerce, se cierra en el frío
en cometas sañosos que el hierro injuria.
La onda acústica me juzga me condena
como un metal rayado por un relámpago exorcizado.
La noche taimada torna su oscuridad en transparencia.
Las ideas se golpean contra el viento mojigato
.

Nada se rellena ni se evacúa
en el rosal de la sepultura mugidora.
Ni el árbol problemático en su exilio renunciará
a su conocimiento.
Ni el séquito del misterio regresará tímido y elocuente.
Ivette Mendoza Fajardo




lunes, 24 de octubre de 2022

Flor ansiosa

 

-¿Quién recordó la benevolencia perenne de la flor?
¿Quién volatizó el pequeño obelisco de la hormiga,
de la abigotada piedra donde se acopla la ansiedad?
Cuando la falange murmulla ya deja de respirar silbidos;
la cautividad es la linterna voluntariosa que ampara
su flor de vagarosidad filtrada;
la flor que no rompe ella misma el umbral
irrazonable de su gentilicio, de su propia xerocopia
aniquilada como un dragón de delirios hasta el fruto inmortal.
¡Su reconstrucción se atiborra!
Ivette Mendoza Fajardo



sábado, 22 de octubre de 2022

Oscuros tonos abatidos de las tempestades

 

Oscuros tonos abatidos de las tempestades,
antojos, arcoíris, mármoles, entre ilusiones
melifluas que nadie ha tocado, allí, en el piélago,
donde un adagio hilarante, contra la perorata del sol,
hunde la mañana al fondo del infinito y el reconcomio
le absorbe con su boca perplejidad sombría.
¿Qué hipérbaton vitupera su apoteosis si cabalga
en lo más estrepitosamente blancuzco del silencio
maniobrado por el translúcido y dulce?
Pero en la hipérbole que contagió la chafarrinada torpe
esa diadema carnal del reconciliable vértigo
parece un peñasco altivo; y está persiguiendo
y callando impunemente al indefenso estancado.
Alguien esculcó en reverso la noche y las estrellas
respiran abandono por segunda vez como una sideral
herida. De su labios brotan las silentes madrugadas
y fanatizan de vez en cuando hilos de calma de luna prolija
sin dejarse amordazar, mientras un relámpago
pertinaz se percude…por claro y oscuro.
Ivette Mendoza Fajardo



viernes, 21 de octubre de 2022

Preposición rocambolesca del oropel silencioso

 

Preposición rocambolesca del oropel silencioso,
diversión y consuelo que impugna al encontrarse,
azora en nervura a los ojos, los aturrulla y reubica.
Charles B. bebió en esta feble remembranza
un sonido emocional de quimera en estrépito marciano.
Hacia el esbatimento del pañuelo el camino se enajena
y nadie sabe si constriñe o si un día desacerbe
a mantener su luz la ecuanimidad del tiempo.
Mientras suben los coloquios el alma de aquel camino,
las más estrafalarias maneras conjeturan luego a obstinarse,
a dejar ánimos destrabados bajo un mundo despiadado.
El fanático acaso siempre es la herramienta que azuza
lo irrisorio de los cielos.
Ivette Mendoza Fajardo



jueves, 20 de octubre de 2022

¿Dentro del corazón pacificado?


¿Dentro del corazón pacificado?
se pacifican feroces tinieblas,
tinieblas que marcan los pasos
de una conciencia añil, añil de espectros
fugitivos que se enmarañan con tiempos
convulsos, con carmines dilectos,
con vestiduras de luces fugándose
en la equivocación rumiante de la vida.
Y mi cuerpo era la insignia cegada
que atravesaba el mundo
hasta el punto de fosilizar
la terquedad de fuego ya frío.
Tiniebla grandiosa de sensatez planetaria
entre planetas no siente la necesidad de
conspirar y ya no desmenuza mis devoradas pasiones
ni en sueño de reflexión popular
ni en el torrente de ojos congelados
ni en la boca espectral de su linfático delirio,
muerde sombras de agujeros sumisos,
de vientos sin ombligos en la campanilla de
sus males hasta saborear el ultimo día
su consuelo mendaz.
Ivette Mendoza Fajardo



miércoles, 19 de octubre de 2022

Se pierde la catedral del tiempo en la sonrisa del insecto

 

Se pierde la catedral del tiempo en la sonrisa del insecto,
la trinidad de la historia roja se soltó a rienda suelta,
cabalgando en la percha de un lenguaje arcano. Por siempre
la cintura mimosa que maquillaba el yugo arrogante,
en desmemoriado momento de un poder sonoro,
se quedó zumbando al rudo cañón por la gran tozuda victoria.
Nudo de ondas huérfanas las indumentarias picaflores,
bozales fugitivos pintados de siglos y vientos,
bajo la magia oculta, perdí el mercurio milagroso
del alma.
Ahora mi esencia es un tronco insensato en su desnudez
total envolviendo un ángulo resignado,
esclavizando transparencias y yergan y yergan cada instante
sobre su opinión clásica.
Ivette Mendoza Fajardo



Fragmentos de circunferencias vigorosas

 

Fragmentos de circunferencias vigorosas se tornan fuego
en cada hipotenusa con destino alelado
de la sangre achicharrada, la asíntota horizontal sacude
la lámpara feroz de su polígono, que no pernocta
en la mitad de amplitud dolida
de miseria que se acumula amarga en la memoria.
Si los cinco sentidos dialogaran
tú me escucharías,
si se detuviera el tiempo entumecido
los planos cartesianos hablaran a calzón quitado.
Detrás de un fulgor oscuro,
que no estremece
la guija de los corolarios y el prestigio de
de un ángulo obtuso ,
sus rodillas lloran las raíces cúbicas de las estrellas,
sobre un ansia cercenada en blanco
y a pecho abierto.
Se tentó el poliedro risueño a pie firme,
y más firme que nunca
se ha doblegado ante las horas que aún no me observan.
Rubores de números fraccionarios entrometidos
están encaramados entre las ramas de mi universal destino
y se anidan…
y se anidan…
sobre la posible afinidad disconforme de
triángulos rojizos y blancuzcos del atormentado vacío.
Ivette Mendoza Fajardo